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Columnista - 13 agosto, 2015

Continuamos con el tema de los suelos

Los riesgos de contaminación que se presentan con los agroquímicos por su uso indiscriminado e irreflexivo así como también la calidad de los mismos presenta una toxicidad generalizada que ataca por igual a las plagas, a los animales benéficos y al mismo hombre. También ocurre que los plaguicidas suelen presentar una prolongada permanencia en la […]

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Los riesgos de contaminación que se presentan con los agroquímicos por su uso indiscriminado e irreflexivo así como también la calidad de los mismos presenta una toxicidad generalizada que ataca por igual a las plagas, a los animales benéficos y al mismo hombre.

También ocurre que los plaguicidas suelen presentar una prolongada permanencia en la naturaleza de tal manera, que cuando se utilizan en las labores agrícolas pueden trasladarse a los alimentos como las verduras, las frutas, la leche, entre muchos. ¿Será que este caso ha sucedido en terrenos cultivados con algodón? Aceptemos que estamos viviendo en plena época de crisis ecológica y no dudemos más que el futuro de la humanidad depende de nuestra actitud. ¿Será que cambiaremos para evitar la explosión del globo terráqueo?

Si no nos curamos de esta enfermedad violenta que nos asiste producida por la infección que hemos denominado destrucción ambiental, iremos seguros al cadalso en un futuro no muy lejano.

Nada ganamos o hacemos en el mundo hablando de solución a los problemas de la economía mundial mientras sigamos incrementando la tremenda contaminación que está reventando el planeta, porque estamos buscando la enfermedad intensa donde no es, nada hacemos los economistas hablando de crecimiento y desarrollo económico y del aumento del producto interno bruto, ingreso per cápita, sin acometer primero la solución a una condición ineludible como lo es el respeto en el manejo inadecuado de los recursos naturales así como la recuperación de los mismos que sean renovables.

Cualquier otra disquisición son elucubraciones infructuosas en consideración a que el mundo entero está rodeado por un cáncer de miseria y pobreza, ignorancia y hambre que crece geométricamente en la medida en que crece la población y la productibilidad en el campo en general no dan respuestas de solución por las aplicaciones irrespetuosas de técnicas y usos.

Destruir los suelos de un país significa acabar con su economía debido a que los suelos constituyen la base fundamental en que se sustentan las actividades generadoras de la existencia del hombre.

En Colombia, la situación de contaminación del suelo es intensa, en áreas de agricultura intensiva y de agricultura comercial, podemos destacar en este sentido los valles del Magdalena, del Cauca, del Cesar y del Sinú, el altiplano cundiboyacense y la región cafetera.

De Colombia se decía que éramos unos de los pocos territorios verdes de la tierra, que lástima que la estemos acabando y son muchos los problemas, las causas y los efectos negativos de este deterioro.

Somos un país de 114 millones de hectáreas que delimitan el área que nos correspondió en el reparto comunitario internacional sobre el cual hubiésemos podido construir un futuro digno, amable y mejor si una educación ecológica y una disciplina social aplicada positivamente nos hubiera permitido lograrlo.

Las actuales circunstancias nos dice que vamos a legar a las próximas generaciones más tierras infecundas, deterioradas, estérilmente irreversible, con hacinamientos humanos contaminados física y espiritualmente a un grado casi de antropofagia social.

Columnista
13 agosto, 2015

Continuamos con el tema de los suelos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Los riesgos de contaminación que se presentan con los agroquímicos por su uso indiscriminado e irreflexivo así como también la calidad de los mismos presenta una toxicidad generalizada que ataca por igual a las plagas, a los animales benéficos y al mismo hombre. También ocurre que los plaguicidas suelen presentar una prolongada permanencia en la […]


Los riesgos de contaminación que se presentan con los agroquímicos por su uso indiscriminado e irreflexivo así como también la calidad de los mismos presenta una toxicidad generalizada que ataca por igual a las plagas, a los animales benéficos y al mismo hombre.

También ocurre que los plaguicidas suelen presentar una prolongada permanencia en la naturaleza de tal manera, que cuando se utilizan en las labores agrícolas pueden trasladarse a los alimentos como las verduras, las frutas, la leche, entre muchos. ¿Será que este caso ha sucedido en terrenos cultivados con algodón? Aceptemos que estamos viviendo en plena época de crisis ecológica y no dudemos más que el futuro de la humanidad depende de nuestra actitud. ¿Será que cambiaremos para evitar la explosión del globo terráqueo?

Si no nos curamos de esta enfermedad violenta que nos asiste producida por la infección que hemos denominado destrucción ambiental, iremos seguros al cadalso en un futuro no muy lejano.

Nada ganamos o hacemos en el mundo hablando de solución a los problemas de la economía mundial mientras sigamos incrementando la tremenda contaminación que está reventando el planeta, porque estamos buscando la enfermedad intensa donde no es, nada hacemos los economistas hablando de crecimiento y desarrollo económico y del aumento del producto interno bruto, ingreso per cápita, sin acometer primero la solución a una condición ineludible como lo es el respeto en el manejo inadecuado de los recursos naturales así como la recuperación de los mismos que sean renovables.

Cualquier otra disquisición son elucubraciones infructuosas en consideración a que el mundo entero está rodeado por un cáncer de miseria y pobreza, ignorancia y hambre que crece geométricamente en la medida en que crece la población y la productibilidad en el campo en general no dan respuestas de solución por las aplicaciones irrespetuosas de técnicas y usos.

Destruir los suelos de un país significa acabar con su economía debido a que los suelos constituyen la base fundamental en que se sustentan las actividades generadoras de la existencia del hombre.

En Colombia, la situación de contaminación del suelo es intensa, en áreas de agricultura intensiva y de agricultura comercial, podemos destacar en este sentido los valles del Magdalena, del Cauca, del Cesar y del Sinú, el altiplano cundiboyacense y la región cafetera.

De Colombia se decía que éramos unos de los pocos territorios verdes de la tierra, que lástima que la estemos acabando y son muchos los problemas, las causas y los efectos negativos de este deterioro.

Somos un país de 114 millones de hectáreas que delimitan el área que nos correspondió en el reparto comunitario internacional sobre el cual hubiésemos podido construir un futuro digno, amable y mejor si una educación ecológica y una disciplina social aplicada positivamente nos hubiera permitido lograrlo.

Las actuales circunstancias nos dice que vamos a legar a las próximas generaciones más tierras infecundas, deterioradas, estérilmente irreversible, con hacinamientos humanos contaminados física y espiritualmente a un grado casi de antropofagia social.