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Columnista - 2 febrero, 2023

Apenas, lo visible de una realidad compleja y peligrosa 

El DANE informó que Valledupar en el último trimestre de 2022, resultó con la mayor tasa de informalidad laboral.

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El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) informó que Valledupar en el último trimestre de 2022, entre 23 ciudades y áreas metropolitanas del país resultó con la mayor tasa de informalidad laboral: ¡69,5%! El promedio es ¡58,2%! Bogotá D.C. con ¡36,3%! tiene la menor proporción. Según estudio del Banco Mundial, revelado antes de la pandemia de covid-19, la economía informal de nuestro país representaba el 39% de su PIB.

Esto apenas es lo visible de la tan compleja y peligrosa realidad de Colombia, teniendo en cuenta que la economía informal o del rebusque tiene múltiples causas (algunas inaguantables) y simultánea y postreramente muchas consecuencias que, además de inconvenientes, muy adversas para el desarrollo sostenible de la humanidad y su hábitat.       

Aunque la economía del rebusque tiene fines beneficiosos individuales o familiares como salvavidas temporales, es importante resaltar que a la vez es perjudicial para la economía social, porque no aporta impuestos, tampoco se paga arriendos por los espacios públicos ocupados ni servicios públicos y las personas involucradas en el rebusque no cuentan con seguridad social. Por ende, es una actividad incierta y peligrosa, supeditada a conseguir el sustento básico y a solucionar otras necesidades esenciales para sobrevivir con lo obtenido cotidianamente. 

Entre las principales causas de la creciente informalidad laboral en Colombia se destacan: la falta de fuentes de empleos formales y estables, los salarios bajos y precarios, la persistencia del conflicto interno con grupos ilegales armados (guerrilleros, paramilitares y sus respectivas disidencias) generadores de desplazamiento continuo del campo a las ciudades, el narcotráfico y el contrabando con su permanente lavado de activos, los prestamistas gota a gota (pago diario), la politiquería y su clientelismo inmoral propiciadora de malos gobiernos y excitadores de la polarización ideológica, la globalización, los tratados de libre comercio (TLC) desmedidos a favor de los países poderosos. La inmigración masiva de venezolanos, la pandemia de covid-19, los desastres naturales, la discriminación racial y de género. En fin, el origen del trabajo informal es infinito.

Entre sus consecuencias sobresalen: más pobreza, más violencia, más delincuentes, más créditos a pago diario, más trabajo informal, más ajustes de cuentas   o venganzas entre bandas criminales y más miedo, a tal punto que ya la gente no reposa en las terrazas de sus casas. Ejemplos de tal situación tenemos a Valledupar y a casi todas las ciudades de Colombia, en las cuales hay atracos, asesinatos, sicariatos, reducidores, abigeatos, prostitución y drogadictos por doquier.

Aclaro: Las altas tasas de informalidad son causas y consecuencias en países con crisis económicas persistentes. En Colombia durante 2002 y 2015 la tasa de informalidad osciló entre un 48% y un 53% de la ocupación total urbana, actualmente está en 58,2%. La Solución o por lo menos la reducción de esta crónica situación, aunque difícilmente, se puede lograr a través de políticas concertadas, diplomacia congruente y reformas estructurales; es decir, de fondo y no de formas.

Las injusticias cometidas muy a menudo me entristecen enormemente, y pienso si tendrán que pasar los siglos de sufrimientos que aguantaron los europeos  y asiáticos para alcanzar el nivel de desarrollo que ahora tienen y lo disfrutan en convivencia pacífica.

Pareciera que nuestros líderes siempre han ignorado las enseñanzas recibidas de sus profesores en sus estudios universitarios, igual se comportan los magíster y doctorados en las mejores universidades de los países más desarrollados. 

Errores y horrores han cometido los gobernantes casquivanos que ha tenido nuestro país. Lo más grave es que todos sus sucesores, delfines y no delfines, han sido peores. Conservemos la esperanza de que en adelante tendremos mejores gobernantes. 

La consigna democrática del pueblo debe ser la de elegir a los mejores candidatos, tanto al poder legislativo como al poder ejecutivo. Ya tenemos a Gustavo Petro como presidente del país. La expectativa es enorme. Con aplausos y reproches.

