Casi no acostumbro a tratar temas nacionales, menos internacionales, me gusta jugar de local y hacerlo sobre nuestros quehaceres caseros, de los huecos de las calles del Valle, de los árboles secos, podridos, llenos de comején y pajarito que se convierten en una amenaza y ante cualquier brisa sucumben tal como ha sucedido en estos […]
Casi no acostumbro a tratar temas nacionales, menos internacionales, me gusta jugar de local y hacerlo sobre nuestros quehaceres caseros, de los huecos de las calles del Valle, de los árboles secos, podridos, llenos de comején y pajarito que se convierten en una amenaza y ante cualquier brisa sucumben tal como ha sucedido en estos días, de los semáforos locos que duran 15 segundos en verde y 80 en rojo, de los vagos policías de tránsito en las esquinas impidiendo que entren motos al Centro cuando como en otras partes debería de haber un aviso y el que lo viole que lo enchiveren, de 46 agentes que hay, 36 están haciendo este ridículo papel, de los sucios de la ciudad y de la sordera y ceguera del Alcalde a pesar de estar joven y rozagante, pero me han llamado la atención dos titulares de El Tiempo totalmente contradictores y me he preguntado ¿dónde está la verdad?, ¿cuáles son las fuentes que tienen? y me inclino por la que menos interés tiene de mentir para quedar bien ante el mundo: “Hemos cumplido con el 62% de erradicación de cultivos ilícitos” dice el Ministro de Defensa. No será que se habrán gastado el dinero correspondiente a ese hectareaje y la hoja ya la habían procesado y utilizado para ostentar el deshonroso título de campeones mundiales de la producción de perico o cocaína sino entienden, ese veneno que está minando nuestra sociedad y que se consigue a precios irrisorios en cualquier esquina que vendan avena, pastelito, arepuelas, dulces o frutas.
Me cuentan que en la región del Catatumbo, imperio elenístico, hasta los patios están cultivados de coca y ha pasado lo que nos pasó a nosotros en la cordillera de Perijá y en la Sierra Nevada cuando la marihuana arrasó con todo y pasamos de ser productores de plátano, guineo, yuca, malanga, ñame, aguacate y hortalizas a importadores del Ecuador, Estados Unidos y Malasia. ¡Figúrense!, ese ha sido el peor daño económico y ambiental que hemos sufrido y 40 años después en Villanueva, El Molino, Urumita, Manaure, San José, Sandiego, Pueblo Bello, Mariangola, Aguasblancas, Atánquez y Patillal no nos hemos podido recuperar como lo hicieron el Quindío, Caldas y Risaralda que unidos a Santander son nuestros mejores proveedores de lo que aquí desapareció.
Pero bueno, cual es la otra posición, la de Estados Unidos, que gira dólares, pero que paradójicamente también consume la mayor parte de la cocaína que producimos, porque los gringos con la maracachafa y el perico son peores que puerco con c…. Ellos están preocupados profundamente por el aumento de la producción y tráfico de drogas en este país y los pobres resultados que arroja el plan para frenarlos y me pregunto: si no hubiera hoja, no habría producción, pero sí la producción aumenta es porque hay más hojas y sí hay más hojas, es porque los cultivos se han crecido y entonces ¿quién dice la verdad?
Que aburrido es tratar estos temas, yo iba era a escribir del número 75 de Gustavo Gnecco, hizo fiesta donde la pasé sabroso y me comí el mejor arroz apastelado de cerdo del mundo, con unas carnes deliciosas acompañadas de unos merenguitos inigualables, para no hablar de la variedad de pudines y la grata compañía del homenajeado, del inmancable Alfonso Araujo Cotes y Leo, Enrique Aponte y Luisa, Jorge Oñate y Nancy, el Nene y el Papi Oñate, los legendarios Checho Castro y Omaira e hice mesa con Thinda Villazón y su familia, pero no estuvo Libardo a quien me hubiera gustado verlo. Felicitaciones Gustavo y gracias Elvina por sus atenciones.
