La desconexión que en lo nacional se vive entre una ‘nueva ciudadanía’, el gobierno y las instituciones, en nuestro departamento podría darse también si el gobernador Luis Alberto Monsalvo considera que su poder surgió de sus electores y del bloque de congresistas que lo apoyó, lo cual no es fácil rebatir, y que, por supuesto, […]
La desconexión que en lo nacional se vive entre una ‘nueva ciudadanía’, el gobierno y las instituciones, en nuestro departamento podría darse también si el gobernador Luis Alberto Monsalvo considera que su poder surgió de sus electores y del bloque de congresistas que lo apoyó, lo cual no es fácil rebatir, y que, por supuesto, a ellos es a los que debe escuchar. En las regiones menos pobladas del país como el Cesar -frente a la poblada región andina- , la ‘opinión pública’ es frágil aún, el capital social escaso y la política -por la financiación desbordada del dinero y las llamadas clientelas- está cerrada.
Hace mas de 30 años el país empezó a discutir, ante el agotamiento de los diálogos nacionales con las guerrillas, los llamados diálogos regionales. Pero no funcionaron.
Ahora, tantos años después, estamos volviendo a unos llamados Diálogos Regionales, no aquéllos, pero tampoco son los encuentros ciudadanos directos, o talleres, presididos por los presidentes en ejercicio, Álvaro Uribe o Iván Duque.
El comunicado de prensa informa que el presidente Iván Duque, los gobernadores del país, agremiados en la Federación Nacional de Departamentos, y los alcaldes miembros de la Federación de Municipios, anunciaron el inicio de diálogos regionales con las comunidades y otros sectores sociales, para buscar salidas al estallido social que actualmente se registra en el país.
El objetivo es conversar en torno a soluciones en materia de reactivación económica segura, la generación de empleos, la participación de la juventud, las comunidades étnicas, el bienestar social y la protección a los más vulnerables.
“Los gobernadores, con el Gobierno nacional, van a propiciar en los territorios espacios para escuchar a los ciudadanos sobre temas tan importantes como la generación de empleo, la protección de los más vulnerables; abordar también temas relacionados con las comunidades étnicas, y poder encontrar soluciones prácticas, efectivas, a los sectores que han sido los más golpeados por esta pandemia y, también, por otros problemas que han envejecido mal a través de los años”, manifestó Duque, al final de la reunión, que se hizo virtual.
Es bueno conocer qué se propone, qué metodología de trabajo y plazos, y con quiénes se llevará a cabo esa Mesa departamental, para que no sea una comedia similar a algunas rendiciones de cuentas, que se convierten en reuniones informativas ante auditorios de funcionarios y contratistas afectos. ¿Se abordarán serias reivindicaciones con los sectores, impactarán los planes, proyectos y presupuestos? ¿El hecho de que haya una ciudadanía más pacífica en el departamento, que la del sur del país, hará a nuestros mandatarios más receptivos y premiarán dicho proceder o dará pie a que desconozcan sus aspiraciones por no haber acudido a las vías de hecho? Cuando el gobernador a los gremios, sindicatos, jóvenes, lideres de mujeres, emprendedores, indígenas, campesinos y pescadores, y similares, no los considera un poder determinante de su arribo a la gobernación, ¿los escuchará de verdad? ¿Cómo se sincroniza con el dialogo nacional? Son preguntas que nos hacemos.
La desconexión que en lo nacional se vive entre una ‘nueva ciudadanía’, el gobierno y las instituciones, en nuestro departamento podría darse también si el gobernador Luis Alberto Monsalvo considera que su poder surgió de sus electores y del bloque de congresistas que lo apoyó, lo cual no es fácil rebatir, y que, por supuesto, […]
La desconexión que en lo nacional se vive entre una ‘nueva ciudadanía’, el gobierno y las instituciones, en nuestro departamento podría darse también si el gobernador Luis Alberto Monsalvo considera que su poder surgió de sus electores y del bloque de congresistas que lo apoyó, lo cual no es fácil rebatir, y que, por supuesto, a ellos es a los que debe escuchar. En las regiones menos pobladas del país como el Cesar -frente a la poblada región andina- , la ‘opinión pública’ es frágil aún, el capital social escaso y la política -por la financiación desbordada del dinero y las llamadas clientelas- está cerrada.
Hace mas de 30 años el país empezó a discutir, ante el agotamiento de los diálogos nacionales con las guerrillas, los llamados diálogos regionales. Pero no funcionaron.
Ahora, tantos años después, estamos volviendo a unos llamados Diálogos Regionales, no aquéllos, pero tampoco son los encuentros ciudadanos directos, o talleres, presididos por los presidentes en ejercicio, Álvaro Uribe o Iván Duque.
El comunicado de prensa informa que el presidente Iván Duque, los gobernadores del país, agremiados en la Federación Nacional de Departamentos, y los alcaldes miembros de la Federación de Municipios, anunciaron el inicio de diálogos regionales con las comunidades y otros sectores sociales, para buscar salidas al estallido social que actualmente se registra en el país.
El objetivo es conversar en torno a soluciones en materia de reactivación económica segura, la generación de empleos, la participación de la juventud, las comunidades étnicas, el bienestar social y la protección a los más vulnerables.
“Los gobernadores, con el Gobierno nacional, van a propiciar en los territorios espacios para escuchar a los ciudadanos sobre temas tan importantes como la generación de empleo, la protección de los más vulnerables; abordar también temas relacionados con las comunidades étnicas, y poder encontrar soluciones prácticas, efectivas, a los sectores que han sido los más golpeados por esta pandemia y, también, por otros problemas que han envejecido mal a través de los años”, manifestó Duque, al final de la reunión, que se hizo virtual.
Es bueno conocer qué se propone, qué metodología de trabajo y plazos, y con quiénes se llevará a cabo esa Mesa departamental, para que no sea una comedia similar a algunas rendiciones de cuentas, que se convierten en reuniones informativas ante auditorios de funcionarios y contratistas afectos. ¿Se abordarán serias reivindicaciones con los sectores, impactarán los planes, proyectos y presupuestos? ¿El hecho de que haya una ciudadanía más pacífica en el departamento, que la del sur del país, hará a nuestros mandatarios más receptivos y premiarán dicho proceder o dará pie a que desconozcan sus aspiraciones por no haber acudido a las vías de hecho? Cuando el gobernador a los gremios, sindicatos, jóvenes, lideres de mujeres, emprendedores, indígenas, campesinos y pescadores, y similares, no los considera un poder determinante de su arribo a la gobernación, ¿los escuchará de verdad? ¿Cómo se sincroniza con el dialogo nacional? Son preguntas que nos hacemos.