La política y la religión cualquiera que sea su fundamentación, tienen en común una idolatría tan profunda, que si los adeptos no tienen un alto nivel cultural terminan esquizofrénicos.
Por Gonzalo Quiroz Martínez
La política y la religión cualquiera que sea su fundamentación, tienen en común una idolatría tan profunda, que si los adeptos no tienen un alto nivel cultural terminan esquizofrénicos. Pero también, hay que separar que los idolatras políticos son los que están usufructuando el poder y todo le llega de manera corrupta, por eso, son defensores acérrimos y hasta se hacen matar por el dios político, así sea retorpe como lo es Nicolás Maduro en Venezuela.
Resulta inexplicable y hasta del bulto, que los venezolanos; pudiendo tener un nivel de vida acorde con su producción petrolera, que le genera toda la riqueza del mundo, estén hoy con el estómago pegado al espinazo del hambre y hasta importando el papel higiénico para poder limpiarse lo poco que pueden evacuar. Ante esta situación, el orate presidente Maduro y su equipo de gobierno afirman “que la escasez del papel higiénico se ha presentado es porque ahora con el nuevo gobierno los venezolanos están comiendo más y por eso están cagando más”. Que chimba.
La esquizofrenia colectiva de los venezolanos llega a tal punto, que el presidente Maduro, con alto índice de alogia, usa diariamente más de 100 veces la palabra “fascista” y con eso hace arrodillar a los que lo siguen, mientras tanto no hay que comprar para comer en los supermercados y en las droguerías ya las dextrosas se están agotando porque la necesitan para medio hidratarse, pero no por diarrea.
Es poco comprensible que hasta la población universitaria esté tan anestesiada que no se escuchan protestas, cuando en otros países ya esa masa crítica se hubiese pronunciado. Pero es entendible, con el Dios-dado Caballo, corrijo, Cabello; quien descuartiza la democracia como presidente de la Asamblea Nacional, cuando ante el mundo le dice le a la oposición “que si no reconocen al chofer Maduro como presidente no les permite hablar” y las otras bestias desbocadas arremeten a trompada limpia contra los inermes opositores.
La ayuda cubana es tan evidente, que les están mandando a los venezolanos los habanos con la maracachafa verde, y se la están fumando para amortiguar el hambre, lo malo es que los tienen esquizofrénicos y con un delirio de persecución hasta con la sombra de Chávez.
La política y la religión cualquiera que sea su fundamentación, tienen en común una idolatría tan profunda, que si los adeptos no tienen un alto nivel cultural terminan esquizofrénicos.
Por Gonzalo Quiroz Martínez
La política y la religión cualquiera que sea su fundamentación, tienen en común una idolatría tan profunda, que si los adeptos no tienen un alto nivel cultural terminan esquizofrénicos. Pero también, hay que separar que los idolatras políticos son los que están usufructuando el poder y todo le llega de manera corrupta, por eso, son defensores acérrimos y hasta se hacen matar por el dios político, así sea retorpe como lo es Nicolás Maduro en Venezuela.
Resulta inexplicable y hasta del bulto, que los venezolanos; pudiendo tener un nivel de vida acorde con su producción petrolera, que le genera toda la riqueza del mundo, estén hoy con el estómago pegado al espinazo del hambre y hasta importando el papel higiénico para poder limpiarse lo poco que pueden evacuar. Ante esta situación, el orate presidente Maduro y su equipo de gobierno afirman “que la escasez del papel higiénico se ha presentado es porque ahora con el nuevo gobierno los venezolanos están comiendo más y por eso están cagando más”. Que chimba.
La esquizofrenia colectiva de los venezolanos llega a tal punto, que el presidente Maduro, con alto índice de alogia, usa diariamente más de 100 veces la palabra “fascista” y con eso hace arrodillar a los que lo siguen, mientras tanto no hay que comprar para comer en los supermercados y en las droguerías ya las dextrosas se están agotando porque la necesitan para medio hidratarse, pero no por diarrea.
Es poco comprensible que hasta la población universitaria esté tan anestesiada que no se escuchan protestas, cuando en otros países ya esa masa crítica se hubiese pronunciado. Pero es entendible, con el Dios-dado Caballo, corrijo, Cabello; quien descuartiza la democracia como presidente de la Asamblea Nacional, cuando ante el mundo le dice le a la oposición “que si no reconocen al chofer Maduro como presidente no les permite hablar” y las otras bestias desbocadas arremeten a trompada limpia contra los inermes opositores.
La ayuda cubana es tan evidente, que les están mandando a los venezolanos los habanos con la maracachafa verde, y se la están fumando para amortiguar el hambre, lo malo es que los tienen esquizofrénicos y con un delirio de persecución hasta con la sombra de Chávez.