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Columnista - 9 septiembre, 2024

Gobierno, gobernabilidad, gobernanza

Doscientos años y más de república ha vivido nuestra querida Colombia, tiempo en el cual los distintos gobiernos ‘hicieron y deshicieron’; así, literalmente. 

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Doscientos años y más de república ha vivido nuestra querida Colombia, tiempo en el cual los distintos gobiernos ‘hicieron y deshicieron’; así, literalmente. 

Y dieron al traste con lo bueno que se le ha podido brindar a un pueblo sufrido, a través de procesos de gobernabilidad efectiva y se pudiera solventar tanta ineptitud, y potenciar el país a procesos de desarrollo supremo. Nada de eso pasó.

Dos años de gobierno ha vivido el país en manos del señor presidente Gustavo Petro, y la consigna de la Colombia Humana de convertirse en la panacea de todos los problemas del país, y de vivir sabroso, según nuestra vice, aún no se da.

Si revisamos términos y analizamos procesos, el que fungiera como redentor, que propuso, como candidato, sacar adelante un país, envuelto en problemas económicos, derivados muchos de ellos de la corrupción; lleno de inseguridad y miedo, tomado por bandas emergentes, guerrilla, paramilitarismos; el desasosiego que generan los carteles de las drogas y más; aún no arranca. 

¿Se vislumbra acaso un cambio de verdad? ¿Se respira un aire de tranquilidad, confiamos en el líder y su equipo? Dejo la inquietud.

Tres conceptos nos permiten darle un repaso a la historia pasada y a esta reciente: el gobierno, es la particular forma que puede tener cada uno de los gobernantes para sacar adelante las políticas y propuestas que como candidato planteó para que el pueblo lo eligiera. 

El concepto de gobernabilidad, “se refiere semánticamente a la capacidad de ser gobernable y conceptualmente a la relación que se manifiesta cuando existe un estado de equilibrio en el ejercicio del poder político derivado de la solución de demandas sociales y la capacidad de los gobiernos de atender éstas de forma eficaz, estable y legítima”. 

La gobernanza se entiende como “la realización de relaciones entre diversos actores involucrados en el proceso de decidir, ejecutar y evaluar asuntos de interés público, proceso que puede ser caracterizado por la competencia y cooperación donde coexisten como reglas posibles; y que incluye instituciones tanto formales como informales”. 

Atendiendo la definición de estos vocablos entendemos que infortunadamente nuestro país ha ‘padecido’ de gobiernos que no han podido con la gobernabilidad y tampoco con la gobernanza. Y éste, dada las circunstancias tampoco es la panacea. Sin fantasear.

 Los problemas nos dejan fueran de lugar, no hay un estado de equilibrio en las políticas de solución a las demandas sociales, desempleo, inseguridad, pobreza extrema, inexistencia de políticas económicas que brinden seguridad a la comunidad foránea y a la local. 

No es posible gobernar echándole la culpa a los gobiernos anteriores, sin usar el espejo retrovisor lo que debe hacer un buen líder es rodearse bien, y trabajar de verdad por los procesos de cambio y brindar seguridad y confianza y de eso poco.

En dos años no se solucionan problemas de doscientos, pero se empieza; como dijera mi santa madre: ‘Con el desayuno se sabe cómo será el almuerzo’.

Dios permita salga un líder de verdad, nos lo merecemos, que enderezca el camino, vamos mal. Sólo Eso

Por Eduardo Santos Ortega Vergara

[email protected] 

Columnista
9 septiembre, 2024

Gobierno, gobernabilidad, gobernanza

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Doscientos años y más de república ha vivido nuestra querida Colombia, tiempo en el cual los distintos gobiernos ‘hicieron y deshicieron’; así, literalmente. 


Doscientos años y más de república ha vivido nuestra querida Colombia, tiempo en el cual los distintos gobiernos ‘hicieron y deshicieron’; así, literalmente. 

Y dieron al traste con lo bueno que se le ha podido brindar a un pueblo sufrido, a través de procesos de gobernabilidad efectiva y se pudiera solventar tanta ineptitud, y potenciar el país a procesos de desarrollo supremo. Nada de eso pasó.

Dos años de gobierno ha vivido el país en manos del señor presidente Gustavo Petro, y la consigna de la Colombia Humana de convertirse en la panacea de todos los problemas del país, y de vivir sabroso, según nuestra vice, aún no se da.

Si revisamos términos y analizamos procesos, el que fungiera como redentor, que propuso, como candidato, sacar adelante un país, envuelto en problemas económicos, derivados muchos de ellos de la corrupción; lleno de inseguridad y miedo, tomado por bandas emergentes, guerrilla, paramilitarismos; el desasosiego que generan los carteles de las drogas y más; aún no arranca. 

¿Se vislumbra acaso un cambio de verdad? ¿Se respira un aire de tranquilidad, confiamos en el líder y su equipo? Dejo la inquietud.

Tres conceptos nos permiten darle un repaso a la historia pasada y a esta reciente: el gobierno, es la particular forma que puede tener cada uno de los gobernantes para sacar adelante las políticas y propuestas que como candidato planteó para que el pueblo lo eligiera. 

El concepto de gobernabilidad, “se refiere semánticamente a la capacidad de ser gobernable y conceptualmente a la relación que se manifiesta cuando existe un estado de equilibrio en el ejercicio del poder político derivado de la solución de demandas sociales y la capacidad de los gobiernos de atender éstas de forma eficaz, estable y legítima”. 

La gobernanza se entiende como “la realización de relaciones entre diversos actores involucrados en el proceso de decidir, ejecutar y evaluar asuntos de interés público, proceso que puede ser caracterizado por la competencia y cooperación donde coexisten como reglas posibles; y que incluye instituciones tanto formales como informales”. 

Atendiendo la definición de estos vocablos entendemos que infortunadamente nuestro país ha ‘padecido’ de gobiernos que no han podido con la gobernabilidad y tampoco con la gobernanza. Y éste, dada las circunstancias tampoco es la panacea. Sin fantasear.

 Los problemas nos dejan fueran de lugar, no hay un estado de equilibrio en las políticas de solución a las demandas sociales, desempleo, inseguridad, pobreza extrema, inexistencia de políticas económicas que brinden seguridad a la comunidad foránea y a la local. 

No es posible gobernar echándole la culpa a los gobiernos anteriores, sin usar el espejo retrovisor lo que debe hacer un buen líder es rodearse bien, y trabajar de verdad por los procesos de cambio y brindar seguridad y confianza y de eso poco.

En dos años no se solucionan problemas de doscientos, pero se empieza; como dijera mi santa madre: ‘Con el desayuno se sabe cómo será el almuerzo’.

Dios permita salga un líder de verdad, nos lo merecemos, que enderezca el camino, vamos mal. Sólo Eso

Por Eduardo Santos Ortega Vergara

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