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Andrés Severini revela la estrategia detrás del éxito en los restaurantes del Grupo BVS en Valledupar

Vicente, La Martina, Casa Belén, Kupa y Agua Viva son restaurantes reconocidos por su innovación gastronómica y liderazgo de Andrés Severini y Melissa Mendoza en los Premios Julio Villazón Baquero 2025.

Julio César Vargas, miembro suplente de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Valledupar, entrega el Premio Julio Villazón Baquero 2025 en Éxito Empresarial a Andrés Severini y Melissa Mendoza del Grupo BVS durante la gala de los 15 años. Reconocimiento que exalta liderazgo gastronómico, formalidad y desarrollo regional con los restaurantes Vicente, La Martina, Casa Belén, Kupa y Agua Viva. Foto: Cámara de Comercio de Valledupar.

Julio César Vargas, miembro suplente de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Valledupar, entrega el Premio Julio Villazón Baquero 2025 en Éxito Empresarial a Andrés Severini y Melissa Mendoza del Grupo BVS durante la gala de los 15 años. Reconocimiento que exalta liderazgo gastronómico, formalidad y desarrollo regional con los restaurantes Vicente, La Martina, Casa Belén, Kupa y Agua Viva. Foto: Cámara de Comercio de Valledupar.

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La Cámara de Comercio de Valledupar conmemoró los 15 años de los Premios Julio Villazón Baquero 2025, el máximo galardón empresarial del Cesar que exalta liderazgo, innovación y compromiso territorial en 12 categorías.  En la categoría Éxito Empresarial, Andrés Severini Ropaín y Melissa Mendoza Olivella recibieron el reconocimiento por liderar el Grupo BVS, conglomerado gastronómico con restaurantes como Vicente, La Martina Cocina-Sushi-Bar, Casa Belén, Kupa y el reciente, Agua Viva. 

Su gestión estratégica ha impulsado el empleo formal, la consolidación empresarial y la elevación del sector restaurantero local, con énfasis en experiencias únicas que fusionan tradición vallenata y creatividad. Julio César Vargas, miembro suplente de la Junta Directiva y representante gubernamental, entregó la distinción en una gala que celebra visiones transformadoras para el desarrollo regional.​

Andrés Severini detalló los pilares de este triunfo: propuestas gastronómicas auténticas con sabores irrepetibles, enfoque en equipo familiar —destacando el rol de Mendoza como equilibrio esencial— y proveedores locales que fortalecen la economía cesarense. En un mercado competitivo, priorizaron diferenciación sin distracciones, superando retos como costos crecientes, informalidad cultural y educación del paladar regional hacia innovaciones sostenibles. Este aval valida marcas sólidas desde Valledupar, proyectando la gastronomía como puente de identidad cultural que une pasado y futuro, con planes de expansión coherente para sus cinco locales.

¿Cuáles fueron los restaurantes reconocidos por la Cámara de Comercio de Valledupar, y qué significó esto para usted como emprendedor restaurantero local?

Los restaurantes reconocidos fueron todas las marcas pertenecientes al Grupo BVS, un grupo empresarial gastronómico construido desde lo local, con identidad propia y una visión clara de crecimiento sostenible.

Este reconocimiento otorgado por la Cámara de Comercio de Valledupar significó, para nosotros, una validación profunda al trabajo constante, y a la apuesta por hacer empresa con propósito en nuestra región. Representó la confirmación de que sí es posible crear marcas sólidas desde Valledupar, generar empleo formal, aportar al desarrollo económico local y elevar el nivel de la industria gastronómica con disciplina, visión y compromiso a largo plazo.

¿Cuáles fueron los principales factores que, según usted, llevaron a los restaurantes a recibir este galardón de éxito empresarial?

Creemos que este reconocimiento es el resultado de hacer las cosas con el corazón, pero también con carácter y visión. Detrás de cada restaurante hay una propuesta gastronómica pensada para dejar huella, con platos únicos, sabores auténticos y una identidad propia en cada concepto, sin perder la coherencia de grupo.

Apostamos por crear experiencias distintas, donde cada restaurante cuenta una historia a través de su cocina, respetando el origen, pero atreviéndonos a innovar. Esa búsqueda constante de sabores únicos, de detalles bien cuidados y de experiencias memorables ha sido parte esencial de nuestro camino.

Más allá de las estrategias y los resultados, el factor principal es el trabajo en equipo vivido desde la familia. Este camino no se ha recorrido solo, y en ese sentido quiero hacer un reconocimiento muy especial a mi esposa, Melissa Mendoza Olivella, quien también fue homenajeada. Ella es la fe, el corazón y el equilibrio de este proyecto; la fuerza silenciosa que nos ha sostenido en los momentos difíciles y la convicción constante de que juntos siempre es mejor. Creemos firmemente que cuando una empresa nace y crece desde la unión, la fe y el trabajo compartido, los resultados llegan como consecuencia natural.

En un mercado competitivo como el de Valledupar, ¿qué estrategias únicas implementó en estos tres restaurantes para diferenciarse y lograr este reconocimiento?

En un mercado como el de Valledupar, tomamos una decisión muy consciente: no mirar a los lados. Entendimos que compararnos o competir desde la reacción nos alejaba de lo más importante: construir algo auténtico. Por eso elegimos enfocarnos solo en nosotros, en nuestro camino, en hacerlo cada día mejor.

