Fui por pura novelería al aeropuerto de Valledupar a ver quienes iban al entierro de la Reina Isabel en Inglaterra. Algunos fueron a parar a Barranquilla pensando que el velorio era al día siguiente, pero resulta que cuando escribo esta columna aún la casi centenaria reina anda de castillo en castillo en su gran país, […]
Fui por pura novelería al aeropuerto de Valledupar a ver quienes iban al entierro de la Reina Isabel en Inglaterra. Algunos fueron a parar a Barranquilla pensando que el velorio era al día siguiente, pero resulta que cuando escribo esta columna aún la casi centenaria reina anda de castillo en castillo en su gran país, y nada que la entierran.
Una tía algo curiosa y pendiente del tema, dice que si por estas regiones tomáramos las costumbres de pasear a las personas muertas por cada parte donde vivieron, con ella demorarían como tres meses, porque como no tuvo casa se mudaba cada rato y no a castillos sino por problemas del bolsillo.
Otra señora de estrato económico superior, aprovechó para promocionar con las primeras damas vallenatas un emprendimiento. Es decir un tour que incluía pasajes, visitas guiadas a museos por donde solía pasar la reina Isabel en su juventud, pero que ahora cobran vigencia por su partida.
La clientela favorita estuvo enfocada en las últimas primeras damas vallenatas.
La primera consorte consultada alegó que por solidaridad con su esposo injustamente encerrado, preferiría seguir a su lado, incluso dijo que tiene una dieta de vegetales a base de lechugas criollas para no subir de peso, que los gastos que podrían acarrearle el viaje, los donaría a la biblioteca que lleva su nombre en un colegio de bachillerato que antes era totalmente femenino , pero por otra injusticia también lo volvieron mixto.
La segunda esposa de alcalde dijo que al igual solidaridad también acompañaba a su esposo que por otro acto de injusticia le toca dormir cada noche en un barrio distinto porque las autoridades son capaces de capturarlo para hacer show, como el caso de su prima lejana, La Fernández de Krichner, que mejor invierte esos recursos en la posible alcaldía de su hijo, que bastante lo llaman para el cargo, especialmente periodistas de periódicos amarillistas como las camisetas de Martin Elías. Prefiero seguir en la calle, alegó.
La tercera señora salió con el cuento que aunque era la dueña del exalcalde no se había casado y no quiere que la tengan de boca en boca como a ciertas ministras del actual gobierno, donde a la que no cogen dormida en las reuniones da cifras que ni los matemáticos árabes son capaces de interpretar. Que ella mejor espera completar la edad para que la llamen de presidencia, algo me dan, afirmó.
La siguiente señora, tan franca y tan del Valle, manifestó que su esposo exgobernador, está tranquilo aunque perdió la confianza de la casa política que lo eligió, para mantener el buen nombre su mamá, o sea la suegra del ex gobernador, prefiere pintar de nuevo todos los hogares de paso y para niñas adolescentes construidos en su gobierno llevaban su nombre y por capricho los han venido borrando adrede, como a cualquier estatua destruida por los muchachos de la primera línea. Finalmente, y con todos los protocolos del caso, insistieron ante la reina actual de la política de los últimos años en el Cesar, y sin recato respondió que ella no habla inglés tampoco le llamaba la atención ir a Inglaterra, que si Leonor Zalabata, la actual embajadora ante la ONU, la acompañaba, muy bien, pero se enteró que tampoco maneja a la perfección el idioma de la inolvidable Isabelita su amiga de infancia.
Pensó entonces la emprendedora turística vallenata con los barones electorales locales y la cosa fue peor, que los temas OCAD, que el subsidio a la gasolina, que la casa en el aire etc, quiso probar con los diputados y apenas dos aceptaron gustosos, Quintín y Claudia, Margarita incluyendo a ‘Poncho’ Zuleta su padre, los otros aprovecharon el papayazo de no perfeccionar su inglés y tampoco andar con indígenas en tiempos de no elecciones era prenda de garantía.
Finalmente contactaron a los concejales vallenatos y aunque casi todos querían ir, mejor prefirieron guardar la platica del contrato de alumbrado público, la posible venta de Emdupar y algunos chavos sueltos con la contratación de alcantarillado pluvial, donde aspiran que al igual los tengan en cuenta. La verdad nos hemos vuelto insolidarios, se perdieron los protocolos en momentos tristes, cada quien guarda el último peso para los procesos judiciales venideros. Así no se acaba con una emprendedora. Nos jodimos. Hasta el jueves.
