Historia de los reyes vitalicios del Festival Vallenato
A los artistas escogidos para la distinción de reyes vitalicios se les valora su trabajo por su aporte inmenso a la música vallenata.
La Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata creó la dignidad folclórica de reyes vitalicios en 1999 para exaltar a los juglares de la música vallenata que no hubiesen sido coronados reyes en la competencia del Festival Vallenato.
A los artistas escogidos para esta dignidad se les valora su trabajo por su aporte inmenso a la música vallenata, en su forma original y auténtica, cantos que hayan trascendido en el tiempo, fronteras y generaciones.
Primer Festival
Para agosto de 1998, el Festival Vallenato había escogido a Emiliano Zuleta Baquero como el homenajeado de la edición festivalera de 1999, de común acuerdo con el acordeonero, por ser él la columna vertebral de una de las dinastías más importantes del folclor, creador de grandes canciones representativas de nuestra cultura, incluida la más universal del folclor vallenato: ‘La gota fría’.
Emiliano fue participante del primer festival vallenato, donde enfrentó a Luis Enrique Martínez; ‘Toño’ Salas, con el canto y guacharaca de Leandro Díaz, Ovidio Granados y Alejo Durán, a la postre primer rey vallenato.
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Emiliano Zuleta llegó hasta la final del Festival, al concluir su presentación en esa fase se sintió ganador y exclamó victorioso: “Ese maíz ya está pilao”, y se fue festejar con sus amigos, sin aún conocerse el veredicto del jurado conformado por Rafael Escalona, Gustavo Gutiérrez, Tobías Enrique Pumarejo, Jaime Gutiérrez de Piñeres y Miguel Facio Lince.
El jurado decidió que hubo empate entre Alejo y Emiliano, por lo tanto, debía haber una nueva ronda, entre ellos dos para definir esta paridad. Alejo subió nuevamente a la tarima e hizo su presentación.
Pero, al ser llamado nuevamente al escenario, Emiliano no estaba presente, un emisario fue a la casa de los Namén, donde se encontraba emparrandado celebrando el supuesto triunfo con sus amigos Andrés Becerra, ‘Poncho’ Cotes, Alfonso Murgas y su cajero ‘el Monito’ Arzuaga, y le avisó que le estaban haciendo un nuevo llamado a la tarima.
Andrés Becerra, compadre de Emiliano, respondió: “Dígale a Escalona que no sea pícaro, que eso ya está ganado”. La ausencia de Emiliano al nuevo llamado, le dio el triunfo Alejo.
El homenaje que Emiliano rechazó
‘El viejo Mile’, ante su escogencia para ser homenajeado del Festival Vallenato de 1999, le manifestó a ‘la Cacica’ Consuelo Araújo Noguera que “solo la muerte” impediría su asistencia. Cuando el festival ya se promocionaba profusamente con la imagen de Zuleta Baquero, la Gobernación del Cesar organizaba un festival alterno en el coliseo Julio César Monsalvo, con competencias de primer nivel, concursos y sus respectivos homenajeados. Para esos días, intempestivamente, se conoció una lacónica carta de Zuleta, en la cual declinaba la exaltación del Festival Vallenato y aceptaba el de la administración departamental.
Ante esta declaratoria, Consuelo Araújo manifestó que respetaba la decisión del juglar: “Porque lo queremos y apreciamos mucho, pero el Festival Vallenato continuará su marcha”, dijo. Ante este traspiés surgió la figura de los reyes vitalicios, había que suplir a Emiliano con una figura del mismo nivel.
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Se barajaron varios nombres, la cacica sacó el as debajo de la manga: los reyes vitalicios serían cinco, en vez de uno. Uno de ellos fue Lorenzo Morales, acordeonero con estilo de nota picada y creativa, versátil compositor y verseador, férreo contendor durante 40 años de Emiliano, confrontación que se convirtió en la piqueria más famosa de la música vallenata, a través de la canción ‘La gota fría’, Morales es el personaje central de esa canción.
Abel Antonio Villa, el padre del acordeón, se reconoce de esta manera por haber sido el primer acordeonero en grabar música vallenata en estudio en Barranquilla, creador de un estilo musical propio, autor de legendarias canciones que hoy siguen siendo emblemáticas del folclor.
Rafael Antonio Salas Araújo, conocido en el mundo del folclor vallenato como ‘Toño’ Salas, acordeonero de la más rancia estirpe de la música vallenata, además cantante, compositor, repentista, en esta modalidad fue rey en el Festival Vallenato 1982.
‘Toño’ era medio hermano de Zuleta Baquero, con el que también tuvo una dura riña musical, la cual duró 40 años aproximadamente, contienda de la cual quedaron las canciones ‘Equivocación’, ‘La misma cría’, ‘Pico y espuela’, ‘La piquería’ y ‘El gallo viejo’.
También fue designado Francisco Rada Batista, conocido en el ámbito musical como ‘Pacho’ Rada, el rey del son. Legendario por su enfrentamiento con el diablo en las montañas de Plato, Magdalena. ‘Pacho’ fue rival de Emiliano y Lorenzo Morales, quienes por el origen campesino de ‘Pacho’ lo bautizaron ‘El tigre de la Montaña’, apelativo que Rada Batista convirtió en canción, retando a ambos rivales a la reyerta musical, pero nunca obtuvo respuesta.
Andrés Landero, destacado acordeonero oriundo de San Jacinto, Bolívar, protagonista de grandes batallas musicales en el Festival Vallenato, el primero en 1969, cuando enfrentó a Alfredo Gutiérrez y a ‘Colacho’ Mendoza, grandes favoritos para ceñir la corona. Colacho fue el ganador, hubo protestas, del sector del público que estaba con Landero. Lo mismo sucedió en 1972, cuando enfrentó a Miguel López, en el estadio Armando Maestre Pavajeau, antes Chemesquemena, también hubo desórdenes por el fallo a favor de López.
Dos décadas después
25 años después la Fundación del Festival revive esta figura para exaltar grandes valores del folclor vallenato: Ovidio Granados, Emilio Oviedo, Israel Romero, Andrés Gil y Emiliano Zuleta Díaz, y los fallecidos Miguel Ahumada, Florentino Montero, Lisandro Meza y Juan Humberto Rois.
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De todos es conocida la decisión de Emiliano Zuleta Díaz, su declinación para no recibir esta dignidad folclórica, lo mismo hizo su padre 25 años atrás. Sería sano que la fundación del Festival Vallenato retomara estos reconocimientos y los hiciera cada cinco años, puesto que en la lista hay muchos artistas del folclor con esos merecimientos, incluidos, cajeros, guacharaqueros, repentistas y cantantes que con su arte también han ayudado a enaltecer el folclor.
Por: Celso Guerra Gutiérrez.