La marcha en la ciudad de Valledupar en contra del proyecto de Ley 010, que reformaría el sistema de la salud y las demás iniciativas que buscan cambiar las políticas del sistema pensional, educación, entre otros, quedó “opacada” debido a que se presentaron múltiples disturbios y robos en la finalización de la jornada, alrededor del mediodia. 

Locales comerciales saqueados, daños en las sedes bancarias, cauchos quemados en las calles y destrucción de la propiedad privada son el resultado de los actos delincuenciales de un grupo de vándalos que se infiltraron en la marcha de las centrales obreras y estudiantes con el propósito de hurtar en el sector comercio y atentar contra el mobiliario de la ciudad.

Entre los sectores que fueron ‘blancos’ de dichos ataques están la Galería Popular, la zona comercial del Centro Histórico de la ciudad y la Alcaldía de Valledupar. Los vándalos atacaron la infraestructura de la entidad municipal con piedras y rompieron los vidrios, además se  apropiaron de las vallas de la Policía Nacional que tenía la entidad a sus alrededores. 

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La movilización inició en la sede de la Asociación de Educadores del Cesar, Aducesar, en el barrio Dangond, alrededor de las nueve de la mañana y terminaría en la Gobernación del Cesar, según el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, seccional Cesar, Jhonny González. Sin embargo, los estudiantes decidieron apartarse de la movilización de las centrales obreras en la glorieta Los Músicos para dirigirse a la Universidad Popular del Cesar, UPC, sede Sabana. 

Los jóvenes llegaron hasta las instalaciones del alma mater con el propósito de hacer un plantón en la institución superior para exigir que las clases virtuales fueran suspendidas porque algunos docentes siguen impartiendo parciales y eso no “apoya el paro nacional al que han sido convocados tantos los sindicatos del país como los universitarios”, según los querellantes. 

A pesar de que los más de 400 estudiantes que  estaban a  los alrededores de la UPC querían hacer un “plantón pacífico” en ese punto y luego retornar a sus respectivos hogares, un grupo de motorizados llegaron hasta la universidad haciendo ‘piques’ e incitando a los jóvenes a continuar la marcha hacía la Terminal de Transporte de Valledupar, donde presuntamente estaba uniformados de la Policía Nacional y miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad. 

A las múltiples provocaciones que estos motorizados e infiltrados, que llegaron caminando a la UPC, los líderes estudiantiles trataron de disuadirlos y controlar a la colectividad para que no se enfrentaran a la fuerza pública. Dichos esfuerzos no surgieron frutos porque en vez de permanecer a  las a afueras de la universidad, un grupo de jóvenes  decidió dirigirse a la Gobernación del Cesar y otro tanto a la Alcaldía de Valledupar. 

En el trayecto los desadaptados rompieron vidrios y puertas de los locales comerciales a su paso e ingresaron a la fuerza para hurtar ropa, calzado, dinero, maniquís y demás objetos que encontraran en la tienda. El diario EL PILÓN pudo constatar como los particulares se desplazaban en motos transportando la mercancía robada. 

Estos actos delincuenciales se esparcieron por otros sectores de la ciudad, por lo que la fuerza pública tuvo que intervenir y se presentaron enfrentamientos entre la Policía Nacional, el Esmad y estos delincuentes que saquearon varios locales comerciales y destruyeron los cajeros del Banco Davivienda y del Banco Agrario de Colombia, al igual que rompieron los vidrios de sus instalaciones.

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EL VANDALISMO SE CAMUFLA EN LAS MARCHAS 

De acuerdo con Jorge Rivero, presidente de la  Asociación de Educadores del Cesar, Aducesar,  tanto el magisterio del Cesar como el Comité Nacional de Paro rechaza los actos delincuenciales que se han presentado en las últimas movilizaciones de la ciudad. Señaló que la marcha del pasado 28 de abril fue un ejemplo de cómo debe ser una protesta pacífica sin incurrir en la violencia. 

En ese sentido la marcha de las centrales obreras terminó con tranquilidad en la Gobernación del Cesar, caso contrario de la movilización de los jóvenes en donde venían infiltrados que tenían como propósito causar el caos en la ciudad.

Por: Namieh Baute Barrios / EL PILÓN