Los programas académicos de la UNAL de La Paz han probado su pertinencia, pues la pandemia ha puesto en evidencia el tipo de capital humano que se debe formar: que sea capaz de resolver las crisis actuales y futuras con conocimiento biológico, biotecnológico, mecatrónico, geográfico, cultural y estadístico.
La educación tiene poder de transformar a nivel individual y social, y por lo anterior es importante reflexionar sobre lo que deseamos como sociedad. Desde la Universidad Nacional de Colombia, como universidad de la nación, aspiramos a continuar contribuyendo hacia una sociedad mejor, en términos del bienestar colectivo.
Para lograr educación de calidad e incluyente deben estar presentes los contenidos específicos que dan cuenta del legado de conocimiento que ha construido la humanidad, y también la historia, la cultura y el arte local y regional, así como las interacciones que estos tienen con la nación colombiana y la que como nación tenemos con el mundo. De igual manera se debe aportar a la formación del ser humano como ciudadano responsable, tolerante, con altura ética, capaz de apostar por el bien colectivo y dispuesto a construir una sociedad plural, incluyente, equitativa que valore el medio ambiente y propicie pleno vivir para todos y para todas.
El modelo pedagógico de la UNAL Sede de La Paz apuesta por una transición desde el aula convencional y el laboratorio demostrativo, hacia un aula y laboratorio de aprendizaje, de creación de conocimiento y de pleno vivir. Además de incluir todos los criterios de calidad en términos de ciencia, debe estar presente la construcción de conocimiento en todas las áreas para profundizar en la comprensión que tenemos de la realidad y de las cosmovisiones. Aportar así en la resolución de problemas para responder con valor agregado a mejorar la matriz económica de la región, la valoración de su patrimonio natural y cultural y la protección de su diversidad.
En esta situación extraordinaria de la pandemia se han hecho evidentes las inequidades que como sociedad tenemos. 9 de cada 10 estudiantes de la UNAL Sede de La Paz pertenecen a familias de bajos recursos. La dificultad en el acceso a Internet y a herramientas tecnológicas no son las condiciones ideales para continuar con un proceso de aprendizaje en línea.
Desde la sede hemos acompañado a nuestros estudiantes, promoviendo la autonomía y generando modelos de interactuar distintos, en los cuales partimos de grupos pequeños que denominamos células que posteriormente interactúan con grupos más grandes en donde hacemos una apuesta muy fuerte por el trabajo en equipo.
Hemos, también, hecho un gran esfuerzo para apoyar a la comunidad universitaria con datos móviles, con alimentos, con tecnología. Hemos flexibilizado el calendario, las formas de evaluación, los horarios. Hemos aprovechado los recursos de plataformas digitales y contenidos que la Universidad tiene y también hemos creado nuevos contenidos y realizado convenios que nos permiten acceder a contenidos de otras instituciones.
Hemos también promovido formas nuevas de interacción que propicien discusión y aprendizaje, como diálogos, talleres y participado en actividades organizadas por instituciones de la región. Y hemos también puesto a disposición de la región nuestra experticia apoyando el procesamiento de pruebas covid-19 que son absolutamente indispensables para el tamizaje y para tener datos locales que permitan a las autoridades tomar las decisiones que corresponden en una contingencia como la que estamos.
Los programas académicos de la UNAL de La Paz han probado su pertinencia, pues la pandemia ha puesto en evidencia el tipo de capital humano que se debe formar: que sea capaz de resolver las crisis actuales y futuras con conocimiento biológico, biotecnológico, mecatrónico, geográfico, cultural y estadístico.
Para concluir, quisiera mencionar que en las 9 sedes de la Universidad Nacional de Colombia se está adelantando una reflexión en torno a lo que denominamos la evaluación formativa. Pasar de unos escenarios en los cuales se valora la capacidad de reproducir contenidos, a unos donde se realicen preguntas mucho más profundas, en términos de cómo evaluar y garantizar el aprendizaje de calidad, no solo en el momento de la evaluación sino que perdure en el tiempo. Finalmente esto es lo que va a permitir que esa persona pueda desempeñarse como profesional.
Adicionalmente cómo propiciar escenarios donde el autoaprendizaje y el aprendizaje para la vida hagan parte de la formación de un estudiante universitario. Este argumento tiene cabida en todos los niveles de formación del individuo y puede impactar de manera positiva a la sociedad en su conjunto.
