Una de las peores y más acuciantes consecuencias de la actual crisis es el creciente número de colombianos que se está viendo ante la imposibilidad de acceder a la ingesta diaria para alimentarse. Según el más reciente estudio del DANE, en Colombia solo siete de cada 10 familias tuvieron acceso a tres comidas al día durante los últimos […]
Una de las peores y más acuciantes consecuencias de la actual crisis es el creciente número de colombianos que se está viendo ante la imposibilidad de acceder a la ingesta diaria para alimentarse. Según el más reciente estudio del DANE, en Colombia solo siete de cada 10 familias tuvieron acceso a tres comidas al día durante los últimos siete días. El hambre acosa a los más desvalidos y acusa la inveterada indolencia de las autoridades competentes frente a esta tragedia humanitaria.
Según el mismo estudio, en promedio, tres de cada diez hogares de las capitales de departamento en Colombia no pueden comer tres veces al día (¡!). Esto es una barbaridad. A consecuencia de la pandemia se cuentan por millares el número de colombianos que están soportando física hambre. Los hogares donde solo se consume una comida al día pasaron de 55.915 a 287.473. Además, 3,2 millones de familias solo están comiendo dos veces al día, con tendencia al empeoramiento.
Al igual que ocurre con la pobreza, se presentan ostensibles diferencias entre unas regiones y otras, así como entre unas ciudades capitales y otras, amén de las que existen entre las ciudades capitales y su periferia, especialmente en las zonas rurales, en torno al acceso a los alimentos esenciales para sobrellevar una vida digna. Así, mientras en Bogotá el porcentaje de familias que tenían para las tres comidas diarias pasaron del 85 % antes de la pandemia al 72 %, a nivel nacional 24,8 por ciento consume dos comidas y 2,6 por ciento solo se alimenta una vez al día (¡!).
Cabe mencionar que, según el DANE, las seis ciudades en donde menor cantidad de hogares pueden acceder a tres comidas al día están ubicadas en la costa Atlántica, son ellas Cartagena (35 %), aparecen Barranquilla (46,3 %), Sincelejo (48,8 %), Santa Marta (50,7 %). Antes de la cuarentena en todas estas ciudades el promedio estaba por encima del 75 %, incluso en Santa Marta el nivel llegaba a 93 %. Ello es algo funesto y sus secuelas serán espantosas en el mediano y largo plazo para un amplio conglomerado humano de este país que pervive este drama. Sobre todo en tratándose de la niñez el daño puede llegar a ser irreversible. ¡Esto es el colmo!
El caso de Cartagena, la Heroica, declarada por la Unesco Patrimonio histórico y cultural de la humanidad, la del corralito de piedra, la joya de la corona del turismo en Colombia, es patético. Es, como quedó dicho, la que exhibe los peores registros. Claro está que antes de la pandemia, según la encuesta Pulso Social del DANE, publicada por la agencia Bloomberg, en promedio, el 81.6 % de sus habitantes podía comer tres veces al día, un registro que lejos de ser satisfactorio mueve a la preocupación, tanto más en cuanto que no refleja la dura realidad de barrios como El pozón o Arroz barato, en donde, como en la fábula de La zorra y las uvas, estas aunque maduras están muy altas para alcanzarlas.
Una de las peores y más acuciantes consecuencias de la actual crisis es el creciente número de colombianos que se está viendo ante la imposibilidad de acceder a la ingesta diaria para alimentarse. Según el más reciente estudio del DANE, en Colombia solo siete de cada 10 familias tuvieron acceso a tres comidas al día durante los últimos […]
Una de las peores y más acuciantes consecuencias de la actual crisis es el creciente número de colombianos que se está viendo ante la imposibilidad de acceder a la ingesta diaria para alimentarse. Según el más reciente estudio del DANE, en Colombia solo siete de cada 10 familias tuvieron acceso a tres comidas al día durante los últimos siete días. El hambre acosa a los más desvalidos y acusa la inveterada indolencia de las autoridades competentes frente a esta tragedia humanitaria.
Según el mismo estudio, en promedio, tres de cada diez hogares de las capitales de departamento en Colombia no pueden comer tres veces al día (¡!). Esto es una barbaridad. A consecuencia de la pandemia se cuentan por millares el número de colombianos que están soportando física hambre. Los hogares donde solo se consume una comida al día pasaron de 55.915 a 287.473. Además, 3,2 millones de familias solo están comiendo dos veces al día, con tendencia al empeoramiento.
Al igual que ocurre con la pobreza, se presentan ostensibles diferencias entre unas regiones y otras, así como entre unas ciudades capitales y otras, amén de las que existen entre las ciudades capitales y su periferia, especialmente en las zonas rurales, en torno al acceso a los alimentos esenciales para sobrellevar una vida digna. Así, mientras en Bogotá el porcentaje de familias que tenían para las tres comidas diarias pasaron del 85 % antes de la pandemia al 72 %, a nivel nacional 24,8 por ciento consume dos comidas y 2,6 por ciento solo se alimenta una vez al día (¡!).
Cabe mencionar que, según el DANE, las seis ciudades en donde menor cantidad de hogares pueden acceder a tres comidas al día están ubicadas en la costa Atlántica, son ellas Cartagena (35 %), aparecen Barranquilla (46,3 %), Sincelejo (48,8 %), Santa Marta (50,7 %). Antes de la cuarentena en todas estas ciudades el promedio estaba por encima del 75 %, incluso en Santa Marta el nivel llegaba a 93 %. Ello es algo funesto y sus secuelas serán espantosas en el mediano y largo plazo para un amplio conglomerado humano de este país que pervive este drama. Sobre todo en tratándose de la niñez el daño puede llegar a ser irreversible. ¡Esto es el colmo!
El caso de Cartagena, la Heroica, declarada por la Unesco Patrimonio histórico y cultural de la humanidad, la del corralito de piedra, la joya de la corona del turismo en Colombia, es patético. Es, como quedó dicho, la que exhibe los peores registros. Claro está que antes de la pandemia, según la encuesta Pulso Social del DANE, publicada por la agencia Bloomberg, en promedio, el 81.6 % de sus habitantes podía comer tres veces al día, un registro que lejos de ser satisfactorio mueve a la preocupación, tanto más en cuanto que no refleja la dura realidad de barrios como El pozón o Arroz barato, en donde, como en la fábula de La zorra y las uvas, estas aunque maduras están muy altas para alcanzarlas.