Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 12 julio, 2012

La partícula de Dios

Luis Napoleón de Armas P. El descubrimiento del bosón de Higgs, en honor del físico inglés de nombre Peter, quien lo había descrito teóricamente en 1964, y denominado “la partícula de Dios”, no puede pasar desapercibido por sus implicaciones religiosas y por su seguro impacto científico. El prurito científico por conocer el origen de la […]

Boton Wpp

Luis Napoleón de Armas P.

El descubrimiento del bosón de Higgs, en honor del físico inglés de nombre Peter, quien lo había descrito teóricamente en 1964, y denominado “la partícula de Dios”, no puede pasar desapercibido por sus implicaciones religiosas y por su seguro impacto científico. El prurito científico por conocer el origen de la materia y del universo, ha desvelado a la comunidad científica desde hace muchos años. Los físicos de todo el mundo han venido trabajando con un modelo llamado estándar, constituido por dos tipos de partículas, los fermiones (electrones, neutrones, protones, etc) y los bosones, para un total de 12 partículas subatómicas, de las cuales 11 ya habían sido identificadas; faltaba el bosón de Higgs para conocer bien el modelo. Algo faltaba para explicar qué sucedió después del Big Bang hacen 13.7 mil millones de años. Los científicos creen que el descubierto en el acelerador de partículas de Europa, es el de Higgs, con probabilidad del 95%. Este bosón, que desaparece en billonésimas de segundos después del choque de partículas, es el responsable del peso de la materia y de la actual estructura del universo. Su encuentro es tan importante para la física como lo fue el ADNpara la biología, según los científicos. Ya se anticipan varios avances tecnológicos. Hasta ahora nada han dicho sobre las implicaciones religiosas, por prudencia, tal vez, pero seguro que las habrá. Se estima que la edad de la tierra y de la luna es de 4.540 millones de años, con un margen de error del 1%; su estructura actual no tiene esa edad pero, de todas maneras, son muchos millones de años. La vida en la tierra data desde hace millones de años; se han encontrado restos de algunas especies primitivas con más de 200 millones de años; entre 5 y 10 millones de años vivió el tronco común de homínidos y simios; del homo hábilis se tienen noticias de que vivió hace 2.5 millones de años. Sin embargo, en la presentación de “el éxodo” leemos que hasta la muerte de José, hijo de Jacob, habían transcurrido solo 2.369 años del mundo, esto es, desde Adán y Eva. Entonces, ¿de dónde proviene el homo hábilis? Se estima que José vivió en la época de Amenofis III, quien vivió entre 1.590 y 1.553 A.C; según esto, desde ahora hasta Adán sólo han transcurrido algo menos de seis mil años, un segundo frente a la edad de la tierra. La Biblia se cuida de dar fechas, pero la historia con sus herramientas ha logrado identificarlas al comparar los fenómenos que rodearon la vida del pueblo hebreo. Sus alegorías tendrán que someterse a los designios de la ciencia. Todos los pueblos del mundo, en todos los tiempos y latitudes han tenido su mitología, que a veces se transmiten a otras regiones. Las hazañas de Moisés, descritas en el Exodo, han sido replicadas. No mas aquí, nos enseñaron que el salto del Tequendama se formó porque Bochica golpeó las rocas con su vara mágica; eso fue ayer. Y el hombre, cada vez que su ignorancia llega al límite, busca una deidad para explicarla. Esa ignorancia, a veces institucionalizada por algunas organizaciones religiosas, suele negar los avances de la ciencia. En el siglo XVI, el español Miguel Servet fue condenado a la hoguera por descubrir la circulación de la sangre; igual le ocurrió a Giordano Bruno por defender las teorías heliocéntricas de Copérnico, contrario a las creencias de la iglesia católica; a Galileo le perdonaron la vida porque se retractó. Es mucho lo que falta por descubrir, pero ya con el encuentro de la “partícula de Dios”, ya no será tan fácil ganar elecciones y gobernar en nombre de Dios. A este dejémoslo para cosas superiores. [email protected]

Columnista
12 julio, 2012

La partícula de Dios

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Luis Napoleón de Armas P. El descubrimiento del bosón de Higgs, en honor del físico inglés de nombre Peter, quien lo había descrito teóricamente en 1964, y denominado “la partícula de Dios”, no puede pasar desapercibido por sus implicaciones religiosas y por su seguro impacto científico. El prurito científico por conocer el origen de la […]


Luis Napoleón de Armas P.

