Se hace bien el llamado al gran sector económico que ha mantenido sus ganancias en medio de esta pandemia, que por principio de solidaridad está obligado hacer acto de presencia con ayudas al entorno empresarial Mipymes, priorizando las pequeñas y medianas empresas que de este segmento se encuentran altamente deprimidas.
Es claro que la economía con manejo limitado debe reiniciar, y para ello son claves las medidas recién tomadas y las que eventualmente pongan en marcha los alcaldes del país en su reapertura bajo autorización y supervisión del mismo Gobierno, en municipios con afectación cero de la covid-19.
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Los ingresos que generará la economía, aun condicionada, aportará cierto respiro, y pone a pensar de que no se expondría la seguridad alimentaria como también parte de los elementos básicos que la comunidad requiere; igualmente con la posibilidad de honrarse, aun de forma precaria y en medida de la situación, las obligaciones pecuniarias de los particulares previamente pactadas, ayudando con esto a la misma economía en el entendido de tener esta un comportamiento en cadena, en razón de que cualquier suceso en su eslabón repercute en el conjunto.
Reapertura a través de los empleos conservados y en aras de ir retomando los perdidos, que buen tiempo se va tomar, todo esto acompañado de los rigurosos protocolos de bioseguridad.
Este manejo, sobre el papel o dentro de lo virtual, en medio de la cuarentena ampliada por ahora hasta el 25 de mayo, y de reapertura paulatina de la economía, debe ser sujeto de riguroso control al unísono por los organismos de control que de forma no reactiva procedan a evitar el aumento de la emergencia sanitaria mientras se encuentre vacuna en contra de la covid-19, y que haya sido compartida de forma general con países en subdesarrollo, vacuna que según los expertos se tendría en 18 meses; fecha muy optimista toda vez que para la gripe se logró en años, enfermedad a todas incurable, que requiere cada año de una nueva adelantándose al nuevo virus de la siguiente temporada.
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Bueno es recordar que el tipo de economía que heredamos, sin beneficio de inventario, es consumista y primaria. Economía, que una vez en franca recuperación, deberá ser redirigida a partir de avances sobre la base de estudios en ciencia y tecnología. Es aquí donde la academia, gremio y Gobierno deben perfilar esfuerzos.
Estamos relativamente enfrascados en si se debe atender primero la salud o ambas a medida de que el contagio no ponga en riesgo la atención hospitalaria de los asociados, es decir que el sistema sanitario no se ponga ad-portas del colapso: salud o economía.
Dicotomía que necesaria y forzosamente debe resolverse primando la primera con importancia en la segunda. Es por eso que se debe, a través de estudios de conocedores del tema, determinar el grado de incidencia y su responsable manejo.
En medio de todo esto, se hace bien el llamado al gran sector económico que ha mantenido sus ganancias en medio de esta pandemia, que por principio de solidaridad está obligado hacer acto de presencia con ayudas al entorno empresarial Mipymes, priorizando las pequeñas y medianas empresas que de este segmento se encuentran altamente deprimidas.
Me refiero a la convocatoria de solidaridad a los sectores que tienen que ver con la comercialización y producción de alta tecnología como es la electrónica que se desempeña en las comunicaciones, sector de medicamentos y afines, financiero y bancario, gran venta virtual, domicilio virtual, grandes tiendas en cadena que abastecen con productos básicos, y demás que deben identificarse.
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En aras de materializar dicha solidaridad, convendría que esta se concrete a través de la creación de un impuesto solidario sobre la base de cada nueva operación de lucro que realicen, por lapso no menor de 8 meses, digo impuestos ya que debe ser así no de otra manera, y acepten sin oposición alguna, esta erogación que debería estudiar el Ejecutivo.
También es imperioso que el otro gran conglomerado que haya reducido su utilidad en solo un 20 %, vea la posibilidad de renunciar al 40 % que el Estado les dará como subsidio a nómina, esto igualmente en apoyo a las microempresas y de la población informal que en buen porcentaje comercializa sus productos o hacen parte de su cadena.
El Estado no puede sacar a flote una economía que mueve $100 billones mensuales, Estado con déficit presupuestario, tareas pendientes con el agravante de estar dependiendo en buen porcentaje del petróleo que raya en costo de producción, en orden de los 8.22 dólares barril, con reservas para explorar limitadas a 7 años.
