Lo primero que debemos destacar es que por todo el valor de lo que la naturaleza nos da, no nos pasa factura. Estamos tratando el medio ambiente como un bien público pero no lo respetamos de manera colectiva. Todos los días, sin excepción utilizamos recursos que la naturaleza nos da gratuitamente, un ejemplo simple de […]
Lo primero que debemos destacar es que por todo el valor de lo que la naturaleza nos da, no nos pasa factura. Estamos tratando el medio ambiente como un bien público pero no lo respetamos de manera colectiva.
Todos los días, sin excepción utilizamos recursos que la naturaleza nos da gratuitamente, un ejemplo simple de ello, es el aire que respiramos pero no cuesta nada, por ello, algunos economistas ambientales están tratando de que precisamente que comencemos a ser conscientes de eso. Pensemos que estamos montados sobre un desarrollo económico de desgaste, que usamos ilimitadamente recursos sin reponerlos, o sea, que esto es la economía marrón, es decir, es la que no beneficia a todo la sociedad de manera equitativa y más bien crea problemas profundos de pobreza como podemos apreciar en estos momentos en el mundo. La economía que desarrollarnos actualmente, es la economía marrón que impulsa riesgos como el cambio climático, incrementa la escasez ecológica de los recursos como el agua y reduce la tierra fértil, en tal sentido, consideremos debemos movernos hacia un modelo de desarrollo sustentable como es la economía verde y para ello, se requiere el papel clave que deben jugar las empresas en esta trasformación pero además, la humanidad imponerse un cambio radical hacia la sustentabilidad.
Para entrar en la cultura de la economía verde tenemos que pensar en gravar lo malo en lugar de lo bueno porque estamos tratando el medio ambiente como si fuera un bien inagotable y no importa el daño que se infrinja. Así las cosas hay que dar los primeros pasos hacia una economía menos gris, menos cobriza que impulsa el bienestar humano pero que también le fije un precio a la biodiversidad, porque la economía verde implica que a todos los recursos naturales habría que darles un valor en términos de precio, los costos de los impactos a la naturaleza deberán ser contabilizados.
Finalmente precisar que al entrar en el reverdecimiento de la economía y sostenibilidad no se puede ver como un freno para el desarrollo sino que debe transformarse en un nuevo motor para el crecimiento de la riqueza y el empleo decente y para la reducción de la pobreza persistente en todo el mundo.
NOTA: en el Cesar no se pueden dejar aclimatar candidaturas llenas de insensatez e igualados aspirantes espurios que preconizan disque “Kambio Verdadero”
*Especialista en gestión ambiental.
Lo primero que debemos destacar es que por todo el valor de lo que la naturaleza nos da, no nos pasa factura. Estamos tratando el medio ambiente como un bien público pero no lo respetamos de manera colectiva. Todos los días, sin excepción utilizamos recursos que la naturaleza nos da gratuitamente, un ejemplo simple de […]
Lo primero que debemos destacar es que por todo el valor de lo que la naturaleza nos da, no nos pasa factura. Estamos tratando el medio ambiente como un bien público pero no lo respetamos de manera colectiva.
Todos los días, sin excepción utilizamos recursos que la naturaleza nos da gratuitamente, un ejemplo simple de ello, es el aire que respiramos pero no cuesta nada, por ello, algunos economistas ambientales están tratando de que precisamente que comencemos a ser conscientes de eso. Pensemos que estamos montados sobre un desarrollo económico de desgaste, que usamos ilimitadamente recursos sin reponerlos, o sea, que esto es la economía marrón, es decir, es la que no beneficia a todo la sociedad de manera equitativa y más bien crea problemas profundos de pobreza como podemos apreciar en estos momentos en el mundo. La economía que desarrollarnos actualmente, es la economía marrón que impulsa riesgos como el cambio climático, incrementa la escasez ecológica de los recursos como el agua y reduce la tierra fértil, en tal sentido, consideremos debemos movernos hacia un modelo de desarrollo sustentable como es la economía verde y para ello, se requiere el papel clave que deben jugar las empresas en esta trasformación pero además, la humanidad imponerse un cambio radical hacia la sustentabilidad.
Para entrar en la cultura de la economía verde tenemos que pensar en gravar lo malo en lugar de lo bueno porque estamos tratando el medio ambiente como si fuera un bien inagotable y no importa el daño que se infrinja. Así las cosas hay que dar los primeros pasos hacia una economía menos gris, menos cobriza que impulsa el bienestar humano pero que también le fije un precio a la biodiversidad, porque la economía verde implica que a todos los recursos naturales habría que darles un valor en términos de precio, los costos de los impactos a la naturaleza deberán ser contabilizados.
Finalmente precisar que al entrar en el reverdecimiento de la economía y sostenibilidad no se puede ver como un freno para el desarrollo sino que debe transformarse en un nuevo motor para el crecimiento de la riqueza y el empleo decente y para la reducción de la pobreza persistente en todo el mundo.
NOTA: en el Cesar no se pueden dejar aclimatar candidaturas llenas de insensatez e igualados aspirantes espurios que preconizan disque “Kambio Verdadero”
*Especialista en gestión ambiental.