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Columnista - 19 junio, 2014

Educación ambiental y conocimiento del medio

Si capacitar para comprender mejor las leyes de la naturaleza y la sociedad es un paradigma de la educación ambiental, las diferentes vías para alcanzarlo pasan por percepciones, y hasta por escuelas también distintas. Creemos que se encuentra vigente la formulación de la pedagogía activa que postula el necesario conocimiento del entorno inmediato para poder […]

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Si capacitar para comprender mejor las leyes de la naturaleza y la sociedad es un paradigma de la educación ambiental, las diferentes vías para alcanzarlo pasan por percepciones, y hasta por escuelas también distintas. Creemos que se encuentra vigente la formulación de la pedagogía activa que postula el necesario conocimiento del entorno inmediato para poder comprender otros entornos y la misma realidad planetaria.

A menudo nos encontramos con la que se ha llamado visión amazonista de nuestros sistemas naturales, es decir, con puntos de vista que invocan su más rotunda intocabilidad, cuando éstos son sistemas naturales que en su totalidad, aunque con diferentes intensidades, han soportado de manera multisecular la presencia interectuante de nuestra especie y, por lo tanto, son su respuesta.

Otra cosa es cómo han sido estas relaciones. Una buena educación ambiental no debe presentar una visión erudita o clásicamente histórica, sino que debe considerar la perspectiva histórica de los usos del medio como una manera de acercarse al conocimiento del funcionamiento actual de los ecosistemas.

Esta perspectiva puede alcanzarse con el uso de las fuentes documentales obligadas, pero también e inexcusablemente con la ayuda de una buena observación, realizando un buen trabajo de campo y consultando con lo que se ha llamado humano tecas vivientes, es decir, con aquellas personas cuya historia vital está cargada de matices y conocimientos sobre el medio, desde una perspectiva de conocimiento popular empírico, de la que son depositarios y actores los indígenas, los campesinos, las mujeres. Ellos sin duda portadores de una notoria cultura ambiental, desconsiderada en exceso por la ciencia ambiental de nuestros días, que no siempre se halla impregnada de la humildad necesaria.

En caso contrario se puede caer en el caudillismo que caracteriza a menudo las reivindicaciones del poder, que tienden a formar núcleos que se mueven hacia el cerramiento y el macondismo.

La misma postura mantienen los planteamientos “ todistas” de los discursos todoterrenistas, una corriente que restringe las aportaciones de las comunidades.

En definitiva, se deben recoger las aportaciones del discurso intercultural e intergeneracional. En este sentido, en algunos países latinoamericanos existe una línea de trabajo llamada el “dialogo de saberes” que propone que científicos y estudiosos se sitúen en el mismo nivel que la gente más sencilla de las comunidades, también portadora de sabiduría, para que de este modo unos aprendan de otros.

NOTA: ¿cuándo tendrá Valledupar el pico y placa para el tránsito de las motos? Consideramos que así se mejora la movilidad de la ciudad.

Columnista
19 junio, 2014

Educación ambiental y conocimiento del medio

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Si capacitar para comprender mejor las leyes de la naturaleza y la sociedad es un paradigma de la educación ambiental, las diferentes vías para alcanzarlo pasan por percepciones, y hasta por escuelas también distintas. Creemos que se encuentra vigente la formulación de la pedagogía activa que postula el necesario conocimiento del entorno inmediato para poder […]


Si capacitar para comprender mejor las leyes de la naturaleza y la sociedad es un paradigma de la educación ambiental, las diferentes vías para alcanzarlo pasan por percepciones, y hasta por escuelas también distintas. Creemos que se encuentra vigente la formulación de la pedagogía activa que postula el necesario conocimiento del entorno inmediato para poder comprender otros entornos y la misma realidad planetaria.

A menudo nos encontramos con la que se ha llamado visión amazonista de nuestros sistemas naturales, es decir, con puntos de vista que invocan su más rotunda intocabilidad, cuando éstos son sistemas naturales que en su totalidad, aunque con diferentes intensidades, han soportado de manera multisecular la presencia interectuante de nuestra especie y, por lo tanto, son su respuesta.

Otra cosa es cómo han sido estas relaciones. Una buena educación ambiental no debe presentar una visión erudita o clásicamente histórica, sino que debe considerar la perspectiva histórica de los usos del medio como una manera de acercarse al conocimiento del funcionamiento actual de los ecosistemas.

Esta perspectiva puede alcanzarse con el uso de las fuentes documentales obligadas, pero también e inexcusablemente con la ayuda de una buena observación, realizando un buen trabajo de campo y consultando con lo que se ha llamado humano tecas vivientes, es decir, con aquellas personas cuya historia vital está cargada de matices y conocimientos sobre el medio, desde una perspectiva de conocimiento popular empírico, de la que son depositarios y actores los indígenas, los campesinos, las mujeres. Ellos sin duda portadores de una notoria cultura ambiental, desconsiderada en exceso por la ciencia ambiental de nuestros días, que no siempre se halla impregnada de la humildad necesaria.

En caso contrario se puede caer en el caudillismo que caracteriza a menudo las reivindicaciones del poder, que tienden a formar núcleos que se mueven hacia el cerramiento y el macondismo.

La misma postura mantienen los planteamientos “ todistas” de los discursos todoterrenistas, una corriente que restringe las aportaciones de las comunidades.

En definitiva, se deben recoger las aportaciones del discurso intercultural e intergeneracional. En este sentido, en algunos países latinoamericanos existe una línea de trabajo llamada el “dialogo de saberes” que propone que científicos y estudiosos se sitúen en el mismo nivel que la gente más sencilla de las comunidades, también portadora de sabiduría, para que de este modo unos aprendan de otros.

NOTA: ¿cuándo tendrá Valledupar el pico y placa para el tránsito de las motos? Consideramos que así se mejora la movilidad de la ciudad.