Antes de escribir esta nota es preciso anotar algo preocupante para reflexionar enserio: cerca de 2.700 millones de personas en el mundo sufren escasez de agua durante al menos 1 mes al año, porque el crecimiento poblacional y las actividades económicas de la industria y la agricultura están ejerciendo una presión excesiva sobre el recurso […]
Antes de escribir esta nota es preciso anotar algo preocupante para reflexionar enserio: cerca de 2.700 millones de personas en el mundo sufren escasez de agua durante al menos 1 mes al año, porque el crecimiento poblacional y las actividades económicas de la industria y la agricultura están ejerciendo una presión excesiva sobre el recurso (así lo dice una investigación de la organización The Nature Conservancye – TNC).
Reiteramos lo que hemos expresado antes: en un periodo de tan solo 200 años a partir de la Revolución Industrial, la humanidad ha vivido un desarrollo tecnológico que cambió sustancialmente la forma de vida de los hombres. Digamos que de una forma de vida rural se pasó a consolidar grandes centros urbanos en los que se establecen las unidades productivas y se convierten en la principal fuente de trabajo, por lo que comienzan a demandar alimentos, bienes y servicios, y obligan a crear sistemas para ofrecer condiciones de vida adecuadas para las personas que con su trabajo han consolidado el sistema capitalista, al decir hoy agonizante.
Casi simultáneamente, el surgimiento de la electricidad y de la explotación petrolera que dio origen a los combustibles se convirtieron en los pilares encargados de acelerar los procesos de producción mediante la creación de sistemas complejos que, por su puesto, se encamina a producir cada vez más y a menos precio. La relación de los elementos vitales con este proceso de industrialización es muy clara: lo que comenzó a mover la industria en el mundo fue el vapor (es decir, tierra, aire, agua y fuego), la consolidación de transportes por ferrocarriles y automóviles. En general todas estas iniciativas tienen sus orígenes en los elementos básicos vitales.
El hombre, entonces comenzó a disfrutar de una vida llena de bienes que le permitieron disfrutar de una vida más plena y en la cual los elementos vitales pasaron a un segundo plano, con base en la suposición de que ellos siempre estarían a disposición en la cantidad y calidad requeridas.
Luego de la segunda guerra mundial, el capitalismo encausó sus esfuerzos a la consolidación del consumo e introdujo estrategias o tendencias que estimulan el consumo. Entre ellas se destaca la obsolescencia programada que acorta la vida útil de elementos e insumos de consumo masivo de forma de que obliga a reemplazarlos con mayor frecuencia para aumentar las ventas (es decir una economía lineal).
También es notoria la dinámica de la moda que fija tendencias de uso de vestuarios y accesorios que cambian en cada temporada lo que obliga a incrementar el consumo por status social. En general, se buscaron todas las opciones posibles para fortalecer la economía de mercado del sistema capitalista, de forma que el consumo se incrementó en forma acelerada. Simultáneamente a este mayor consumo per cápita, el crecimiento de la población mundial también ha hecho que los mercados se fortalezcan por el incremento de la demanda. En consecuencia, este proceso ha deteriorado gravemente el entorno ambiental, en especial los elementos básicos vitales (agua, aire y tierra).
Antes de escribir esta nota es preciso anotar algo preocupante para reflexionar enserio: cerca de 2.700 millones de personas en el mundo sufren escasez de agua durante al menos 1 mes al año, porque el crecimiento poblacional y las actividades económicas de la industria y la agricultura están ejerciendo una presión excesiva sobre el recurso […]
Antes de escribir esta nota es preciso anotar algo preocupante para reflexionar enserio: cerca de 2.700 millones de personas en el mundo sufren escasez de agua durante al menos 1 mes al año, porque el crecimiento poblacional y las actividades económicas de la industria y la agricultura están ejerciendo una presión excesiva sobre el recurso (así lo dice una investigación de la organización The Nature Conservancye – TNC).
Reiteramos lo que hemos expresado antes: en un periodo de tan solo 200 años a partir de la Revolución Industrial, la humanidad ha vivido un desarrollo tecnológico que cambió sustancialmente la forma de vida de los hombres. Digamos que de una forma de vida rural se pasó a consolidar grandes centros urbanos en los que se establecen las unidades productivas y se convierten en la principal fuente de trabajo, por lo que comienzan a demandar alimentos, bienes y servicios, y obligan a crear sistemas para ofrecer condiciones de vida adecuadas para las personas que con su trabajo han consolidado el sistema capitalista, al decir hoy agonizante.
Casi simultáneamente, el surgimiento de la electricidad y de la explotación petrolera que dio origen a los combustibles se convirtieron en los pilares encargados de acelerar los procesos de producción mediante la creación de sistemas complejos que, por su puesto, se encamina a producir cada vez más y a menos precio. La relación de los elementos vitales con este proceso de industrialización es muy clara: lo que comenzó a mover la industria en el mundo fue el vapor (es decir, tierra, aire, agua y fuego), la consolidación de transportes por ferrocarriles y automóviles. En general todas estas iniciativas tienen sus orígenes en los elementos básicos vitales.
El hombre, entonces comenzó a disfrutar de una vida llena de bienes que le permitieron disfrutar de una vida más plena y en la cual los elementos vitales pasaron a un segundo plano, con base en la suposición de que ellos siempre estarían a disposición en la cantidad y calidad requeridas.
Luego de la segunda guerra mundial, el capitalismo encausó sus esfuerzos a la consolidación del consumo e introdujo estrategias o tendencias que estimulan el consumo. Entre ellas se destaca la obsolescencia programada que acorta la vida útil de elementos e insumos de consumo masivo de forma de que obliga a reemplazarlos con mayor frecuencia para aumentar las ventas (es decir una economía lineal).
También es notoria la dinámica de la moda que fija tendencias de uso de vestuarios y accesorios que cambian en cada temporada lo que obliga a incrementar el consumo por status social. En general, se buscaron todas las opciones posibles para fortalecer la economía de mercado del sistema capitalista, de forma que el consumo se incrementó en forma acelerada. Simultáneamente a este mayor consumo per cápita, el crecimiento de la población mundial también ha hecho que los mercados se fortalezcan por el incremento de la demanda. En consecuencia, este proceso ha deteriorado gravemente el entorno ambiental, en especial los elementos básicos vitales (agua, aire y tierra).