En cuanto a los trabajos con módulos, cartillas y otros elementos educativos, los más afectados han sido los corregimientos, mientras que en Valledupar continúa la lucha para que no haya más deserción.
Ante el padecimiento de algunas instituciones educativas por la falta del servicio de internet, se tomó la decisión de trabajar por medio de módulos, una solución que fue concertada entre rectores y la Secretaría de Educación de Valledupar desde el pasado 16 de marzo.
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Sin embargo, a cuatro meses de esta decisión, al parecer, no ha dado los resultados esperados, según manifiestan algunos padres de familia, estudiantes y profesores de Valledupar y sus corregimientos.
Nidia Redondo Mojica es docente en la Institución Educativa Luis Rodríguez Valera con sede en el corregimiento de Guaymaral. La educadora ha tenido que adaptarse y cambiar el trabajo presencial por las labores a distancia teniendo los módulos como herramienta principal.
“Para mí y para los estudiantes a los cuales yo les imparto ha sido complicado trabajar con esta nueva metodología: primero por la falta de conectividad a la internet, una herramienta que es muy útil, pero que en los corregimientos a duras penas la pueden tener pocos alumnos”, dijo la docente.
El segundo punto en contra es la lejanía de algunos educandos, por ejemplo, casos de menores que viven en fincas y se les dificulta recibir los materiales educativos. Sin embargo, para evitar que se queden sin estudiar los profesores se trasladan, en transporte particular, hasta la casa de sus estudiantes. .
Ante esta compleja situación, la zona urbana de la capital de Cesar no ha salido airosa, pues los padres de familia son quienes cargan sobre sus hombros la responsabilidad de apoyar a sus hijos en las labores académicas que reciben por medio de cartillas o a través de grupos en WhatsApp y correos electrónicos.
No dejes de leer: Falta de internet en corregimientos causa deserción escolar
En el barrio Villa Miriam, Aracelis Yépez es quien se encarga de ir a buscar las guías en la Institución Educativa Casimiro Raúl Maestre, donde estudia su hijo. Según Yépez, los quehaceres en fotocopias y/o cartillas los entregan cada mes y esta semana fue notificada que debe reclamar el segundo paquete de labores.
“Los profesores facilitan el material que se entrega en físico o por medios virtuales, en nuestro caso tenemos la facilidad de conectarnos a la web, pero también trabajamos con las guías para reforzar el aprendizaje”, señaló la madre de familia.
Pero no todos los alumnos tienen la facilidad de conectarse y hacer sus tareas desde un computador, tablet o dispositivo móvil, incluso Aracelis sufrió cómo los cambios en materia de trabajos académicos obligaron a una de sus sobrinas a desertar, aplazando sus estudios debido a la falta de garantías que “genera la educación a distancia”.
Los alumnos son los más afectados en la transición obligatoria que ha vivido el mundo escolar debido a la pandemia de la covid-19, algunos han logrado adaptarse, mientras para otros trabajar a distancia no ha sido rentable académicamente.
“Ha sido una experiencia poco usual, aun así, he sentido que el aprendizaje no ha sido el mejor debido a que no es igual estudiar de forma presencial, donde puedes ver a tu maestro y que él te explique la clase, que trabajar atado a un módulo o fotocopias para posteriormente enviar los trabajos y esperar la calificación”, dijo el educando Mateo Ramírez.
A pesar de las circunstancias tan atípicas, el alumno del Loperena Garupal decidió seguir con su curso en el noveno grado porque no ve viable desertar y atrasar su proceso estudiantil, por lo que seguirá con las clases a distancia.
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Aunque profesores, rectores, padres de familia y alumnos hacen su mayor esfuerzo para no quedarse relegados en materia académica, trabajar a distancia sin poder verse las caras ha significado un trauma debido a que las guías no llegan a tiempo en algunas oportunidades.
En el caso de los corregimientos de Valledupar, la mayoría de docentes trabajan con los alumnos por medio de los módulos. No obstante, algunos padres de familia han manifestado que la entrega de los materiales se demora más de lo normal. Es el caso de una madre de familia del corregimiento de Badillo que señaló que ha tenido problemas a la hora de recibir los materiales escolares.
“Yo he ido al colegio Antonio Enrique Díaz y me dicen que las guías se encuentran en proceso de preparación y ya han pasado más de dos meses desde que recibimos el último paquete de tareas. Para nosotros ha sido difícil porque hemos tenido que quedarnos con los niños enseñándoles lo poco que aprendimos; no tenemos los módulos que deben entregarnos en el colegio”, señaló una madre de familia en una entrevista radial.
Ante esta situación, el secretario de Educación municipal, Iván Bolaños, respondió: “Hemos estado en reuniones permanentes con los diferentes rectores de los corregimientos, uno de los trabajos más recurrentes ha sido acudir a la impresión de cartillas. La entrega de estos materiales es de carácter obligatorio”.