Por José Romero Churio

Columnista
2 febrero, 2023

Apenas, lo visible de una realidad compleja y peligrosa 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

El DANE informó que Valledupar en el último trimestre de 2022, resultó con la mayor tasa de informalidad laboral.


El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) informó que Valledupar en el último trimestre de 2022, entre 23 ciudades y áreas metropolitanas del país resultó con la mayor tasa de informalidad laboral: ¡69,5%! El promedio es ¡58,2%! Bogotá D.C. con ¡36,3%! tiene la menor proporción. Según estudio del Banco Mundial, revelado antes de la pandemia de covid-19, la economía informal de nuestro país representaba el 39% de su PIB.

Esto apenas es lo visible de la tan compleja y peligrosa realidad de Colombia, teniendo en cuenta que la economía informal o del rebusque tiene múltiples causas (algunas inaguantables) y simultánea y postreramente muchas consecuencias que, además de inconvenientes, muy adversas para el desarrollo sostenible de la humanidad y su hábitat.       

Aunque la economía del rebusque tiene fines beneficiosos individuales o familiares como salvavidas temporales, es importante resaltar que a la vez es perjudicial para la economía social, porque no aporta impuestos, tampoco se paga arriendos por los espacios públicos ocupados ni servicios públicos y las personas involucradas en el rebusque no cuentan con seguridad social. Por ende, es una actividad incierta y peligrosa, supeditada a conseguir el sustento básico y a solucionar otras necesidades esenciales para sobrevivir con lo obtenido cotidianamente. 

Entre las principales causas de la creciente informalidad laboral en Colombia se destacan: la falta de fuentes de empleos formales y estables, los salarios bajos y precarios, la persistencia del conflicto interno con grupos ilegales armados (guerrilleros, paramilitares y sus respectivas disidencias) generadores de desplazamiento continuo del campo a las ciudades, el narcotráfico y el contrabando con su permanente lavado de activos, los prestamistas gota a gota (pago diario), la politiquería y su clientelismo inmoral propiciadora de malos gobiernos y excitadores de la polarización ideológica, la globalización, los tratados de libre comercio (TLC) desmedidos a favor de los países poderosos. La inmigración masiva de venezolanos, la pandemia de covid-19, los desastres naturales, la discriminación racial y de género. En fin, el origen del trabajo informal es infinito.

Entre sus consecuencias sobresalen: más pobreza, más violencia, más delincuentes, más créditos a pago diario, más trabajo informal, más ajustes de cuentas   o venganzas entre bandas criminales y más miedo, a tal punto que ya la gente no reposa en las terrazas de sus casas. Ejemplos de tal situación tenemos a Valledupar y a casi todas las ciudades de Colombia, en las cuales hay atracos, asesinatos, sicariatos, reducidores, abigeatos, prostitución y drogadictos por doquier.

Aclaro: Las altas tasas de informalidad son causas y consecuencias en países con crisis económicas persistentes. En Colombia durante 2002 y 2015 la tasa de informalidad osciló entre un 48% y un 53% de la ocupación total urbana, actualmente está en 58,2%. La Solución o por lo menos la reducción de esta crónica situación, aunque difícilmente, se puede lograr a través de políticas concertadas, diplomacia congruente y reformas estructurales; es decir, de fondo y no de formas.

Las injusticias cometidas muy a menudo me entristecen enormemente, y pienso si tendrán que pasar los siglos de sufrimientos que aguantaron los europeos  y asiáticos para alcanzar el nivel de desarrollo que ahora tienen y lo disfrutan en convivencia pacífica.

Pareciera que nuestros líderes siempre han ignorado las enseñanzas recibidas de sus profesores en sus estudios universitarios, igual se comportan los magíster y doctorados en las mejores universidades de los países más desarrollados. 

Errores y horrores han cometido los gobernantes casquivanos que ha tenido nuestro país. Lo más grave es que todos sus sucesores, delfines y no delfines, han sido peores. Conservemos la esperanza de que en adelante tendremos mejores gobernantes. 

La consigna democrática del pueblo debe ser la de elegir a los mejores candidatos, tanto al poder legislativo como al poder ejecutivo. Ya tenemos a Gustavo Petro como presidente del país. La expectativa es enorme. Con aplausos y reproches.

Por José Romero Churio