¿Quién la imparte? Los medios de comunicación (Revista Semana, Vicky Dávila), (Los Daniels, Daniel Coronell), en la cloaca de las redes sociales. También el presidente Petro. Igualmente, los congresistas, que integran la rama legislativa del poder público. Peligroso, y más cada vez que pasa.
¿Quién la imparte? Los medios de comunicación (Revista Semana, Vicky Dávila), (Los Daniels, Daniel Coronell), en la cloaca de las redes sociales. También el presidente Petro. Igualmente, los congresistas, que integran la rama legislativa del poder público. Peligroso, y más cada vez que pasa.
Obsérvese esta secuencia objetiva: El tema de las chuzadas, ¿quién lo inicia? A la exjefa de gabinete del presidente Petro, Laura Sarabia, le hurtan un dinero.
Ella formula la denuncia penal ante la autoridad competente para investigar y acusar, esto es, la fiscalía general de la Nación. Paralelamente Sarabia ordena un acto de poder: prueba de polígrafo a la exniñera de su hijo, Marelbys Meza.
En el entretanto, viene surgiendo una punzante disputa entre desigualmente iguales, es decir, entre la empoderada Laura y el inefable y díscolo exembajador Armando Benedetti. Y en alguna de sus salidas en los medios, de forma descontextualizada pregunta si la ex Sarabia “chuza”. Y estaba ocurriendo que ella -por inexperta en asuntos de posicionamiento de poder- ordenó a unos policiales subalternos que interceptaran a su exniñera por el hurto del dinero.
Varios encargados de la seguridad de las avanzadas del presidente Petro gestionan lo de las “chuzadas”. Y legalmente se hizo, ordenada por un fiscal delegado la interceptación, sin motivo razonablemente fundado, que es lo que se requiere para esos casos, o sea, la interceptación fue legal en la medida en que fue ordenada por la entidad competente, empero, lo que la motivó estaba falseado.
Lo anterior significa que la interceptación en términos de investigación no sirvió para nada porque los contenidos de las conversaciones de las personas interceptadas no arrojaron información relevante para el objeto de lo que se procuraba averiguar. Lo que originó fue un escándalo y un daño para el gobierno de quienes los protagonistas hacían parte. Ni los medios ni la oposición tuvieron que ver con la génesis de este enrevesado episodio.
Así las cosas, simultáneamente se revela en boca del locuaz y descontrolado exembajador Benedetti en una absurda conversación con Laura, que él había conseguido 15 mil millones para la campaña de Petro, o sea, revela la consecución de unos dineros por fuera de los cauces legales. Y se armó la de Troya: la versión demoledora de la financiación ilegal de la campaña electoral.
Entonces, ¿quiénes son los únicos responsables de que se formara la alharaca incontrolada para joder el gobierno tarambana del presidente Petro? Solo ellos mismos. En la reacción surgen las justificaciones y excusas mayormente atolondradas en los trinos del presidente Petro y en las redes sociales. En este escenario ahora sí la oposición, los medios y las redes se enfrentan desenfrenadamente. Brotan los odios recíprocos.
Y aquí es donde empieza a surgir la justicia paralela. La muchedumbre, con el presidente a bordo, a plantear toda suerte de versiones e imaginarse los malos procederes de la Fiscalía, que es la encargada de la persecución penal en Colombia, cuando se inician las investigaciones de unos posibles comportamientos delictuales.
De la interceptación a la exniñera del hijo de Laura Sarabia se recrea el pasado de las interceptaciones ilegales en Colombia. Y una salida irresponsable del fiscal general Barbosa, en posición de oposición, intitula que “vuelven las chuzadas ilegales a Colombia” y entonces se le viene en ristre la iracundia de las redes. Y la oposición pasa la cuenta de cobro alrededor de la financiación ilegal de la campaña de Duque con el caso de ‘Ñeñe’ Hernández, que fue un personajillo engrandecido con similar perorata de Benedetti en relación con la financiación de las campañas políticas.
El ‘Ñeñe’ Hernández hablaba de mil “barras” y se dijo del narcotráfico. En el caso del hijo de Petro se habla de mil millones de pesos también del narcotráfico que dizque no ingresaron porque el tipejo se quedó ambiciosamente con la platilla y, en lo que dice Benedetti, se pasó de piña con quince mil millones cuya procedencia aún no refiere. ¡Colombia, un sainete!
