Los afectados son 12 personas, de las cuales siete son menores de edad: todos fueron atendidos en el hospital Rosario Pumarejo.
Doce miembros de una misma familia resultaron intoxicados luego de comer una torta que un ciudadano le regaló a uno de estos mientras realizaba labores de reciclaje en la avenida Simón Bolívar de Valledupar.
Al parecer, la torta la recibió un menor de 15 años de edad que fue llamado por un sujeto que aparentando buenas intenciones le ofreció la comida.
“Él (el menor) se fue a compartirlo con su núcleo familiar y posteriormente presentaron esos signos de náuseas, vómitos, malestar general, dolor de cabeza y sialorrea; afortunadamente fueron atendidos de manera oportuna por nuestro equipo de pediatras e internistas de nuestra institución”, manifestó Jairo Neira, subdirector científico del Hospital Rosario Pumarejo de López.
A este centro asistencial se acercaron los cinco adultos y siete niños de la familia para ser atendidos de emergencia siendo aproximadamente las 12:00 a. m., de la madrugada del lunes. Entre ellos hay niños que comprenden las edades entre 5 y 15 años, mientras que los adultos tienen entre los 19 y 59 años de edad, esta última es la abuela del núcleo familiar.
Todos fueron sometidos a exámenes médicos para tratar de determinar si el alimento ingerido sería el responsable de la intoxicación masiva. No obstante, los profesionales de salud sospecharon que pudieron haber ingerido escopolamina, conocida más popularmente como burundanga.
“Este tipo de cuadro depende del agente que cause la intoxicación, no podemos saber de qué se trata, pero por los síntomas…, los galenos sospecharon de que se trate de sustancias como la famosa burundanga, eso no lo podemos afirmar, pero de todas maneras la mamá del grupo familiar trajo un pedazo de pudin y esperamos evaluarlo con las muestras de orina que se tomaron a los pacientes”, explicó Neira.
Entre tanto, los afectados permanecían bajo observación médica en condiciones estables de salud. La humilde familia sobrevive de sus labores de reciclaje en la capital del Cesar.
Los afectados son 12 personas, de las cuales siete son menores de edad: todos fueron atendidos en el hospital Rosario Pumarejo.
Doce miembros de una misma familia resultaron intoxicados luego de comer una torta que un ciudadano le regaló a uno de estos mientras realizaba labores de reciclaje en la avenida Simón Bolívar de Valledupar.
Al parecer, la torta la recibió un menor de 15 años de edad que fue llamado por un sujeto que aparentando buenas intenciones le ofreció la comida.
“Él (el menor) se fue a compartirlo con su núcleo familiar y posteriormente presentaron esos signos de náuseas, vómitos, malestar general, dolor de cabeza y sialorrea; afortunadamente fueron atendidos de manera oportuna por nuestro equipo de pediatras e internistas de nuestra institución”, manifestó Jairo Neira, subdirector científico del Hospital Rosario Pumarejo de López.
A este centro asistencial se acercaron los cinco adultos y siete niños de la familia para ser atendidos de emergencia siendo aproximadamente las 12:00 a. m., de la madrugada del lunes. Entre ellos hay niños que comprenden las edades entre 5 y 15 años, mientras que los adultos tienen entre los 19 y 59 años de edad, esta última es la abuela del núcleo familiar.
Todos fueron sometidos a exámenes médicos para tratar de determinar si el alimento ingerido sería el responsable de la intoxicación masiva. No obstante, los profesionales de salud sospecharon que pudieron haber ingerido escopolamina, conocida más popularmente como burundanga.
“Este tipo de cuadro depende del agente que cause la intoxicación, no podemos saber de qué se trata, pero por los síntomas…, los galenos sospecharon de que se trate de sustancias como la famosa burundanga, eso no lo podemos afirmar, pero de todas maneras la mamá del grupo familiar trajo un pedazo de pudin y esperamos evaluarlo con las muestras de orina que se tomaron a los pacientes”, explicó Neira.
Entre tanto, los afectados permanecían bajo observación médica en condiciones estables de salud. La humilde familia sobrevive de sus labores de reciclaje en la capital del Cesar.