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Columnista - 30 enero, 2023

Recordando al poeta Diomedes Daza

Las brisas de la Malena envuelven a Patillal, según dice un historial que contaban las abuelas...

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         I

Las brisas de la Malena
envuelven a Patillal,
según dice un historial
que contaban las abuelas.
La luna, musa en esquela
en las noches se veía
esplendente de poesía
sobre el cerro de Las Cabras;
germinaban las palabras
en versos y melodías.

          II

Entre nubes en racimos,
entre trompos y cometas
pasó la infancia el poeta
feliz rodeado de primos.
Detenido en los caminos
en las tardes de ambrosía
pensativo se veía
enamorando los versos
y buscaba en el universo
el néctar de su poesía

          III

El pueblo lo distinguía
como gallero de talla
que se jugaba en la valla
la victoria y la agonía.
Pero yo lo conocía
por ser un sabio lector,
era el poeta tenor
de esta tierra del Cesar;
yo siempre he de recordar
a mi amigo el escritor

          IV

En una tarde lluviosa
de tristeza y conmoción
su caballo el Faraón
prologaba la carroza.
La marcha llegó a la fosa
todos dijimos adiós,
su cuerpo allí se quedó
como un ángel celestial,
y su poesía universal
recordamos en su voz.

Por José Atuesta Mindiola

Columnista
30 enero, 2023

Recordando al poeta Diomedes Daza

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Las brisas de la Malena envuelven a Patillal, según dice un historial que contaban las abuelas...


         I

Las brisas de la Malena
envuelven a Patillal,
según dice un historial
que contaban las abuelas.
La luna, musa en esquela
en las noches se veía
esplendente de poesía
sobre el cerro de Las Cabras;
germinaban las palabras
en versos y melodías.

          II

Entre nubes en racimos,
entre trompos y cometas
pasó la infancia el poeta
feliz rodeado de primos.
Detenido en los caminos
en las tardes de ambrosía
pensativo se veía
enamorando los versos
y buscaba en el universo
el néctar de su poesía

          III

El pueblo lo distinguía
como gallero de talla
que se jugaba en la valla
la victoria y la agonía.
Pero yo lo conocía
por ser un sabio lector,
era el poeta tenor
de esta tierra del Cesar;
yo siempre he de recordar
a mi amigo el escritor

          IV

En una tarde lluviosa
de tristeza y conmoción
su caballo el Faraón
prologaba la carroza.
La marcha llegó a la fosa
todos dijimos adiós,
su cuerpo allí se quedó
como un ángel celestial,
y su poesía universal
recordamos en su voz.

Por José Atuesta Mindiola