José M. Aponte Martínez
Casi no acostumbro a tratar temas nacionales, menos internacionales, me gusta jugar de local y hacerlo sobre nuestros quehaceres caseros, de los huecos de las calles del Valle, de los árboles secos, podridos, llenos de comején y pajarito que se convierten en una amenaza y ante cualquier brisa sucumben tal como ha sucedido en estos […]
Casi no acostumbro a tratar temas nacionales, menos internacionales, me gusta jugar de local y hacerlo sobre nuestros quehaceres caseros, de los huecos de las calles del Valle, de los árboles secos, podridos, llenos de comején y pajarito que se convierten en una amenaza y ante cualquier brisa sucumben tal como ha sucedido en estos días, de los semáforos locos que duran 15 segundos en verde y 80 en rojo, de los vagos policías de tránsito en las esquinas impidiendo que entren motos al Centro cuando como en otras partes debería de haber un aviso y el que lo viole que lo enchiveren, de 46 agentes que hay, 36 están haciendo este ridículo papel, de los sucios de la ciudad y de la sordera y ceguera del Alcalde a pesar de estar joven y rozagante, pero me han llamado la atención dos titulares de El Tiempo totalmente contradictores y me he preguntado ¿dónde está la verdad?, ¿cuáles son las fuentes que tienen? y me inclino por la que menos interés tiene de mentir para quedar bien ante el mundo: “Hemos cumplido con el 62% de erradicación de cultivos ilícitos” dice el Ministro de Defensa. No será que se habrán gastado el dinero correspondiente a ese hectareaje y la hoja ya la habían procesado y utilizado para ostentar el deshonroso título de campeones mundiales de la producción de perico o cocaína sino entienden, ese veneno que está minando nuestra sociedad y que se consigue a precios irrisorios en cualquier esquina que vendan avena, pastelito, arepuelas, dulces o frutas.
Me cuentan que en la región del Catatumbo, imperio elenístico, hasta los patios están cultivados de coca y ha pasado lo que nos pasó a nosotros en la cordillera de Perijá y en la Sierra Nevada cuando la marihuana arrasó con todo y pasamos de ser productores de plátano, guineo, yuca, malanga, ñame, aguacate y hortalizas a importadores del Ecuador, Estados Unidos y Malasia. ¡Figúrense!, ese ha sido el peor daño económico y ambiental que hemos sufrido y 40 años después en Villanueva, El Molino, Urumita, Manaure, San José, Sandiego, Pueblo Bello, Mariangola, Aguasblancas, Atánquez y Patillal no nos hemos podido recuperar como lo hicieron el Quindío, Caldas y Risaralda que unidos a Santander son nuestros mejores proveedores de lo que aquí desapareció.
Pero bueno, cual es la otra posición, la de Estados Unidos, que gira dólares, pero que paradójicamente también consume la mayor parte de la cocaína que producimos, porque los gringos con la maracachafa y el perico son peores que puerco con c…. Ellos están preocupados profundamente por el aumento de la producción y tráfico de drogas en este país y los pobres resultados que arroja el plan para frenarlos y me pregunto: si no hubiera hoja, no habría producción, pero sí la producción aumenta es porque hay más hojas y sí hay más hojas, es porque los cultivos se han crecido y entonces ¿quién dice la verdad?
Que aburrido es tratar estos temas, yo iba era a escribir del número 75 de Gustavo Gnecco, hizo fiesta donde la pasé sabroso y me comí el mejor arroz apastelado de cerdo del mundo, con unas carnes deliciosas acompañadas de unos merenguitos inigualables, para no hablar de la variedad de pudines y la grata compañía del homenajeado, del inmancable Alfonso Araujo Cotes y Leo, Enrique Aponte y Luisa, Jorge Oñate y Nancy, el Nene y el Papi Oñate, los legendarios Checho Castro y Omaira e hice mesa con Thinda Villazón y su familia, pero no estuvo Libardo a quien me hubiera gustado verlo. Felicitaciones Gustavo y gracias Elvina por sus atenciones.
José M. Aponte Martínez