De acuerdo con la educadora en disciplina positiva, especialista en Infancia, Cultura y Desarrollo, Dey María Calderón Martínez, los padres deben liberarse de la carga que si el niño está aprendiendo o no y de la calificación, porque está adquiriendo otro tipo de aprendizaje; por ejemplo, a usar las tecnologías de la información, la rutina en casa, y la adaptación al nuevo estilo de vida en aislamiento social.
El confinamiento para evitar la propagación del coronavirus ha trastocado la vida de los niños y niñas que se vieron obligados a asumir repentinamente otra forma de educación, otra afectación es la de los padres y cuidadores que aparte de cumplir con los quehaceres de casa y teletrabajo deben ser tutores en su educación. Frente a este reto, la educadora en disciplina positiva, especialista en Infancia, Cultura y Desarrollo, Dey María Calderón Martínez, dialogó con EL PILÓN.
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Para nadie es un secreto que estamos viviendo una temporada de cambios abruptos en nuestra manera de pensar, relacionarnos y actuar, para la mayoría de los padres enfrentar estos cambios no ha sido fácil por la carga extra que nos ha generado.
En esta coyuntura es fundamental que padres y cuidadores tengan la conciencia de que los niños están en un proceso de desarrollo integral donde necesitan apoyo, instrucción y amor. Los niños necesitan saber que ellos son más importantes que cualquier cosa que nos esté afectando en este momento, necesitan saber que nuestro amor es incondicional.
Esta es una gran oportunidad que nos ha dado Dios y la vida para involucrarnos más con nuestros hijos, para profundizar en el diálogo en el conocimiento personal y trabajar en equipo, buscando mantener un equilibrio emocional donde todos ganemos y podamos lograr un ambiente sano, lleno de paz y productivo en casa.
En estos días el común denominador de todas las madres ha sido la carga escolar que nosotras hemos debido asumir por fuerza mayor. Nos hemos quejado, hecho pataleta y demás, pero no hay otra manera: hay que continuar para que los niños no pierdan los hábitos de estudio.
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Debemos tener claridad que existen varios retos para la familia y aun para los maestros como la falta de conectividad y accesibilidad a los equipos, el aprendizaje académico no será igual como si estuvieran en la escuela, no solo porque los padres no tenemos la pedagogía de maestros sino porque los niños están en su casa, no es un ambiente académico, donde hay muchos distractores, donde las reglas no son las mismas de la escuela, no hay amigos, no está el maestro y además tienen una carga emocional fuerte porque escuchan y ven a sus padres hablar de las noticias, hay un riesgo socioafectivo latente, aun sin tener en cuenta los hogares con violencia intrafamiliar y donde no hay seguridad alimentaria.
Por lo tanto, mi invitación es a sacar lo bueno de esta situación y desechar lo malo, debemos asumir el reto con entusiasmo y optimismo porque los niños son productos de los contextos; es decir, replican lo que ven y ellos desarrollarán la misma actitud que tiene mamá o papá frente al estudio en casa.
Es claro que debemos buscar acuerdos equilibrados con los colegios de nuestros hijos y entender que debemos cumplir y ser responsables, pero liberarnos de la carga -que si está aprendiendo o no-, de la calificación, porque el niño está adquiriendo otro tipo de aprendizaje como por ejemplo a usar las tecnologías de la información, aprender cómo es la rutina en casa y la adaptación al nuevo estilo de vida en aislamiento social.
Los niños con diagnóstico de trastornos del aprendizaje, o TDAH, deben estar en un programa de atención integral sugerido por las instituciones educativas a la que pertenecen.
La terapia conductual administrada por los padres y con el apoyo de los proveedores de atención médica les enseña a los niños a controlar mejor su comportamiento, lo que llevará a un mejor desempeño en la escuela, la casa y en sus relaciones. Aprender y poner en práctica la terapia conductual requiere tiempo y esfuerzo, por lo que es muy valioso el apoyo y amor de los padres en este confinamiento.
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Es fácil perder la paciencia cuando no tenemos reglas en nuestra casa y nuestros ‘tanques emocionales’ están vacíos, por ende, cada padre y madre debe ser consciente que los niños son niños y por lo tanto necesitan cometer errores para generar un nuevo aprendizaje, nadie es perfecto. Ellos tienen su propia forma de procesar la información, interpretar la realidad y un ritmo diferente al de un adulto.
