No se menciona para nada el impacto ambiental derivado de la actividad minera, la cantidad de trabajadores mineros pensionados a temprana edad por graves problemas en su salud, no se menciona que la minería arrasó con la agricultura, que nuestro departamento hoy por hoy registra una tasa de desempleo de 11.8 % que supera la media nacional...
Nuestra Carta Política en su artículo 79 expresa: “Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano”. Es un derecho que parece olvidarse cada vez que se habla que la minería del carbón que representa el 1 % del producto interno bruto, que las regalías derivadas de la extracción del carbón son cuantiosas e impactan de manera positiva en la economía del país, y además generan más de 130.000 empleos directos. No se menciona para nada el impacto ambiental derivado de la actividad minera, la cantidad de trabajadores mineros pensionados a temprana edad por graves problemas en su salud, no se menciona que la minería arrasó con la agricultura, que nuestro departamento hoy por hoy registra una tasa de desempleo de 11.8 % que supera la media nacional, que la pobreza multidimensional en Valledupar llegó al 48.9% el año pasado con una informalidad del 69.5 %(¡!) y para colmo con una elevada tasa migratoria. Este panorama de pros y contras puestos en una balanza, nos lleva a una conclusión: ni el contrabando del que históricamente se ha dependido, ni las bonanzas marimberas, ni la explotación del carbón nos sacarán de pobres, más por el contrario, consideramos que es necesario comprometernos a fondo con la transición a las energías limpias, impulsar el turismo (la industria sin chimeneas), incentivar la agroindustria, y dejar de mirarnos en ese espejismo de explotación carbonífera que contamina el agua, recurso natural finito, del que depende nuestra existencia como seres humanos.
Me atrevería a preguntarle a los defensores de explotación carbonífera, ¿cuánto dinero ha recibido el Cesar por concepto de regalías, en los últimos 20 años, y cuántos de los 25 municipios de nuestro departamento, cuentan con agua potable?
Es que los indicadores económicos no mienten y el panorama económico es bastante sombrío. De las ideas del anterior Gobierno que podrían implementarse en Valledupar, es la llamada economía naranja, en la cual se explote la parte cultural, pues contamos con el goodwill de ser la capital mundial del vallenato, de tener artistas, compositores, deportistas, artesanos, cantantes, escritores, danzas folclóricas, gastronomía etc., que podríamos mostrar al mundo. Desde luego que para ello se requiere de una alianza estratégica público-privada liderada por personas que tengan experiencia, una visión clara, con objetivos alcanzables en el corto y mediano plazo.
Desde luego que para hacerlo realidad se necesita el concurso de todos, la empresa privada y la pública, pues no es soplar y hacer botellas.
La frase de cierre: “Si tú trabajas por tus sueños, alguien te contratará para que trabajes en los suyos” (Steve Jobs).
Por: Darío Arregocés Baute/ [email protected]
No se menciona para nada el impacto ambiental derivado de la actividad minera, la cantidad de trabajadores mineros pensionados a temprana edad por graves problemas en su salud, no se menciona que la minería arrasó con la agricultura, que nuestro departamento hoy por hoy registra una tasa de desempleo de 11.8 % que supera la media nacional...
Nuestra Carta Política en su artículo 79 expresa: “Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano”. Es un derecho que parece olvidarse cada vez que se habla que la minería del carbón que representa el 1 % del producto interno bruto, que las regalías derivadas de la extracción del carbón son cuantiosas e impactan de manera positiva en la economía del país, y además generan más de 130.000 empleos directos. No se menciona para nada el impacto ambiental derivado de la actividad minera, la cantidad de trabajadores mineros pensionados a temprana edad por graves problemas en su salud, no se menciona que la minería arrasó con la agricultura, que nuestro departamento hoy por hoy registra una tasa de desempleo de 11.8 % que supera la media nacional, que la pobreza multidimensional en Valledupar llegó al 48.9% el año pasado con una informalidad del 69.5 %(¡!) y para colmo con una elevada tasa migratoria. Este panorama de pros y contras puestos en una balanza, nos lleva a una conclusión: ni el contrabando del que históricamente se ha dependido, ni las bonanzas marimberas, ni la explotación del carbón nos sacarán de pobres, más por el contrario, consideramos que es necesario comprometernos a fondo con la transición a las energías limpias, impulsar el turismo (la industria sin chimeneas), incentivar la agroindustria, y dejar de mirarnos en ese espejismo de explotación carbonífera que contamina el agua, recurso natural finito, del que depende nuestra existencia como seres humanos.
Me atrevería a preguntarle a los defensores de explotación carbonífera, ¿cuánto dinero ha recibido el Cesar por concepto de regalías, en los últimos 20 años, y cuántos de los 25 municipios de nuestro departamento, cuentan con agua potable?
Es que los indicadores económicos no mienten y el panorama económico es bastante sombrío. De las ideas del anterior Gobierno que podrían implementarse en Valledupar, es la llamada economía naranja, en la cual se explote la parte cultural, pues contamos con el goodwill de ser la capital mundial del vallenato, de tener artistas, compositores, deportistas, artesanos, cantantes, escritores, danzas folclóricas, gastronomía etc., que podríamos mostrar al mundo. Desde luego que para ello se requiere de una alianza estratégica público-privada liderada por personas que tengan experiencia, una visión clara, con objetivos alcanzables en el corto y mediano plazo.
Desde luego que para hacerlo realidad se necesita el concurso de todos, la empresa privada y la pública, pues no es soplar y hacer botellas.
La frase de cierre: “Si tú trabajas por tus sueños, alguien te contratará para que trabajes en los suyos” (Steve Jobs).
Por: Darío Arregocés Baute/ [email protected]