El descubrimiento del bosón de Higgs, en honor del físico inglés de nombre Peter, quien lo había descrito teóricamente en 1964, y denominado “la partícula de Dios”, no puede pasar desapercibido por sus implicaciones religiosas y por su seguro impacto científico. El prurito científico por conocer el origen de la materia y del universo, ha desvelado a la comunidad científica desde hace muchos años. Los físicos de todo el mundo han venido trabajando con un modelo llamado estándar, constituido por dos tipos de partículas, los fermiones (electrones, neutrones, protones, etc) y los bosones, para un total de 12 partículas subatómicas, de las cuales 11 ya habían sido identificadas; faltaba el bosón de Higgs para conocer bien el modelo. Algo faltaba para explicar qué sucedió después del Big Bang hacen 13.7 mil millones de años. Los científicos creen que el descubierto en el acelerador de partículas de Europa, es el de Higgs, con probabilidad del 95%. Este bosón, que desaparece en billonésimas de segundos después del choque de partículas, es el responsable del peso de la materia y de la actual estructura del universo. Su encuentro es tan importante para la física como lo fue el ADNpara la biología, según los científicos. Ya se anticipan varios avances tecnológicos. Hasta ahora nada han dicho sobre las implicaciones religiosas, por prudencia, tal vez, pero seguro que las habrá. Se estima que la edad de la tierra y de la luna es de 4.540 millones de años, con un margen de error del 1%; su estructura actual no tiene esa edad pero, de todas maneras, son muchos millones de años. La vida en la tierra data desde hace millones de años; se han encontrado restos de algunas especies primitivas con más de 200 millones de años; entre 5 y 10 millones de años vivió el tronco común de homínidos y simios; del homo hábilis se tienen noticias de que vivió hace 2.5 millones de años. Sin embargo, en la presentación de “el éxodo” leemos que hasta la muerte de José, hijo de Jacob, habían transcurrido solo 2.369 años del mundo, esto es, desde Adán y Eva. Entonces, ¿de dónde proviene el homo hábilis? Se estima que José vivió en la época de Amenofis III, quien vivió entre 1.590 y 1.553 A.C; según esto, desde ahora hasta Adán sólo han transcurrido algo menos de seis mil años, un segundo frente a la edad de la tierra. La Biblia se cuida de dar fechas, pero la historia con sus herramientas ha logrado identificarlas al comparar los fenómenos que rodearon la vida del pueblo hebreo. Sus alegorías tendrán que someterse a los designios de la ciencia. Todos los pueblos del mundo, en todos los tiempos y latitudes han tenido su mitología, que a veces se transmiten a otras regiones. Las hazañas de Moisés, descritas en el Exodo, han sido replicadas. No mas aquí, nos enseñaron que el salto del Tequendama se formó porque Bochica golpeó las rocas con su vara mágica; eso fue ayer. Y el hombre, cada vez que su ignorancia llega al límite, busca una deidad para explicarla. Esa ignorancia, a veces institucionalizada por algunas organizaciones religiosas, suele negar los avances de la ciencia. En el siglo XVI, el español Miguel Servet fue condenado a la hoguera por descubrir la circulación de la sangre; igual le ocurrió a Giordano Bruno por defender las teorías heliocéntricas de Copérnico, contrario a las creencias de la iglesia católica; a Galileo le perdonaron la vida porque se retractó. Es mucho lo que falta por descubrir, pero ya con el encuentro de la “partícula de Dios”, ya no será tan fácil ganar elecciones y gobernar en nombre de Dios. A este dejémoslo para cosas superiores. [email protected]