¿Quién la imparte? Los medios de comunicación (Revista Semana, Vicky Dávila), (Los Daniels, Daniel Coronell), en la cloaca de las redes sociales. También el presidente Petro. Igualmente, los congresistas, que integran la rama legislativa del poder público. Peligroso, y más cada vez que pasa.
¿Quién la imparte? Los medios de comunicación (Revista Semana, Vicky Dávila), (Los Daniels, Daniel Coronell), en la cloaca de las redes sociales. También el presidente Petro. Igualmente, los congresistas, que integran la rama legislativa del poder público. Peligroso, y más cada vez que pasa.
Obsérvese esta secuencia objetiva: El tema de las chuzadas, ¿quién lo inicia? A la exjefa de gabinete del presidente Petro, Laura Sarabia, le hurtan un dinero.
Ella formula la denuncia penal ante la autoridad competente para investigar y acusar, esto es, la fiscalía general de la Nación. Paralelamente Sarabia ordena un acto de poder: prueba de polígrafo a la exniñera de su hijo, Marelbys Meza.
En el entretanto, viene surgiendo una punzante disputa entre desigualmente iguales, es decir, entre la empoderada Laura y el inefable y díscolo exembajador Armando Benedetti. Y en alguna de sus salidas en los medios, de forma descontextualizada pregunta si la ex Sarabia “chuza”. Y estaba ocurriendo que ella -por inexperta en asuntos de posicionamiento de poder- ordenó a unos policiales subalternos que interceptaran a su exniñera por el hurto del dinero.
Varios encargados de la seguridad de las avanzadas del presidente Petro gestionan lo de las “chuzadas”. Y legalmente se hizo, ordenada por un fiscal delegado la interceptación, sin motivo razonablemente fundado, que es lo que se requiere para esos casos, o sea, la interceptación fue legal en la medida en que fue ordenada por la entidad competente, empero, lo que la motivó estaba falseado.
Lo anterior significa que la interceptación en términos de investigación no sirvió para nada porque los contenidos de las conversaciones de las personas interceptadas no arrojaron información relevante para el objeto de lo que se procuraba averiguar. Lo que originó fue un escándalo y un daño para el gobierno de quienes los protagonistas hacían parte. Ni los medios ni la oposición tuvieron que ver con la génesis de este enrevesado episodio.
Así las cosas, simultáneamente se revela en boca del locuaz y descontrolado exembajador Benedetti en una absurda conversación con Laura, que él había conseguido 15 mil millones para la campaña de Petro, o sea, revela la consecución de unos dineros por fuera de los cauces legales. Y se armó la de Troya: la versión demoledora de la financiación ilegal de la campaña electoral.
Entonces, ¿quiénes son los únicos responsables de que se formara la alharaca incontrolada para joder el gobierno tarambana del presidente Petro? Solo ellos mismos. En la reacción surgen las justificaciones y excusas mayormente atolondradas en los trinos del presidente Petro y en las redes sociales. En este escenario ahora sí la oposición, los medios y las redes se enfrentan desenfrenadamente. Brotan los odios recíprocos.
Y aquí es donde empieza a surgir la justicia paralela. La muchedumbre, con el presidente a bordo, a plantear toda suerte de versiones e imaginarse los malos procederes de la Fiscalía, que es la encargada de la persecución penal en Colombia, cuando se inician las investigaciones de unos posibles comportamientos delictuales.
De la interceptación a la exniñera del hijo de Laura Sarabia se recrea el pasado de las interceptaciones ilegales en Colombia. Y una salida irresponsable del fiscal general Barbosa, en posición de oposición, intitula que “vuelven las chuzadas ilegales a Colombia” y entonces se le viene en ristre la iracundia de las redes. Y la oposición pasa la cuenta de cobro alrededor de la financiación ilegal de la campaña de Duque con el caso de ‘Ñeñe’ Hernández, que fue un personajillo engrandecido con similar perorata de Benedetti en relación con la financiación de las campañas políticas.
El ‘Ñeñe’ Hernández hablaba de mil “barras” y se dijo del narcotráfico. En el caso del hijo de Petro se habla de mil millones de pesos también del narcotráfico que dizque no ingresaron porque el tipejo se quedó ambiciosamente con la platilla y, en lo que dice Benedetti, se pasó de piña con quince mil millones cuya procedencia aún no refiere. ¡Colombia, un sainete!