Debemos evitar la corrección punitiva, humillante y agresora que no solo afectará el ambiente familiar en casa, sino que traerá culpa para los padres y consecuencias en el desarrollo integral de los hijos. Cada uno debe decidir que quiere hacer: si usa las palabras, la instrucción y el ejemplo para corregir y disciplinar, o usa la violencia que por cierto es un delito y sus consecuencias son devastadoras en la vida del ser humano.
Este es un tema extenso, pero quiero dejar por sentado que la paciencia se desarrolla cuando te pones en los zapatos del otro y lo tratas como quisieras ser tratado. Los niños son personas, son sujetos de derechos y debemos tener consciencia de lo que se siembra en ellos, tarde que temprano lo recogeremos.
Establecer reglas y rutinas diarias para los niños es fundamental. Tener una brújula que les anticipe lo que pasará en el día donde habrá momentos de esfuerzo (deberes) y momentos de disfrute (juego). La organización es fundamental en un hogar donde todos deben aportar y tener responsabilidades.
Los niños deben tener su propia tabla o esquema (ojalá hecha por ellos mismos con ayuda de sus padres) donde por horas se establezca hora de levantarse, aseo personal, actividades escolares, descanso y meriendas, horas de comidas, hora de hacer sus obligaciones de la casa y también las horas para jugar solos y con sus padres; de esta manera entenderán que cuando terminemos todos nuestras responsabilidades podremos disfrutar del juego, así están motivados y se mitigan los niveles de ansiedad y estrés.
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Quiero resaltar que la Positive Discipline Association -autoridad mundial en tópicos de disciplina positiva- nos afirma que los niños que decimos ‘que se portan mal’ son niños desalentados, que no se sienten reconocidos e importantes dentro de sus hogares y por lo tanto, buscan cualquier motivo para decir: ‘estoy aquí, mírame, necesito sentir que me amas, que soy valioso para esta casa’.
Por lo tanto, los padres necesitamos establecer una relación afectiva fuerte con los niños además de los besos, abrazos y palabras de afirmación, también haciéndolos sentir importantes para el funcionamiento del hogar sin llegar a excesos de permisividad ni autoritarismo.
Por lo tanto, los niños cuando tienen responsabilidades de acuerdo a su edad y desarrollo cognitivo se sienten valiosos; por ejemplo al sacar la basura, poner la mesa, regar las plantas, arreglar sus camas, dividir la ropa para lavar, entre otras actividades.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN [email protected]
De acuerdo con la educadora en disciplina positiva, especialista en Infancia, Cultura y Desarrollo, Dey María Calderón Martínez, los padres deben liberarse de la carga que si el niño está aprendiendo o no y de la calificación, porque está adquiriendo otro tipo de aprendizaje; por ejemplo, a usar las tecnologías de la información, la rutina en casa, y la adaptación al nuevo estilo de vida en aislamiento social.
El confinamiento para evitar la propagación del coronavirus ha trastocado la vida de los niños y niñas que se vieron obligados a asumir repentinamente otra forma de educación, otra afectación es la de los padres y cuidadores que aparte de cumplir con los quehaceres de casa y teletrabajo deben ser tutores en su educación. Frente a este reto, la educadora en disciplina positiva, especialista en Infancia, Cultura y Desarrollo, Dey María Calderón Martínez, dialogó con EL PILÓN.
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Para nadie es un secreto que estamos viviendo una temporada de cambios abruptos en nuestra manera de pensar, relacionarnos y actuar, para la mayoría de los padres enfrentar estos cambios no ha sido fácil por la carga extra que nos ha generado.
En esta coyuntura es fundamental que padres y cuidadores tengan la conciencia de que los niños están en un proceso de desarrollo integral donde necesitan apoyo, instrucción y amor. Los niños necesitan saber que ellos son más importantes que cualquier cosa que nos esté afectando en este momento, necesitan saber que nuestro amor es incondicional.
Esta es una gran oportunidad que nos ha dado Dios y la vida para involucrarnos más con nuestros hijos, para profundizar en el diálogo en el conocimiento personal y trabajar en equipo, buscando mantener un equilibrio emocional donde todos ganemos y podamos lograr un ambiente sano, lleno de paz y productivo en casa.
En estos días el común denominador de todas las madres ha sido la carga escolar que nosotras hemos debido asumir por fuerza mayor. Nos hemos quejado, hecho pataleta y demás, pero no hay otra manera: hay que continuar para que los niños no pierdan los hábitos de estudio.
