El corista y primera voz Jhony Cervantes fue el pionero en incursionar los coros con melodías llamativas en los cantos vallenatos.
Jhony Cervantes fue el nombre con el que cariñosamente lo apodaba la señora Carmen Díaz, la madre de Poncho Zuleta. El nombre original de este artista es Joaquín Pablo Cervantes Osorio, natural de Salaminas, Magdalena. Hablar de Cervantes es evocar las melodías que armonizan un coro en sus notas más altas.
Discutir sobre la vena musical de Cervantes es hablar de la cumbia y el currulao en su máximo esplendor. Al ser hijo del Magdalena lleva en sus venas los golpes del tambor y las voces de las cantadoras de pajarito, habiendo sido su hermana Carmen Cervantes, una de ellas. Jhony nació en un hogar donde la música era la vena aorta que sostenía la familia y cantar para él era como alimentarse.
A pesar que inició cantando en orquestas, tríos, tamboras y otros ritmos folclóricos, Jhony terminó osando por cantar por primera vez en el vallenato con un coro en primera voz, convirtiéndose así en el pionero de los coristas vallenatos.
Cuenta el protagonista de esta historia que cuando tenía ocho años de edad se fue para Villanueva, La Guajira, con un señor que manejaba un camión y lo hizo con el consentimiento de sus padres. Ya viviendo en Villanueva y estando ubicado en casa de Isidra Bula que lo acogió como su hijo, Cervantes animado por su cuidadora y la señora Carmen Díaz, comenzó a cantar bolero, rancheras, música de tríos y demás ritmos. ¡Y se regó la bola en el pueblo! Había un ‘pelao’ que cantaba y hacía coros, este comentario llegó a oídos de Beto Murgas, Daniel Celedón, José Bastida y el Chomo Rivera, que en ese entonces tenían un grupo musical que sonaba bastante por la zona, explica el corista. Estos al ver el talento del salaminero lo llamaron y empezó a trabajar con ellos.
“Modestia aparte, fui el primero en atreverme a cantar al lado de la voz líder en forma de coros. Yo antes de interpretar música vallenata cantaba en orquestas y música de tamboras, cuando canté el primer vallenato sentía que le hacía falta una voz arriba que adornara la voz líder y fue estando en la agrupación de Alfredo Gutiérrez cuando lo puse en práctica, metiéndole los primeros coros a un vallenato“, explica Jhony, remembrando sus años dorados.
Con su voz un poco trémula por el trasegar de sus 88 años de edad, Cervantes recuerda cuando en medio de las presentaciones con Alfredo Gutiérrez, hacía un show con su compañero Gabriel Chamorro.
Entre risas y suspiros, dice: “Me acuerdo tanto que un día Chamorro y yo, que éramos los coristas de Alfredo Gutiérrez, nos las ingeniamos para empezar hacer un show en medio de las presentaciones donde yo imitaba la voz femenina de La Niña Emilia, con la canción Mambaco (risas), yo decía: ‘Romana Paz, Romana Paz, ya es de día, compadre Martín Parra, castígalo tamborero, que yo contigo es que quiero, aso carabela Julia, dale mondaca que yo contigo es que quiero’, y Chamorro me contestaba: ‘Mambaco, mambaco, mambaco, dale mambaco‘”. Al cantar este pequeño retazo de canción Cervantes no puede aguantar la risa y lo hace espontáneamente como si estuviera haciendo el show con su amigo nuevamente.
Sayco y Acinpro han sido su bastón según manifiesta el músico. Se afilió a Sayco porque además de ser corista es compositor de más de 28 obras musicales, resaltándose entre ellas La Monterrubiana, La Samaria, Socorro, La Momposina entre otras.
Se casó a los 15 años, fue pescador, manejó camiones, perteneció a los mejores conjuntos vallenatos de la época, cantó en innumerables orquestas, tuvo 15 hijos, fue serenatero, enamorador, bohemio y soñador. Después de él aparecieron sus discípulos, por decirlo de alguna manera, Juan Piña, el desaparecido Jairo Serrano, Marcos Díaz, entre otros, que aprendieron el estilo del maestro Jhony Cervantes.
Habiendo incursionado con los primeros coros en este ritmo raizal, el vallenato cambió y el pensamiento de muchos también. Jhony había traído del Magdalena la melodía y tal vez el alto canto de los delfines rosados que nadan en sus aguas, al Viejo Valle de Upar que lo acogió en su seno. Hoy con 88 años de edad y diagnosticado hace tres años con el mal del parkinson, Jhony reposa en su Salamina del alma al lado de su esposa e hijos.
