La tala indiscriminada, el cambio climático y el mal uso de las fuentes hídricas son enemigos de los bosques y ríos en este departamento.
Pese a que el Cesar cuenta con una significativa extensión de bosques e importantes fuentes hídricas, enfrenta grandes problemáticas como la indiscriminada tala de árboles, mal uso de los suelos y de las fuentes hídricas. Este tema salen a flote porque ayer se celebró el Día Internacional de los Bosques y hoy es el turno para el Día Internacional del Agua, dos fechas importantes para el mundo por jugar estos dos elementos un papel primordial para el desarrollo humano.
De acuerdo con la Secretaría de Ambiente del Cesar, actualmente el 67 % de los suelos en este departamento están en desertificación, destacando que hay 70.000 hectáreas protegidas y que de estas 1.100 tiene una tasa alta de deforestación, de acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam. Igualmente indicó que el departamento tiene 350.000 hectáreas de bosques también protegidas, pero que de estas solo el 8.4 % sigue siendo primario.
Andrés Felipe Meza, cabeza del ambiente departamental, manifestó que en cuanto al recurso hídrico hay una problemática relacionada con el cambio climático, ya que las precipitaciones tienen a reducirse en un 17 %, lo que lleva a que el 53 % de las fuentes hídricas presenten un índice de escasez alto.
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Añadió que debido a esto los territorios se ven afectados, tomando en cuenta que de los 25 municipios, 15 dependen del agua de la Serranía del Perijá, 3 de la Sierra Nevada de Santa Marta, 2 del río Magdalena y el resto de pozos profundos.
En este mismo sentido, de acuerdo con el Plan Integral de Gestión de Cambio Climático Territorial del Cesar, realizado por el Ministerio de Ambiente en el 2016 con proyección hasta el 2032, el abastecimiento del recurso hídrico en este departamento es de manera indudable uno de los aspectos más críticos del cambio climático, tanto para abastecimiento humano como para el desarrollo productivo como la agricultura, ganadería, minas, canteras y servicios.
El estudio arrojó que la disponibilidad hídrica es crítica debido a que las cuencas presentan un índice de escasez promedio del 57 %, según el Ideam, situación que se tiende a agravar con los escenarios del cambio climático previstos.
El Ideam indica que el índice de disponibilidad hídrica para el año 2040 en el Cesar representa una amenaza de alta a muy alta para Valledupar, Codazzi, Bosconia, El Copey, Gamarra, La Gloria, La Jagua, Manaure y La Paz.
De acuerdo con el MinAmbiente, en el Cesar el nivel de uso del agua en el 99 % se califica entre moderado y alto, lo que significa grandes presiones por el recurso, lo que llevó a un análisis de vulnerabilidad con indicadores de sensibilidad alto.
Señalaron que el índice de agua no es retornada a la cuenca, lo que expresa un desbalance entre la huella hídrica de las actividades sectoriales desarrolladas en la cuenca y la oferta hídrica disponible, lo que puede ser explicado por exceso en la demanda o ineficiencia en el uso.
“Considerando esta gran sensibilidad del territorio, así como los cambios futuros previstos en términos del incremento de la temperatura y las menores precipitaciones, se infiere un escenario tendencial crítico de abastecimiento de recurso hídrico en el departamento, tanto para consumo humano como para el desarrollo productivo”, destacó el MinAmbiente.
Entre los problemas identificados asociados al recurso hídrico se encuentran la deforestación de áreas de ronda y zonas de recarga hídrica, inadecuado uso del suelo, sobrepastoreo, vertimientos, así como la construcción de obras de infraestructura y minería en áreas de protección.
En el citado informe el Ministerio de Ambiente indicó que para afrontar esta problemática y generar capacidades de adaptación se deben formular y ejecutar planes de ordenamiento y manejo de cuencas hidrográficas.
Sin embargo, añadió que dichos planes formulados en el Cesar no incorporan la gestión del cambio climático que impliquen el mejoramiento del conocimiento del régimen hidrológico de las cuencas y la demanda del recurso, la evaluación de escenarios críticos de precipitación y temperatura, el establecimiento de metas claras y especializadas de protección y restauración.
La Secretaría de Ambiente del Cesar dio a conocer que dentro de las acciones que desarrollan para mejorar las condiciones, tanto de los bosques como del agua en este departamento, está la inversión del 1 % de ingresos corrientes en un convenio Idecesar para realizar un proyecto en fuentes abastecedoras de agua principalmente en el río Manaure que permitiría hacer un esquema de pago por servicios ambientales.
“En este mismo orden viene la segunda fase del vivero con la producción de 300.000 especies de plantas con el propósito de producir más de 4.000 por año para reforestar y proteger las fuentes abastecedoras principales del departamento del Cesar”, señaló Andrés Felipe Meza.
