Ya conocemos mucho del agua y su poder transformador en el modo de vida humana por su tradición antiquísima en las actividades cotidianas, especialmente en la facultad que tiene: ser un generador de vida. Podemos decir además, que el agua es un elemento de poder por su condición intrínseca de recurso estratégico de carácter complejo, […]
Ya conocemos mucho del agua y su poder transformador en el modo de vida humana por su tradición antiquísima en las actividades cotidianas, especialmente en la facultad que tiene: ser un generador de vida. Podemos decir además, que el agua es un elemento de poder por su condición intrínseca de recurso estratégico de carácter complejo, a partir de su capacidad de influir en todos los aspectos del bienestar y desarrollo humano.
En sí, el agua es un medio sine qua non o la herramienta principal para las actividades humanas, vale decir, es un puente de carácter global que genera una conexión permanente entre todos los seres que habitamos la Tierra. Ella no solo permite el bienestar a partir de servicios ecosistémicos directos e indirectos sino que contribuye a la principal actividad comercial del mundo, en comercio, en un porcentaje superior al 80 %, así lo considera la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Por otra parte, el agua como elemento físico, es el mayor elemento territorial y no solo por ocupar 3/4 partes del planeta, sino por representar la mayor extensión territorial de la mayoría de los Estados, los cuales se adentran en el mar entre 200 y 350 millas náuticas, así lo manifiesta la ONU en 1982.
Hay que precisar que entre mayor territorio posea un Estado, más están dadas las condiciones para su bienestar y desarrollo integral, claro está, logrando la combinación de los cuatro elementos esenciales: conocimiento, tecnología, conciencia y recursos, acotando que para el Estado Colombiano, a pesar de tener una ubicación estratégica no hemos logrado -casi que nada- la aplicación de esta condición aun teniendo costas estratégicas en dos océanos, como quiera que podemos decir que hemos vivido de espaldas al mar.
Debemos tener más que sabido que un Estado que logre la apropiación del espacio marítimo, fluvial, lacustre y, en general, del espacio hídrico, garantiza en gran medida la satisfacción de la demanda de sus habitantes y obvio, un mejor nivel de bienestar y desarrollo. Aunque haciendo la salvedad que el determinismo geográfico no es la esencia del factor de desarrollo.
Una Nación que desarrolla en sus habitantes el valor del agua como elemento esencial y estratégico para su bienestar y desarrollo está avanzando por el camino correcto para generar el principal factor que se requiere en la construcción de un Estado poderoso en términos del aprovechamiento del agua: la conciencia hídrica de su pueblo, y esto es lo que afianza el empleo sostenible de sus diferentes usos, y además, ayuda a evitar el conflicto natural, entre explotación y conservación. La no aplicación de estos dos conceptos es lo que nos tiene inmersos en la crisis del agua en que vivimos.
NOTA: después de superar esta pandemia, nosotros los habitantes del planeta Tierra vamos a tener que cambiar muchas costumbres, porque ya todo no será igual. Esto nos está enseñando entre otras, que la discriminación no vale, ni el ser rico o pobre, ni tampoco ser blanco o negro, ni la edad y mucho más. ¿Será que aprendemos?
Ya conocemos mucho del agua y su poder transformador en el modo de vida humana por su tradición antiquísima en las actividades cotidianas, especialmente en la facultad que tiene: ser un generador de vida. Podemos decir además, que el agua es un elemento de poder por su condición intrínseca de recurso estratégico de carácter complejo, […]
Ya conocemos mucho del agua y su poder transformador en el modo de vida humana por su tradición antiquísima en las actividades cotidianas, especialmente en la facultad que tiene: ser un generador de vida. Podemos decir además, que el agua es un elemento de poder por su condición intrínseca de recurso estratégico de carácter complejo, a partir de su capacidad de influir en todos los aspectos del bienestar y desarrollo humano.
En sí, el agua es un medio sine qua non o la herramienta principal para las actividades humanas, vale decir, es un puente de carácter global que genera una conexión permanente entre todos los seres que habitamos la Tierra. Ella no solo permite el bienestar a partir de servicios ecosistémicos directos e indirectos sino que contribuye a la principal actividad comercial del mundo, en comercio, en un porcentaje superior al 80 %, así lo considera la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Por otra parte, el agua como elemento físico, es el mayor elemento territorial y no solo por ocupar 3/4 partes del planeta, sino por representar la mayor extensión territorial de la mayoría de los Estados, los cuales se adentran en el mar entre 200 y 350 millas náuticas, así lo manifiesta la ONU en 1982.
Hay que precisar que entre mayor territorio posea un Estado, más están dadas las condiciones para su bienestar y desarrollo integral, claro está, logrando la combinación de los cuatro elementos esenciales: conocimiento, tecnología, conciencia y recursos, acotando que para el Estado Colombiano, a pesar de tener una ubicación estratégica no hemos logrado -casi que nada- la aplicación de esta condición aun teniendo costas estratégicas en dos océanos, como quiera que podemos decir que hemos vivido de espaldas al mar.
Debemos tener más que sabido que un Estado que logre la apropiación del espacio marítimo, fluvial, lacustre y, en general, del espacio hídrico, garantiza en gran medida la satisfacción de la demanda de sus habitantes y obvio, un mejor nivel de bienestar y desarrollo. Aunque haciendo la salvedad que el determinismo geográfico no es la esencia del factor de desarrollo.
Una Nación que desarrolla en sus habitantes el valor del agua como elemento esencial y estratégico para su bienestar y desarrollo está avanzando por el camino correcto para generar el principal factor que se requiere en la construcción de un Estado poderoso en términos del aprovechamiento del agua: la conciencia hídrica de su pueblo, y esto es lo que afianza el empleo sostenible de sus diferentes usos, y además, ayuda a evitar el conflicto natural, entre explotación y conservación. La no aplicación de estos dos conceptos es lo que nos tiene inmersos en la crisis del agua en que vivimos.
NOTA: después de superar esta pandemia, nosotros los habitantes del planeta Tierra vamos a tener que cambiar muchas costumbres, porque ya todo no será igual. Esto nos está enseñando entre otras, que la discriminación no vale, ni el ser rico o pobre, ni tampoco ser blanco o negro, ni la edad y mucho más. ¿Será que aprendemos?