Fui por pura novelería al aeropuerto de Valledupar a ver quienes iban al entierro de la Reina Isabel en Inglaterra. Algunos fueron a parar a Barranquilla pensando que el velorio era al día siguiente, pero resulta que cuando escribo esta columna aún la casi centenaria reina anda de castillo en castillo en su gran país, […]
Fui por pura novelería al aeropuerto de Valledupar a ver quienes iban al entierro de la Reina Isabel en Inglaterra. Algunos fueron a parar a Barranquilla pensando que el velorio era al día siguiente, pero resulta que cuando escribo esta columna aún la casi centenaria reina anda de castillo en castillo en su gran país, y nada que la entierran.
Una tía algo curiosa y pendiente del tema, dice que si por estas regiones tomáramos las costumbres de pasear a las personas muertas por cada parte donde vivieron, con ella demorarían como tres meses, porque como no tuvo casa se mudaba cada rato y no a castillos sino por problemas del bolsillo.
Otra señora de estrato económico superior, aprovechó para promocionar con las primeras damas vallenatas un emprendimiento. Es decir un tour que incluía pasajes, visitas guiadas a museos por donde solía pasar la reina Isabel en su juventud, pero que ahora cobran vigencia por su partida.
La clientela favorita estuvo enfocada en las últimas primeras damas vallenatas.
La primera consorte consultada alegó que por solidaridad con su esposo injustamente encerrado, preferiría seguir a su lado, incluso dijo que tiene una dieta de vegetales a base de lechugas criollas para no subir de peso, que los gastos que podrían acarrearle el viaje, los donaría a la biblioteca que lleva su nombre en un colegio de bachillerato que antes era totalmente femenino , pero por otra injusticia también lo volvieron mixto.
La segunda esposa de alcalde dijo que al igual solidaridad también acompañaba a su esposo que por otro acto de injusticia le toca dormir cada noche en un barrio distinto porque las autoridades son capaces de capturarlo para hacer show, como el caso de su prima lejana, La Fernández de Krichner, que mejor invierte esos recursos en la posible alcaldía de su hijo, que bastante lo llaman para el cargo, especialmente periodistas de periódicos amarillistas como las camisetas de Martin Elías. Prefiero seguir en la calle, alegó.
La tercera señora salió con el cuento que aunque era la dueña del exalcalde no se había casado y no quiere que la tengan de boca en boca como a ciertas ministras del actual gobierno, donde a la que no cogen dormida en las reuniones da cifras que ni los matemáticos árabes son capaces de interpretar. Que ella mejor espera completar la edad para que la llamen de presidencia, algo me dan, afirmó.
La siguiente señora, tan franca y tan del Valle, manifestó que su esposo exgobernador, está tranquilo aunque perdió la confianza de la casa política que lo eligió, para mantener el buen nombre su mamá, o sea la suegra del ex gobernador, prefiere pintar de nuevo todos los hogares de paso y para niñas adolescentes construidos en su gobierno llevaban su nombre y por capricho los han venido borrando adrede, como a cualquier estatua destruida por los muchachos de la primera línea. Finalmente, y con todos los protocolos del caso, insistieron ante la reina actual de la política de los últimos años en el Cesar, y sin recato respondió que ella no habla inglés tampoco le llamaba la atención ir a Inglaterra, que si Leonor Zalabata, la actual embajadora ante la ONU, la acompañaba, muy bien, pero se enteró que tampoco maneja a la perfección el idioma de la inolvidable Isabelita su amiga de infancia.
Pensó entonces la emprendedora turística vallenata con los barones electorales locales y la cosa fue peor, que los temas OCAD, que el subsidio a la gasolina, que la casa en el aire etc, quiso probar con los diputados y apenas dos aceptaron gustosos, Quintín y Claudia, Margarita incluyendo a ‘Poncho’ Zuleta su padre, los otros aprovecharon el papayazo de no perfeccionar su inglés y tampoco andar con indígenas en tiempos de no elecciones era prenda de garantía.
Finalmente contactaron a los concejales vallenatos y aunque casi todos querían ir, mejor prefirieron guardar la platica del contrato de alumbrado público, la posible venta de Emdupar y algunos chavos sueltos con la contratación de alcantarillado pluvial, donde aspiran que al igual los tengan en cuenta. La verdad nos hemos vuelto insolidarios, se perdieron los protocolos en momentos tristes, cada quien guarda el último peso para los procesos judiciales venideros. Así no se acaba con una emprendedora. Nos jodimos. Hasta el jueves.