Por Marcela Camacho
Vicerrectora de la Universidad Nacional de Colombia sede La Paz
Los programas académicos de la UNAL de La Paz han probado su pertinencia, pues la pandemia ha puesto en evidencia el tipo de capital humano que se debe formar: que sea capaz de resolver las crisis actuales y futuras con conocimiento biológico, biotecnológico, mecatrónico, geográfico, cultural y estadístico.
La educación tiene poder de transformar a nivel individual y social, y por lo anterior es importante reflexionar sobre lo que deseamos como sociedad. Desde la Universidad Nacional de Colombia, como universidad de la nación, aspiramos a continuar contribuyendo hacia una sociedad mejor, en términos del bienestar colectivo.
Para lograr educación de calidad e incluyente deben estar presentes los contenidos específicos que dan cuenta del legado de conocimiento que ha construido la humanidad, y también la historia, la cultura y el arte local y regional, así como las interacciones que estos tienen con la nación colombiana y la que como nación tenemos con el mundo. De igual manera se debe aportar a la formación del ser humano como ciudadano responsable, tolerante, con altura ética, capaz de apostar por el bien colectivo y dispuesto a construir una sociedad plural, incluyente, equitativa que valore el medio ambiente y propicie pleno vivir para todos y para todas.
El modelo pedagógico de la UNAL Sede de La Paz apuesta por una transición desde el aula convencional y el laboratorio demostrativo, hacia un aula y laboratorio de aprendizaje, de creación de conocimiento y de pleno vivir. Además de incluir todos los criterios de calidad en términos de ciencia, debe estar presente la construcción de conocimiento en todas las áreas para profundizar en la comprensión que tenemos de la realidad y de las cosmovisiones. Aportar así en la resolución de problemas para responder con valor agregado a mejorar la matriz económica de la región, la valoración de su patrimonio natural y cultural y la protección de su diversidad.
En esta situación extraordinaria de la pandemia se han hecho evidentes las inequidades que como sociedad tenemos. 9 de cada 10 estudiantes de la UNAL Sede de La Paz pertenecen a familias de bajos recursos. La dificultad en el acceso a Internet y a herramientas tecnológicas no son las condiciones ideales para continuar con un proceso de aprendizaje en línea.
Desde la sede hemos acompañado a nuestros estudiantes, promoviendo la autonomía y generando modelos de interactuar distintos, en los cuales partimos de grupos pequeños que denominamos células que posteriormente interactúan con grupos más grandes en donde hacemos una apuesta muy fuerte por el trabajo en equipo.
Hemos, también, hecho un gran esfuerzo para apoyar a la comunidad universitaria con datos móviles, con alimentos, con tecnología. Hemos flexibilizado el calendario, las formas de evaluación, los horarios. Hemos aprovechado los recursos de plataformas digitales y contenidos que la Universidad tiene y también hemos creado nuevos contenidos y realizado convenios que nos permiten acceder a contenidos de otras instituciones.
Hemos también promovido formas nuevas de interacción que propicien discusión y aprendizaje, como diálogos, talleres y participado en actividades organizadas por instituciones de la región. Y hemos también puesto a disposición de la región nuestra experticia apoyando el procesamiento de pruebas covid-19 que son absolutamente indispensables para el tamizaje y para tener datos locales que permitan a las autoridades tomar las decisiones que corresponden en una contingencia como la que estamos.
Los programas académicos de la UNAL de La Paz han probado su pertinencia, pues la pandemia ha puesto en evidencia el tipo de capital humano que se debe formar: que sea capaz de resolver las crisis actuales y futuras con conocimiento biológico, biotecnológico, mecatrónico, geográfico, cultural y estadístico.
Para concluir, quisiera mencionar que en las 9 sedes de la Universidad Nacional de Colombia se está adelantando una reflexión en torno a lo que denominamos la evaluación formativa. Pasar de unos escenarios en los cuales se valora la capacidad de reproducir contenidos, a unos donde se realicen preguntas mucho más profundas, en términos de cómo evaluar y garantizar el aprendizaje de calidad, no solo en el momento de la evaluación sino que perdure en el tiempo. Finalmente esto es lo que va a permitir que esa persona pueda desempeñarse como profesional.
Adicionalmente cómo propiciar escenarios donde el autoaprendizaje y el aprendizaje para la vida hagan parte de la formación de un estudiante universitario. Este argumento tiene cabida en todos los niveles de formación del individuo y puede impactar de manera positiva a la sociedad en su conjunto.
Por Marcela Camacho
Vicerrectora de la Universidad Nacional de Colombia sede La Paz