Los centros históricos de las ciudades son los espacios donde late con más fuerza el corazón de una ciudad. Valledupar no está exento de ello; desde el mes de abril recorrerlas calles y los callejones del centro histórico del valle del cacique Upar evoca la época donde las tertulias y parrandas en las terrazas eran los protagonistas principales de esta ciudad tranquila y colonial.

Esto fue posible gracias al proyecto de lucimiento de fachada con colores en el que pintando llamativamente las fachadas de las casas, que hacen parte del centro histórico de Valledupar, la fundación Aviva y la Alcaldía le darían una nueva cara al sector fundacional de la ciudad.

Sin embargo, los trabajos de ejecución de este proyecto se encuentran suspendidos desde el pasado 5 de junio. La arquitecta Annie Marshall De Armas, quien hace parte de la fundación Aviva y quien es la asesora de Patrimonio del Municipio, explicó que el lucimiento de fachadas lo iniciaron en el callejón de Mahoma tras la propuesta de la fundación Aviva, que fue avalada y aprobada por el Ministerio de Cultura, patrocinada por la Alcaldía de Valledupar, con las pinturas e insumos necesarios; y apoyada por Aseo del Norte, que suministró mano de obra por

un lapso de dos meses, tiempo que se cumplió la primera semana de junio pero el proyecto no ha sido culminado.
“Iniciamos la ‘acupuntura urbana’, que fue ir tejiendo y remendando puntos específicos de la ciudad. Eso aunque no era lo primordial para el centro histórico, lo hicimos como una terapia de shock para que la gente identificará y reconociera que sí tenemos centro histórico y un declaratoria desde el año 2000 y que en 17 años no se había hecho nada por visualizarlo”, subrayó la arquitecta.

Como primera fase escogieron los puntos más cercanos a la plaza Alfonso López, por solicitud del alcalde Augusto Ramírez Uhía, para recibir los 50 años del Festival de la Leyenda Vallenata.

“Fue así como iniciamos en los abatidos callejones, entre esos el de las Mahomas y le dimos un toque de color que fue fascinante y motivo de visita de los turistas al tiempo que intervenían los muralistas, luego con las líneas de acción y de recorridos iniciamos adentrarnos a la plaza, para luego se realizarán en la carrera octava, entre las calles 16, 15 y 14 hasta la carrera cuarta; y en la carrera sexta antes de la Universidad Udes, hasta la Casa de la Cultura; y en la carrera quinta para lograr abrazar a los callejones, que son los determinantes para que se diera la selección del centro histórico de Valledupar”, precisó.

Agregó que en el proyecto se inscribieron 80 propietarios, que aceptaron que sus fachadas fueran pintadas, pero el personal que fue contratado por la empresa de aseo solo fue contratado por dos meses y desde el 5 de junio se suspendieron las obras. “Intermitentemente pudimos pintar cuatro casa más por un personal de Aviva pero ya no podemos más”, acotó Mashall.

De acuerdo con lo manifestado por la arquitecta la administración municipal ofreció un personal de ornato y embellecimiento que a la fecha no han sido facilitados, sin embargo espera que esta semana puedan retomar los trabajos ya que hay mucha expectativa en la comunidad vallenata.

Según Franklin Daza, coordinador del programa Ciudades Sostenibles, las obras se retrasaron, pero se dará un apoyo con operarios de la Alcaldía. “Los trabajos inician el día de hoy en la zona de la plaza Alfonso López”. El funcionario aseguró que quedaran cuatro operarios de forma permanente hasta que se culmine el proyecto que se encuentra en un avance del 50 por ciento.

Cabe destacar que para escoger la gama de colores que adornan hoy el centro histórico se realizó una investigación previa requerido por el Ministerio de Cultura para identificar la escala de colores que se manejaban en otras épocas, y tras extraer muestras de las diferentes capas de pintura y materiales de la fachada, dibuja la misma y confecciona una carta de color, que recopila las variedades cromáticas que se han aplicado en cada zona de los barrios que forman el centro histórico de la ciudad para reflejar la alegría, entusiasmo, sabor y el calor humano que identifica a la costa Caribe colombiana.

Por: Ariadne Osorio Ponce / EL PILÓN
[email protected]