Decenas de seguidores de ‘El Cacique’ se acercaron al cementerio Jardines del Eccehomo de Valledupar a rendirle tributo en su décimo aniversario.
POR: JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ / EL PILÓN
La mañana del 22 de diciembre, el cementerio Jardines del Eccehomo recibió una romería en honor a Diomedes Díaz, con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento. Personas de diferentes lugares del país se congregaron para rendir homenaje al máximo ídolo del vallenato.
Desde tempranas horas, amigos y familiares del Cacique, acompañados por numerosos seguidores, llegaron al lugar para honrar la memoria del artista.
Lea también: Diomedes Díaz: anécdotas inéditas a 10 años de su partida
La jornada estuvo marcada por serenatas con rancheras, género que a Diomedes le gustaba, así como la interpretación de canciones inéditas y clásicas de su amplio repertorio.
El homenaje incluyó versos, anécdotas, venta de suvenires, y no faltaron el Old Parr y la cerveza, que formaban parte de la celebración preferida por Diomedes.
Elver Díaz, hermano del cantante, destacó la dualidad de sentimientos en la familia, donde la nostalgia se mezcla con la alegría de saber que la música de Diomedes sigue siendo relevante. “Han pasado diez años y Diomedes todavía es el que más suena y eso nos hace sentir que sigue vivo. Pero también es nostálgico porque son 10 años de un ser tan querido como fue Diomedes para nosotros, nunca lo vamos a olvidar, siempre vivirá en nuestros corazones”, dijo Elver.
Desde la Sierra Nevada descendieron indígenas arhuacos para rendir homenaje al Cacique de La Junta. Giovani Robles, uno de ellos, expresó su devoción e interpretó la canción ‘La sombra’. “Todos los años he venido desde que falleció. No le fallo porque él nos quiso mucho”, señaló.
Entre los presentes, una mujer de 77 años, Isabel María Cantillo, se destacó por su fervor diomedista. Originaria de Pivijay, Magdalena, Isabel llega puntualmente cada 26 de mayo o 22 de diciembre para visitar a su ídolo.
“Desde la primera vez que oí sus canciones, soy diomedista de corazón. Siento que está vivo, en mi casa cocino y duermo con Diomedes. Cuando voy a dormir le digo a Diomedes que voy a dormir y apago el celular”, relata la mujer que tenía estampada en su camiseta el rostro de El Cacique.
“Diomedes me sostiene con esa alegría, escuchándolo no siento tristeza ni nada. Él me presta la salud para venirlo a ver”, remató diciendo la mujer que desde las cuatro de la mañana estaba en el cementerio acompañada de uno de sus 6 hijos.
Joaquín Guillén, el amigo incondicional de Diomedes, cumplió nuevamente la tarea de organizar el homenaje. Afirmó que mientras esté vivo, rendirá tributo a su compadre, agradeciendo a la fanaticada por la oportunidad.
Una anécdota destacada fue compartida por ‘Primo Picho’, administrador de una de las fincas de Diomedes. Él fue el encargado de transportar al artista cuando estaba huyendo de la justicia en el caso de Doris Adriana Niño. “Él me buscó en la finca, me dijo: ‘Usted conoce esta zona más que todos’, y fueron tres años acompañándolo”, relató.
El fallecimiento de Diomedes Díaz ocurrió el 22 de diciembre de 2013 debido a un paro cardiorrespiratorio, mientras descansaba en su cama. A los 56 años, su muerte fue considerada “muerte natural”.
Decenas de seguidores de ‘El Cacique’ se acercaron al cementerio Jardines del Eccehomo de Valledupar a rendirle tributo en su décimo aniversario.
POR: JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ / EL PILÓN
La mañana del 22 de diciembre, el cementerio Jardines del Eccehomo recibió una romería en honor a Diomedes Díaz, con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento. Personas de diferentes lugares del país se congregaron para rendir homenaje al máximo ídolo del vallenato.
Desde tempranas horas, amigos y familiares del Cacique, acompañados por numerosos seguidores, llegaron al lugar para honrar la memoria del artista.
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La jornada estuvo marcada por serenatas con rancheras, género que a Diomedes le gustaba, así como la interpretación de canciones inéditas y clásicas de su amplio repertorio.
El homenaje incluyó versos, anécdotas, venta de suvenires, y no faltaron el Old Parr y la cerveza, que formaban parte de la celebración preferida por Diomedes.
Elver Díaz, hermano del cantante, destacó la dualidad de sentimientos en la familia, donde la nostalgia se mezcla con la alegría de saber que la música de Diomedes sigue siendo relevante. “Han pasado diez años y Diomedes todavía es el que más suena y eso nos hace sentir que sigue vivo. Pero también es nostálgico porque son 10 años de un ser tan querido como fue Diomedes para nosotros, nunca lo vamos a olvidar, siempre vivirá en nuestros corazones”, dijo Elver.
Desde la Sierra Nevada descendieron indígenas arhuacos para rendir homenaje al Cacique de La Junta. Giovani Robles, uno de ellos, expresó su devoción e interpretó la canción ‘La sombra’. “Todos los años he venido desde que falleció. No le fallo porque él nos quiso mucho”, señaló.
Entre los presentes, una mujer de 77 años, Isabel María Cantillo, se destacó por su fervor diomedista. Originaria de Pivijay, Magdalena, Isabel llega puntualmente cada 26 de mayo o 22 de diciembre para visitar a su ídolo.
“Desde la primera vez que oí sus canciones, soy diomedista de corazón. Siento que está vivo, en mi casa cocino y duermo con Diomedes. Cuando voy a dormir le digo a Diomedes que voy a dormir y apago el celular”, relata la mujer que tenía estampada en su camiseta el rostro de El Cacique.
“Diomedes me sostiene con esa alegría, escuchándolo no siento tristeza ni nada. Él me presta la salud para venirlo a ver”, remató diciendo la mujer que desde las cuatro de la mañana estaba en el cementerio acompañada de uno de sus 6 hijos.
Joaquín Guillén, el amigo incondicional de Diomedes, cumplió nuevamente la tarea de organizar el homenaje. Afirmó que mientras esté vivo, rendirá tributo a su compadre, agradeciendo a la fanaticada por la oportunidad.
Una anécdota destacada fue compartida por ‘Primo Picho’, administrador de una de las fincas de Diomedes. Él fue el encargado de transportar al artista cuando estaba huyendo de la justicia en el caso de Doris Adriana Niño. “Él me buscó en la finca, me dijo: ‘Usted conoce esta zona más que todos’, y fueron tres años acompañándolo”, relató.
El fallecimiento de Diomedes Díaz ocurrió el 22 de diciembre de 2013 debido a un paro cardiorrespiratorio, mientras descansaba en su cama. A los 56 años, su muerte fue considerada “muerte natural”.