Cada restaurante nació desde una intención clara: crear una experiencia propia, con platos únicos y sabores irrepetibles, donde la innovación no fuera una moda sino una forma de expresar quiénes somos. No buscamos parecernos a nadie; buscamos contar historias distintas a través de la cocina.

Siempre deseando lo mejor a todos, con respeto por el trabajo de quienes también emprenden, avanzamos con la mirada puesta únicamente hacia adelante, con disciplina, fe y propósito. Creo que esa forma de caminar —sin distracciones, sin ruido, pero con mucha convicción— fue clave para diferenciarnos y para que este reconocimiento llegara como una consecuencia natural, no como un objetivo forzado.

A esto se sumó una visión empresarial sólida: procesos claros, formalidad, inversión en talento humano y una cultura de mejora continua. No buscamos ser más, sino ser distintos, y hacerlo bien. Creemos que esa combinación entre creatividad, disciplina y propósito fue clave para lograr este reconocimiento y consolidarnos en la ciudad.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos enfrentados en los últimos años, especialmente en el contexto económico y cultural de la región?

Los mayores desafíos han sido aprender a resistir sin perder identidad. En un contexto económico cambiante como el nuestro, donde los costos aumentan, el consumo se vuelve más prudente y la informalidad sigue siendo una realidad cultural fuerte, sostener una operación formal, ordenada y con altos estándares ha sido un reto constante.

A nivel cultural, uno de los grandes desafíos ha sido educar al mercado: apostar por propuestas gastronómicas innovadoras, sabores distintos y experiencias nuevas en una región donde muchas veces se privilegia lo conocido. Creer en el valor de lo diferente, sostenerlo en el tiempo y no ceder a la presión de “hacer lo que vende fácil” ha requerido carácter y convicción.

También ha sido retador formar y mantener equipos comprometidos, alineados con una visión de largo plazo, en medio de una realidad social compleja. Sin embargo, cada dificultad nos obligó a ser más creativos, más humanos y más conscientes de nuestro propósito. Hoy entendemos que esos desafíos no nos frenaron: nos formaron, nos hicieron más conscientes, más fuertes y más fieles a nuestro propósito.

¿Cómo ha contribuido el equipo humano y los proveedores locales al éxito de estos restaurantes reconocidos por la Cámara de Comercio?

El éxito de estos restaurantes no sería posible sin el equipo humano y los proveedores locales, que han sido —y siguen siendo— absolutamente fundamentales en este camino. Detrás de cada plato, de cada servicio y de cada experiencia, hay personas que creen, que se esfuerzan y que ponen el corazón todos los días.

Nuestro equipo ha sido un pilar esencial: su compromiso, su lealtad y su crecimiento junto a nosotros han sostenido la operación incluso en los momentos más difíciles. No solo ejecutan una labor, sino que entienden la visión, cuidan los detalles y hacen propia la identidad de cada restaurante.

De la misma manera, los proveedores locales han sido aliados clave. Apostar por ellos ha significado construir relaciones de confianza, apoyar la economía de la región y garantizar productos con calidad y origen. Caminar juntos, desde el respeto y la colaboración, nos ha permitido crecer de forma más consciente y sostenible.

Este reconocimiento también les pertenece a ellos. Porque cuando el equipo y los aliados creen en el proyecto tanto como nosotros, el resultado trasciende lo empresarial y se convierte en algo verdaderamente compartido.

¿Qué rol juega la gastronomía en la promoción de la identidad cultural de Valledupar en establecimientos como los suyos?

Para nosotros, la gastronomía es una forma de contar quiénes somos. En Valledupar, la identidad no solo se canta: también se cocina, se comparte y se vive alrededor de una mesa. Nuestros restaurantes entienden la cocina como un lenguaje que honra el origen, la memoria y la cultura de la región, pero que también se atreve a dialogar con lo contemporáneo.

Cada propuesta parte del respeto por los sabores, los ingredientes y las tradiciones locales, reinterpretándolos desde una mirada actual, sin perder su esencia. No buscamos exaltar lo nuestro, mostrando que la cocina vallenata y caribeña puede evolucionar, emocionar y representar con orgullo a la ciudad.

Creemos que cuando un comensal se sienta en nuestros espacios no solo viene a comer, viene a conectarse con Valledupar, con su identidad, su calidez y su espíritu. Así, la gastronomía se convierte en un puente cultural: une pasado y presente, territorio y creatividad, y proyecta a la ciudad más allá de sus fronteras.

Mirando hacia el futuro, ¿cuáles son sus planes de expansión o innovación para Vicente, La Martina y el otro restaurante tras este reconocimiento?

Este reconocimiento nos invita a seguir soñando, pero con los pies en la tierra y el corazón bien puesto. Para Vicente, La Martina, Casa Belén y Kupa, el plan es seguir profundizando su esencia, innovando con respeto y cuidando cada detalle que los hace únicos.

A este camino se suma Agua Viva, nuestra incorporación más reciente, que nace desde una intención muy honesta: cocinar con sentido, crear experiencias que conecten y seguir aportando identidad a Valledupar desde la gastronomía.

En esencia, nuestros planes de expansión e innovación no miran únicamente hacia afuera, sino hacia adentro: seguir creciendo con coherencia, creatividad y propósito, honrando el camino recorrido y proyectando a Valledupar desde la cocina, con identidad y visión a largo plazo.

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