MI COLUMNA Por: Mary Daza Orozco Las Columnas de Opinión, incluido el editorial, son la espina dorsal de un periódico, porque en ellas se resumen el pensar de periodistas y escritores que deben analizar la situación de un país, o de la región, con cabeza fría, sin sesgos peligrosos, son los orientadores de la opinión […]
MI COLUMNA
Por: Mary Daza Orozco
Las Columnas de Opinión, incluido el editorial, son la espina dorsal de un periódico, porque en ellas se resumen el pensar de periodistas y escritores que deben analizar la situación de un país, o de la región, con cabeza fría, sin sesgos peligrosos, son los orientadores de la opinión pública y esa es una gran responsabilidad.
Se abordan muchos temas en la Columna de Opinión: políticos, religiosos, problemas sociales, económicos, folclóricos y personales, estas últimas son las que más abundan en nuestro medio.
El columnista es el responsable de lo que escribe, no el periódico; en fin, tiene la libertad de que no goza el periodista que no puede tomar partido públicamente en la información que maneja.
Esas prerrogativas de las que hace uso el columnista lo pueden llevar a adoptar una actitud de dueño absoluto del tema que escoge cada vez que escribe, olvida que la libertad también debe ser responsable, especialmente cuando se le está señalando a infinidades de lectores, la mayoría de ellos elementales, la verdad desde un punto de vista respetable. Porque el columnista debe ser respetable y debe respetar.
Dentro de los numerosos privilegios que tiene un columnista está el de escoger el tema a tratar, eso es lo más importante, pero hay quienes se casan con uno sólo y llegan a extremos de falsear la verdad, de volverse más atrevidos, de desvirtuar el principio que los lleva a defender su opinión que lo convierte en un columnista monotemático, y eso si que es peligroso.
Ejemplo de ello son los columnistas que durante todo el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, no han tenido más tema que atacarlo con razón o sin ella, surge la pregunta: ¿Cuando el presidente deje el poder de qué van a escribir? Es difícil sacudir un tema en el que se enquista la opinión, hay que pasar por en proceso de desacostumbrarse que es largo y los lectores, también acostumbrados a seguirlos, esperan sus dardos emponzoñados contra el nuevo mandatario, sí, dardos envenenados porque su columnista favorito lo acostumbró a ellos.
El presidente Uribe ha sido el argumento más socorrido de algunos columnistas, hasta ahí no hay problema, lo no bien visto es el sesgo, la inquina, con que lo hacen, lo han convertido en el señor de todos los males del país, se obnubilan tanto que no le ven nada bueno a su gobierno, todo para ellos es sombrío y eso lo transmiten a sus lectores. Han sido ocho años de tocar el mismo tema: es el columnista a veces peligroso para el lector desprevenido, y una temeraria costumbre para el lector que lo sigue.
Ese lector espera impaciente el nuevo gobierno para ver cómo su columnista va a atacar al presidente ganador, ya se acostumbró a leerlo así: con un sólo tema puntilloso y cargado, no de tigre, sino de animadversión.
Si se duda de esto que escribo, espere a los que hoy hacen olas verdes, o a los que defienden las bondades de la U, dentro de un tiempito cómo van a atacarlos, es el ciclo del monotemático, para el que nunca hay nada bueno, o lo contrario, en pequeña proporción: para el que nunca hay nada malo.
No se confunda el monotemático con el columnista que toca un tema que es de su conocimiento y sirve a la sociedad, como los que tratan temas económicos o científicos, o espirituales, pero hasta ellos, en su campo, tratan temas variados que ayudan y enriquecen al lector.
Desde ahora hago fila para ver, no sólo en el ámbito regional, sino del país entero, cómo esos comunistas que sólo han tocado el tema Uribe, se van a desprender de él y cuándo van a comenzar a atacar al nuevo presidente.
MI COLUMNA Por: Mary Daza Orozco Las Columnas de Opinión, incluido el editorial, son la espina dorsal de un periódico, porque en ellas se resumen el pensar de periodistas y escritores que deben analizar la situación de un país, o de la región, con cabeza fría, sin sesgos peligrosos, son los orientadores de la opinión […]
MI COLUMNA
Por: Mary Daza Orozco
Las Columnas de Opinión, incluido el editorial, son la espina dorsal de un periódico, porque en ellas se resumen el pensar de periodistas y escritores que deben analizar la situación de un país, o de la región, con cabeza fría, sin sesgos peligrosos, son los orientadores de la opinión pública y esa es una gran responsabilidad.
Se abordan muchos temas en la Columna de Opinión: políticos, religiosos, problemas sociales, económicos, folclóricos y personales, estas últimas son las que más abundan en nuestro medio.
El columnista es el responsable de lo que escribe, no el periódico; en fin, tiene la libertad de que no goza el periodista que no puede tomar partido públicamente en la información que maneja.
Esas prerrogativas de las que hace uso el columnista lo pueden llevar a adoptar una actitud de dueño absoluto del tema que escoge cada vez que escribe, olvida que la libertad también debe ser responsable, especialmente cuando se le está señalando a infinidades de lectores, la mayoría de ellos elementales, la verdad desde un punto de vista respetable. Porque el columnista debe ser respetable y debe respetar.
Dentro de los numerosos privilegios que tiene un columnista está el de escoger el tema a tratar, eso es lo más importante, pero hay quienes se casan con uno sólo y llegan a extremos de falsear la verdad, de volverse más atrevidos, de desvirtuar el principio que los lleva a defender su opinión que lo convierte en un columnista monotemático, y eso si que es peligroso.
Ejemplo de ello son los columnistas que durante todo el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, no han tenido más tema que atacarlo con razón o sin ella, surge la pregunta: ¿Cuando el presidente deje el poder de qué van a escribir? Es difícil sacudir un tema en el que se enquista la opinión, hay que pasar por en proceso de desacostumbrarse que es largo y los lectores, también acostumbrados a seguirlos, esperan sus dardos emponzoñados contra el nuevo mandatario, sí, dardos envenenados porque su columnista favorito lo acostumbró a ellos.
El presidente Uribe ha sido el argumento más socorrido de algunos columnistas, hasta ahí no hay problema, lo no bien visto es el sesgo, la inquina, con que lo hacen, lo han convertido en el señor de todos los males del país, se obnubilan tanto que no le ven nada bueno a su gobierno, todo para ellos es sombrío y eso lo transmiten a sus lectores. Han sido ocho años de tocar el mismo tema: es el columnista a veces peligroso para el lector desprevenido, y una temeraria costumbre para el lector que lo sigue.
Ese lector espera impaciente el nuevo gobierno para ver cómo su columnista va a atacar al presidente ganador, ya se acostumbró a leerlo así: con un sólo tema puntilloso y cargado, no de tigre, sino de animadversión.
Si se duda de esto que escribo, espere a los que hoy hacen olas verdes, o a los que defienden las bondades de la U, dentro de un tiempito cómo van a atacarlos, es el ciclo del monotemático, para el que nunca hay nada bueno, o lo contrario, en pequeña proporción: para el que nunca hay nada malo.
No se confunda el monotemático con el columnista que toca un tema que es de su conocimiento y sirve a la sociedad, como los que tratan temas económicos o científicos, o espirituales, pero hasta ellos, en su campo, tratan temas variados que ayudan y enriquecen al lector.
Desde ahora hago fila para ver, no sólo en el ámbito regional, sino del país entero, cómo esos comunistas que sólo han tocado el tema Uribe, se van a desprender de él y cuándo van a comenzar a atacar al nuevo presidente.