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Subrayó que en cuanto a zonas verdes en Valledupar realizarán la segunda etapa del convenio entre la Gobernación del Cesar y Ministerio de Ambiente por $2.500 millones para recuperar las hectáreas que fueron afectadas por incendios forestales como en La Paz, Codazzi, Manaure.
“También tenemos un proyecto y estamos en la consecución de recursos para la recuperación del complejo cenagoso de la Zapatosa, proceso de un convenio con el Sena para formar 2.500 promotores ambientales junto a las instituciones educativas“, añadió el secretario de Ambiente departamental.
El veedor ambiental, Erney Galvan, manifestó que uno de los principales enemigos de estos ecosistemas es el hombre ya que no le están dando un buen eso, de ahí que se desprenden malas prácticas como la tala y el uso de las aguas. Insistió que en el departamento del Cesar hace falta una política pública de educación ambiental que lleve a que las personas tomen conciencia sobre la protección al medio ambiente.
El Cesar cuenta con importantes ecosistemas estratégicos para el país, 65.300 hectáreas de bosque seco tropical, 55.700 hectáreas de páramos y 54.400 hectáreas de humedales.
La Sierra Nevada de Santa Marta, declarada como Reserva de Biosfera por la Unesco en 1979, es una ecorregión estratégica reconocida a nivel mundial por su biodiversidad y su riqueza étnica. Asimismo, es fuente de agua, la cual está en riesgo por el deshielo del glaciar a causa del cambio climático. La Serranía de Perijá tiene un 70 % de su área incorporada en zona de reserva forestal y es un territorio estratégico de interés binacional por las interacciones biológicas, económicas y sociales con Venezuela.
La ciénaga de Zapatosa es el espejo de agua dulce más grande del país, su función más importante es la de ser un reservorio del recurso hídrico en toda época. En invierno funciona como zona de amortiguamiento durante los procesos de inundación natural, ayudando a conformar el balance hídrico del ecosistema y el ciclo hidrológico de los ríos Magdalena y Cesar, evitando las inundaciones en muchas áreas de la Costa Atlántica.
Estos sistemas ejercen por tanto una función especial para la resiliencia de los ecosistemas y sus pobladores ante los efectos del clima cambiante, en especial en épocas de mayores lluvias y en las épocas de sequías.
POR MILAGRO SÁNCHEZ FLÓREZ / EL PILÓN
La tala indiscriminada, el cambio climático y el mal uso de las fuentes hídricas son enemigos de los bosques y ríos en este departamento.
Pese a que el Cesar cuenta con una significativa extensión de bosques e importantes fuentes hídricas, enfrenta grandes problemáticas como la indiscriminada tala de árboles, mal uso de los suelos y de las fuentes hídricas. Este tema salen a flote porque ayer se celebró el Día Internacional de los Bosques y hoy es el turno para el Día Internacional del Agua, dos fechas importantes para el mundo por jugar estos dos elementos un papel primordial para el desarrollo humano.
De acuerdo con la Secretaría de Ambiente del Cesar, actualmente el 67 % de los suelos en este departamento están en desertificación, destacando que hay 70.000 hectáreas protegidas y que de estas 1.100 tiene una tasa alta de deforestación, de acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam. Igualmente indicó que el departamento tiene 350.000 hectáreas de bosques también protegidas, pero que de estas solo el 8.4 % sigue siendo primario.
Andrés Felipe Meza, cabeza del ambiente departamental, manifestó que en cuanto al recurso hídrico hay una problemática relacionada con el cambio climático, ya que las precipitaciones tienen a reducirse en un 17 %, lo que lleva a que el 53 % de las fuentes hídricas presenten un índice de escasez alto.
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Añadió que debido a esto los territorios se ven afectados, tomando en cuenta que de los 25 municipios, 15 dependen del agua de la Serranía del Perijá, 3 de la Sierra Nevada de Santa Marta, 2 del río Magdalena y el resto de pozos profundos.
En este mismo sentido, de acuerdo con el Plan Integral de Gestión de Cambio Climático Territorial del Cesar, realizado por el Ministerio de Ambiente en el 2016 con proyección hasta el 2032, el abastecimiento del recurso hídrico en este departamento es de manera indudable uno de los aspectos más críticos del cambio climático, tanto para abastecimiento humano como para el desarrollo productivo como la agricultura, ganadería, minas, canteras y servicios.
El estudio arrojó que la disponibilidad hídrica es crítica debido a que las cuencas presentan un índice de escasez promedio del 57 %, según el Ideam, situación que se tiende a agravar con los escenarios del cambio climático previstos.
El Ideam indica que el índice de disponibilidad hídrica para el año 2040 en el Cesar representa una amenaza de alta a muy alta para Valledupar, Codazzi, Bosconia, El Copey, Gamarra, La Gloria, La Jagua, Manaure y La Paz.