Por: Álvaro Ramírez Molina
Se hace bien el llamado al gran sector económico que ha mantenido sus ganancias en medio de esta pandemia, que por principio de solidaridad está obligado hacer acto de presencia con ayudas al entorno empresarial Mipymes, priorizando las pequeñas y medianas empresas que de este segmento se encuentran altamente deprimidas.
Es claro que la economía con manejo limitado debe reiniciar, y para ello son claves las medidas recién tomadas y las que eventualmente pongan en marcha los alcaldes del país en su reapertura bajo autorización y supervisión del mismo Gobierno, en municipios con afectación cero de la covid-19.
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Los ingresos que generará la economía, aun condicionada, aportará cierto respiro, y pone a pensar de que no se expondría la seguridad alimentaria como también parte de los elementos básicos que la comunidad requiere; igualmente con la posibilidad de honrarse, aun de forma precaria y en medida de la situación, las obligaciones pecuniarias de los particulares previamente pactadas, ayudando con esto a la misma economía en el entendido de tener esta un comportamiento en cadena, en razón de que cualquier suceso en su eslabón repercute en el conjunto.
Reapertura a través de los empleos conservados y en aras de ir retomando los perdidos, que buen tiempo se va tomar, todo esto acompañado de los rigurosos protocolos de bioseguridad.
Este manejo, sobre el papel o dentro de lo virtual, en medio de la cuarentena ampliada por ahora hasta el 25 de mayo, y de reapertura paulatina de la economía, debe ser sujeto de riguroso control al unísono por los organismos de control que de forma no reactiva procedan a evitar el aumento de la emergencia sanitaria mientras se encuentre vacuna en contra de la covid-19, y que haya sido compartida de forma general con países en subdesarrollo, vacuna que según los expertos se tendría en 18 meses; fecha muy optimista toda vez que para la gripe se logró en años, enfermedad a todas incurable, que requiere cada año de una nueva adelantándose al nuevo virus de la siguiente temporada.
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Bueno es recordar que el tipo de economía que heredamos, sin beneficio de inventario, es consumista y primaria. Economía, que una vez en franca recuperación, deberá ser redirigida a partir de avances sobre la base de estudios en ciencia y tecnología. Es aquí donde la academia, gremio y Gobierno deben perfilar esfuerzos.
Estamos relativamente enfrascados en si se debe atender primero la salud o ambas a medida de que el contagio no ponga en riesgo la atención hospitalaria de los asociados, es decir que el sistema sanitario no se ponga ad-portas del colapso: salud o economía.
Dicotomía que necesaria y forzosamente debe resolverse primando la primera con importancia en la segunda. Es por eso que se debe, a través de estudios de conocedores del tema, determinar el grado de incidencia y su responsable manejo.
En medio de todo esto, se hace bien el llamado al gran sector económico que ha mantenido sus ganancias en medio de esta pandemia, que por principio de solidaridad está obligado hacer acto de presencia con ayudas al entorno empresarial Mipymes, priorizando las pequeñas y medianas empresas que de este segmento se encuentran altamente deprimidas.
Me refiero a la convocatoria de solidaridad a los sectores que tienen que ver con la comercialización y producción de alta tecnología como es la electrónica que se desempeña en las comunicaciones, sector de medicamentos y afines, financiero y bancario, gran venta virtual, domicilio virtual, grandes tiendas en cadena que abastecen con productos básicos, y demás que deben identificarse.
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En aras de materializar dicha solidaridad, convendría que esta se concrete a través de la creación de un impuesto solidario sobre la base de cada nueva operación de lucro que realicen, por lapso no menor de 8 meses, digo impuestos ya que debe ser así no de otra manera, y acepten sin oposición alguna, esta erogación que debería estudiar el Ejecutivo.
También es imperioso que el otro gran conglomerado que haya reducido su utilidad en solo un 20 %, vea la posibilidad de renunciar al 40 % que el Estado les dará como subsidio a nómina, esto igualmente en apoyo a las microempresas y de la población informal que en buen porcentaje comercializa sus productos o hacen parte de su cadena.
El Estado no puede sacar a flote una economía que mueve $100 billones mensuales, Estado con déficit presupuestario, tareas pendientes con el agravante de estar dependiendo en buen porcentaje del petróleo que raya en costo de producción, en orden de los 8.22 dólares barril, con reservas para explorar limitadas a 7 años.
Por: Álvaro Ramírez Molina