POR: ROBERT CADAVID/ EL PILÓN
En cuanto a los trabajos con módulos, cartillas y otros elementos educativos, los más afectados han sido los corregimientos, mientras que en Valledupar continúa la lucha para que no haya más deserción.
Ante el padecimiento de algunas instituciones educativas por la falta del servicio de internet, se tomó la decisión de trabajar por medio de módulos, una solución que fue concertada entre rectores y la Secretaría de Educación de Valledupar desde el pasado 16 de marzo.
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Sin embargo, a cuatro meses de esta decisión, al parecer, no ha dado los resultados esperados, según manifiestan algunos padres de familia, estudiantes y profesores de Valledupar y sus corregimientos.
Nidia Redondo Mojica es docente en la Institución Educativa Luis Rodríguez Valera con sede en el corregimiento de Guaymaral. La educadora ha tenido que adaptarse y cambiar el trabajo presencial por las labores a distancia teniendo los módulos como herramienta principal.
“Para mí y para los estudiantes a los cuales yo les imparto ha sido complicado trabajar con esta nueva metodología: primero por la falta de conectividad a la internet, una herramienta que es muy útil, pero que en los corregimientos a duras penas la pueden tener pocos alumnos”, dijo la docente.
El segundo punto en contra es la lejanía de algunos educandos, por ejemplo, casos de menores que viven en fincas y se les dificulta recibir los materiales educativos. Sin embargo, para evitar que se queden sin estudiar los profesores se trasladan, en transporte particular, hasta la casa de sus estudiantes. .
Ante esta compleja situación, la zona urbana de la capital de Cesar no ha salido airosa, pues los padres de familia son quienes cargan sobre sus hombros la responsabilidad de apoyar a sus hijos en las labores académicas que reciben por medio de cartillas o a través de grupos en WhatsApp y correos electrónicos.
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En el barrio Villa Miriam, Aracelis Yépez es quien se encarga de ir a buscar las guías en la Institución Educativa Casimiro Raúl Maestre, donde estudia su hijo. Según Yépez, los quehaceres en fotocopias y/o cartillas los entregan cada mes y esta semana fue notificada que debe reclamar el segundo paquete de labores.
“Los profesores facilitan el material que se entrega en físico o por medios virtuales, en nuestro caso tenemos la facilidad de conectarnos a la web, pero también trabajamos con las guías para reforzar el aprendizaje”, señaló la madre de familia.
Pero no todos los alumnos tienen la facilidad de conectarse y hacer sus tareas desde un computador, tablet o dispositivo móvil, incluso Aracelis sufrió cómo los cambios en materia de trabajos académicos obligaron a una de sus sobrinas a desertar, aplazando sus estudios debido a la falta de garantías que “genera la educación a distancia”.
Los alumnos son los más afectados en la transición obligatoria que ha vivido el mundo escolar debido a la pandemia de la covid-19, algunos han logrado adaptarse, mientras para otros trabajar a distancia no ha sido rentable académicamente.
“Ha sido una experiencia poco usual, aun así, he sentido que el aprendizaje no ha sido el mejor debido a que no es igual estudiar de forma presencial, donde puedes ver a tu maestro y que él te explique la clase, que trabajar atado a un módulo o fotocopias para posteriormente enviar los trabajos y esperar la calificación”, dijo el educando Mateo Ramírez.
A pesar de las circunstancias tan atípicas, el alumno del Loperena Garupal decidió seguir con su curso en el noveno grado porque no ve viable desertar y atrasar su proceso estudiantil, por lo que seguirá con las clases a distancia.
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Aunque profesores, rectores, padres de familia y alumnos hacen su mayor esfuerzo para no quedarse relegados en materia académica, trabajar a distancia sin poder verse las caras ha significado un trauma debido a que las guías no llegan a tiempo en algunas oportunidades.
En el caso de los corregimientos de Valledupar, la mayoría de docentes trabajan con los alumnos por medio de los módulos. No obstante, algunos padres de familia han manifestado que la entrega de los materiales se demora más de lo normal. Es el caso de una madre de familia del corregimiento de Badillo que señaló que ha tenido problemas a la hora de recibir los materiales escolares.
“Yo he ido al colegio Antonio Enrique Díaz y me dicen que las guías se encuentran en proceso de preparación y ya han pasado más de dos meses desde que recibimos el último paquete de tareas. Para nosotros ha sido difícil porque hemos tenido que quedarnos con los niños enseñándoles lo poco que aprendimos; no tenemos los módulos que deben entregarnos en el colegio”, señaló una madre de familia en una entrevista radial.
Ante esta situación, el secretario de Educación municipal, Iván Bolaños, respondió: “Hemos estado en reuniones permanentes con los diferentes rectores de los corregimientos, uno de los trabajos más recurrentes ha sido acudir a la impresión de cartillas. La entrega de estos materiales es de carácter obligatorio”.
POR: ROBERT CADAVID/ EL PILÓN