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Debemos tener claridad que existen varios retos para la familia y aun para los maestros como la falta de conectividad y accesibilidad a los equipos, el aprendizaje académico no será igual como si estuvieran en la escuela, no solo porque los padres no tenemos la pedagogía de maestros sino porque los niños están en su casa, no es un ambiente académico, donde hay muchos distractores, donde las reglas no son las mismas de la escuela, no hay amigos, no está el maestro y además tienen una carga emocional fuerte porque escuchan y ven a sus padres hablar de las noticias, hay un riesgo socioafectivo latente, aun sin tener en cuenta los hogares con violencia intrafamiliar y donde no hay seguridad alimentaria.
Por lo tanto, mi invitación es a sacar lo bueno de esta situación y desechar lo malo, debemos asumir el reto con entusiasmo y optimismo porque los niños son productos de los contextos; es decir, replican lo que ven y ellos desarrollarán la misma actitud que tiene mamá o papá frente al estudio en casa.
Es claro que debemos buscar acuerdos equilibrados con los colegios de nuestros hijos y entender que debemos cumplir y ser responsables, pero liberarnos de la carga -que si está aprendiendo o no-, de la calificación, porque el niño está adquiriendo otro tipo de aprendizaje como por ejemplo a usar las tecnologías de la información, aprender cómo es la rutina en casa y la adaptación al nuevo estilo de vida en aislamiento social.
Los niños con diagnóstico de trastornos del aprendizaje, o TDAH, deben estar en un programa de atención integral sugerido por las instituciones educativas a la que pertenecen.
La terapia conductual administrada por los padres y con el apoyo de los proveedores de atención médica les enseña a los niños a controlar mejor su comportamiento, lo que llevará a un mejor desempeño en la escuela, la casa y en sus relaciones. Aprender y poner en práctica la terapia conductual requiere tiempo y esfuerzo, por lo que es muy valioso el apoyo y amor de los padres en este confinamiento.
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Es fácil perder la paciencia cuando no tenemos reglas en nuestra casa y nuestros ‘tanques emocionales’ están vacíos, por ende, cada padre y madre debe ser consciente que los niños son niños y por lo tanto necesitan cometer errores para generar un nuevo aprendizaje, nadie es perfecto. Ellos tienen su propia forma de procesar la información, interpretar la realidad y un ritmo diferente al de un adulto.
Debemos evitar la corrección punitiva, humillante y agresora que no solo afectará el ambiente familiar en casa, sino que traerá culpa para los padres y consecuencias en el desarrollo integral de los hijos. Cada uno debe decidir que quiere hacer: si usa las palabras, la instrucción y el ejemplo para corregir y disciplinar, o usa la violencia que por cierto es un delito y sus consecuencias son devastadoras en la vida del ser humano.
Este es un tema extenso, pero quiero dejar por sentado que la paciencia se desarrolla cuando te pones en los zapatos del otro y lo tratas como quisieras ser tratado. Los niños son personas, son sujetos de derechos y debemos tener consciencia de lo que se siembra en ellos, tarde que temprano lo recogeremos.
Establecer reglas y rutinas diarias para los niños es fundamental. Tener una brújula que les anticipe lo que pasará en el día donde habrá momentos de esfuerzo (deberes) y momentos de disfrute (juego). La organización es fundamental en un hogar donde todos deben aportar y tener responsabilidades.
Los niños deben tener su propia tabla o esquema (ojalá hecha por ellos mismos con ayuda de sus padres) donde por horas se establezca hora de levantarse, aseo personal, actividades escolares, descanso y meriendas, horas de comidas, hora de hacer sus obligaciones de la casa y también las horas para jugar solos y con sus padres; de esta manera entenderán que cuando terminemos todos nuestras responsabilidades podremos disfrutar del juego, así están motivados y se mitigan los niveles de ansiedad y estrés.
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Quiero resaltar que la Positive Discipline Association -autoridad mundial en tópicos de disciplina positiva- nos afirma que los niños que decimos ‘que se portan mal’ son niños desalentados, que no se sienten reconocidos e importantes dentro de sus hogares y por lo tanto, buscan cualquier motivo para decir: ‘estoy aquí, mírame, necesito sentir que me amas, que soy valioso para esta casa’.
Por lo tanto, los padres necesitamos establecer una relación afectiva fuerte con los niños además de los besos, abrazos y palabras de afirmación, también haciéndolos sentir importantes para el funcionamiento del hogar sin llegar a excesos de permisividad ni autoritarismo.
Por lo tanto, los niños cuando tienen responsabilidades de acuerdo a su edad y desarrollo cognitivo se sienten valiosos; por ejemplo al sacar la basura, poner la mesa, regar las plantas, arreglar sus camas, dividir la ropa para lavar, entre otras actividades.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN [email protected]