De acuerdo con el MinAmbiente, en el Cesar el nivel de uso del agua en el 99 % se califica entre moderado y alto, lo que significa grandes presiones por el recurso, lo que llevó a un análisis de vulnerabilidad con indicadores de sensibilidad alto.
Señalaron que el índice de agua no es retornada a la cuenca, lo que expresa un desbalance entre la huella hídrica de las actividades sectoriales desarrolladas en la cuenca y la oferta hídrica disponible, lo que puede ser explicado por exceso en la demanda o ineficiencia en el uso.
“Considerando esta gran sensibilidad del territorio, así como los cambios futuros previstos en términos del incremento de la temperatura y las menores precipitaciones, se infiere un escenario tendencial crítico de abastecimiento de recurso hídrico en el departamento, tanto para consumo humano como para el desarrollo productivo”, destacó el MinAmbiente.
Entre los problemas identificados asociados al recurso hídrico se encuentran la deforestación de áreas de ronda y zonas de recarga hídrica, inadecuado uso del suelo, sobrepastoreo, vertimientos, así como la construcción de obras de infraestructura y minería en áreas de protección.
En el citado informe el Ministerio de Ambiente indicó que para afrontar esta problemática y generar capacidades de adaptación se deben formular y ejecutar planes de ordenamiento y manejo de cuencas hidrográficas.
Sin embargo, añadió que dichos planes formulados en el Cesar no incorporan la gestión del cambio climático que impliquen el mejoramiento del conocimiento del régimen hidrológico de las cuencas y la demanda del recurso, la evaluación de escenarios críticos de precipitación y temperatura, el establecimiento de metas claras y especializadas de protección y restauración.
La Secretaría de Ambiente del Cesar dio a conocer que dentro de las acciones que desarrollan para mejorar las condiciones, tanto de los bosques como del agua en este departamento, está la inversión del 1 % de ingresos corrientes en un convenio Idecesar para realizar un proyecto en fuentes abastecedoras de agua principalmente en el río Manaure que permitiría hacer un esquema de pago por servicios ambientales.
“En este mismo orden viene la segunda fase del vivero con la producción de 300.000 especies de plantas con el propósito de producir más de 4.000 por año para reforestar y proteger las fuentes abastecedoras principales del departamento del Cesar”, señaló Andrés Felipe Meza.
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Subrayó que en cuanto a zonas verdes en Valledupar realizarán la segunda etapa del convenio entre la Gobernación del Cesar y Ministerio de Ambiente por $2.500 millones para recuperar las hectáreas que fueron afectadas por incendios forestales como en La Paz, Codazzi, Manaure.
“También tenemos un proyecto y estamos en la consecución de recursos para la recuperación del complejo cenagoso de la Zapatosa, proceso de un convenio con el Sena para formar 2.500 promotores ambientales junto a las instituciones educativas“, añadió el secretario de Ambiente departamental.
El veedor ambiental, Erney Galvan, manifestó que uno de los principales enemigos de estos ecosistemas es el hombre ya que no le están dando un buen eso, de ahí que se desprenden malas prácticas como la tala y el uso de las aguas. Insistió que en el departamento del Cesar hace falta una política pública de educación ambiental que lleve a que las personas tomen conciencia sobre la protección al medio ambiente.
El Cesar cuenta con importantes ecosistemas estratégicos para el país, 65.300 hectáreas de bosque seco tropical, 55.700 hectáreas de páramos y 54.400 hectáreas de humedales.
La Sierra Nevada de Santa Marta, declarada como Reserva de Biosfera por la Unesco en 1979, es una ecorregión estratégica reconocida a nivel mundial por su biodiversidad y su riqueza étnica. Asimismo, es fuente de agua, la cual está en riesgo por el deshielo del glaciar a causa del cambio climático. La Serranía de Perijá tiene un 70 % de su área incorporada en zona de reserva forestal y es un territorio estratégico de interés binacional por las interacciones biológicas, económicas y sociales con Venezuela.
La ciénaga de Zapatosa es el espejo de agua dulce más grande del país, su función más importante es la de ser un reservorio del recurso hídrico en toda época. En invierno funciona como zona de amortiguamiento durante los procesos de inundación natural, ayudando a conformar el balance hídrico del ecosistema y el ciclo hidrológico de los ríos Magdalena y Cesar, evitando las inundaciones en muchas áreas de la Costa Atlántica.
Estos sistemas ejercen por tanto una función especial para la resiliencia de los ecosistemas y sus pobladores ante los efectos del clima cambiante, en especial en épocas de mayores lluvias y en las épocas de sequías.
POR MILAGRO SÁNCHEZ FLÓREZ / EL PILÓN