Por: Katherine Yojana Sarmiento Torres
[email protected]
El corista y primera voz Jhony Cervantes fue el pionero en incursionar los coros con melodías llamativas en los cantos vallenatos.
Jhony Cervantes fue el nombre con el que cariñosamente lo apodaba la señora Carmen Díaz, la madre de Poncho Zuleta. El nombre original de este artista es Joaquín Pablo Cervantes Osorio, natural de Salaminas, Magdalena. Hablar de Cervantes es evocar las melodías que armonizan un coro en sus notas más altas.
Discutir sobre la vena musical de Cervantes es hablar de la cumbia y el currulao en su máximo esplendor. Al ser hijo del Magdalena lleva en sus venas los golpes del tambor y las voces de las cantadoras de pajarito, habiendo sido su hermana Carmen Cervantes, una de ellas. Jhony nació en un hogar donde la música era la vena aorta que sostenía la familia y cantar para él era como alimentarse.
A pesar que inició cantando en orquestas, tríos, tamboras y otros ritmos folclóricos, Jhony terminó osando por cantar por primera vez en el vallenato con un coro en primera voz, convirtiéndose así en el pionero de los coristas vallenatos.
Cuenta el protagonista de esta historia que cuando tenía ocho años de edad se fue para Villanueva, La Guajira, con un señor que manejaba un camión y lo hizo con el consentimiento de sus padres. Ya viviendo en Villanueva y estando ubicado en casa de Isidra Bula que lo acogió como su hijo, Cervantes animado por su cuidadora y la señora Carmen Díaz, comenzó a cantar bolero, rancheras, música de tríos y demás ritmos. ¡Y se regó la bola en el pueblo! Había un ‘pelao’ que cantaba y hacía coros, este comentario llegó a oídos de Beto Murgas, Daniel Celedón, José Bastida y el Chomo Rivera, que en ese entonces tenían un grupo musical que sonaba bastante por la zona, explica el corista. Estos al ver el talento del salaminero lo llamaron y empezó a trabajar con ellos.
“Modestia aparte, fui el primero en atreverme a cantar al lado de la voz líder en forma de coros. Yo antes de interpretar música vallenata cantaba en orquestas y música de tamboras, cuando canté el primer vallenato sentía que le hacía falta una voz arriba que adornara la voz líder y fue estando en la agrupación de Alfredo Gutiérrez cuando lo puse en práctica, metiéndole los primeros coros a un vallenato“, explica Jhony, remembrando sus años dorados.
Con su voz un poco trémula por el trasegar de sus 88 años de edad, Cervantes recuerda cuando en medio de las presentaciones con Alfredo Gutiérrez, hacía un show con su compañero Gabriel Chamorro.
Entre risas y suspiros, dice: “Me acuerdo tanto que un día Chamorro y yo, que éramos los coristas de Alfredo Gutiérrez, nos las ingeniamos para empezar hacer un show en medio de las presentaciones donde yo imitaba la voz femenina de La Niña Emilia, con la canción Mambaco (risas), yo decía: ‘Romana Paz, Romana Paz, ya es de día, compadre Martín Parra, castígalo tamborero, que yo contigo es que quiero, aso carabela Julia, dale mondaca que yo contigo es que quiero’, y Chamorro me contestaba: ‘Mambaco, mambaco, mambaco, dale mambaco‘”. Al cantar este pequeño retazo de canción Cervantes no puede aguantar la risa y lo hace espontáneamente como si estuviera haciendo el show con su amigo nuevamente.
Sayco y Acinpro han sido su bastón según manifiesta el músico. Se afilió a Sayco porque además de ser corista es compositor de más de 28 obras musicales, resaltándose entre ellas La Monterrubiana, La Samaria, Socorro, La Momposina entre otras.
Se casó a los 15 años, fue pescador, manejó camiones, perteneció a los mejores conjuntos vallenatos de la época, cantó en innumerables orquestas, tuvo 15 hijos, fue serenatero, enamorador, bohemio y soñador. Después de él aparecieron sus discípulos, por decirlo de alguna manera, Juan Piña, el desaparecido Jairo Serrano, Marcos Díaz, entre otros, que aprendieron el estilo del maestro Jhony Cervantes.
Habiendo incursionado con los primeros coros en este ritmo raizal, el vallenato cambió y el pensamiento de muchos también. Jhony había traído del Magdalena la melodía y tal vez el alto canto de los delfines rosados que nadan en sus aguas, al Viejo Valle de Upar que lo acogió en su seno. Hoy con 88 años de edad y diagnosticado hace tres años con el mal del parkinson, Jhony reposa en su Salamina del alma al lado de su esposa e hijos.
Por: Katherine Yojana Sarmiento Torres
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