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Columnista - 12 septiembre, 2012

¡Hace calor en el Ártico!

Por  Gustavo Cotes Medina El cambio climático sigue mostrando sus inquietantes garras en muchos escenarios del mundo, especialmente en el océano Ártico. Según recientes  mediciones de la Nasa, la extensión del hielo marino que cubre al océano se está derritiendo y se redujo al tamaño más pequeño observado por el hombre en los últimos treinta […]

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Por  Gustavo Cotes Medina

El cambio climático sigue mostrando sus inquietantes garras en muchos escenarios del mundo, especialmente en el océano Ártico. Según recientes  mediciones de la Nasa, la extensión del hielo marino que cubre al océano se está derritiendo y se redujo al tamaño más pequeño observado por el hombre en los últimos treinta años. Existe una suma de factores que aceleran el derretimiento por su sensibilidad a los cambios de temperatura terrestres, que sumergen al océano en un círculo vicioso que parece interminable.
Su paisaje es espectacular y su hielo es muy importante para mantener la región polar, para la fauna- osos y focas- y es un gran aporte para moderar el clima del planeta tierra. La desaparición del Ártico significa un aumento progresivo del nivel del mar y de las  emisiones de dióxido de carbono- diez veces más de lo normal-. Además, tiene grandes yacimientos de petróleo, gas y puede generar disputas potenciales en sus fronteras, porque el Ártico es un espacio muy codiciado. La “tierra del sol de medianoche” está cambiando y la transformación lamentable de su geografía está pasando frente a nuestros ojos.
Colombia también es una víctima y presenta riesgos por el constante deshielo polar y en unos veinte años cerca del 60 por ciento de las áreas urbanas del Caribe y del Pacífico, tendrán algún tipo de afectación por un océano cada vez más fuerte y punzante que se traduce en un peligro inminente para millones de personas de Tumaco, Buenaventura, Juradó, Barranquilla, Cartagena, Puerto Colombia, Riohacha, San Andrés y Gorgona.
¡En Colombia se producen cerca de 50.000 toneladas diarias de residuos sólidos y solo se está recuperando el 5%. La degradación de nuestros ecosistemas está acabando con las especies!
Es difícil de entender que las grandes potencias, y sus líderes mundiales, sigan postergando el inicio de acciones concretas para enfrentar un problema que está afectando claramente su propia subsistencia. Tenemos que abrir bien los ojos porque un océano Ártico sin hielo está enviando mensajes directos por sus grandes implicaciones climáticas, políticas, comerciales, control ambiental de la zona y posibles luchas fronterizas.
Así mismo, el derretimiento en el océano Ártico podría ser una oportunidad para la navegación, y el deshielo del polo norte abre la controversia por sus incontables recursos: Se estima que un 33 por ciento de las reservas mundiales de petróleo y gas están bajo el Ártico. Esto quiere decir, que también ofrece expectativas potencialmente rentables, pero muy discutibles.
Estos campanazos de alerta nos obligan a crecer en forma responsable porque ante la magnitud del problema del cambio climático no podemos ser espectadores pasivos. Todos tenemos un compromiso de cambio para apostarle a una nación que progresa en medio de las dificultades.
Hoy, el calentamiento global es el enemigo, es una realidad medible que está presente en los cuatro costados del planeta. El tema es inocultable y no es de ficción. Ya se sabe lo suficiente para actuar y el planeta debe diseñar nuevas estrategias centrando la acción en ciertas tecnologías claves ya probadas, e invertir desde ahora en innovaciones futuras que tienen procesos largos de maduración.
¡Hoy, se sabe lo que se tiene que hacer y se dispone de las herramientas para hacerlo, pero debe existir la voluntad para enfrentar el cambio climático y tiene que implementarse una manera de hacerlo. Cuando concurran los dos objetivos, el éxito está en el camino adecuado  tocando fuerte la puerta  para ordenar de la casa!
[email protected]
Septiembre- 08-12.

Columnista
12 septiembre, 2012

¡Hace calor en el Ártico!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gustavo Cotez Medina

Por  Gustavo Cotes Medina El cambio climático sigue mostrando sus inquietantes garras en muchos escenarios del mundo, especialmente en el océano Ártico. Según recientes  mediciones de la Nasa, la extensión del hielo marino que cubre al océano se está derritiendo y se redujo al tamaño más pequeño observado por el hombre en los últimos treinta […]


Por  Gustavo Cotes Medina

El cambio climático sigue mostrando sus inquietantes garras en muchos escenarios del mundo, especialmente en el océano Ártico. Según recientes  mediciones de la Nasa, la extensión del hielo marino que cubre al océano se está derritiendo y se redujo al tamaño más pequeño observado por el hombre en los últimos treinta años. Existe una suma de factores que aceleran el derretimiento por su sensibilidad a los cambios de temperatura terrestres, que sumergen al océano en un círculo vicioso que parece interminable.
Su paisaje es espectacular y su hielo es muy importante para mantener la región polar, para la fauna- osos y focas- y es un gran aporte para moderar el clima del planeta tierra. La desaparición del Ártico significa un aumento progresivo del nivel del mar y de las  emisiones de dióxido de carbono- diez veces más de lo normal-. Además, tiene grandes yacimientos de petróleo, gas y puede generar disputas potenciales en sus fronteras, porque el Ártico es un espacio muy codiciado. La “tierra del sol de medianoche” está cambiando y la transformación lamentable de su geografía está pasando frente a nuestros ojos.
Colombia también es una víctima y presenta riesgos por el constante deshielo polar y en unos veinte años cerca del 60 por ciento de las áreas urbanas del Caribe y del Pacífico, tendrán algún tipo de afectación por un océano cada vez más fuerte y punzante que se traduce en un peligro inminente para millones de personas de Tumaco, Buenaventura, Juradó, Barranquilla, Cartagena, Puerto Colombia, Riohacha, San Andrés y Gorgona.
¡En Colombia se producen cerca de 50.000 toneladas diarias de residuos sólidos y solo se está recuperando el 5%. La degradación de nuestros ecosistemas está acabando con las especies!
Es difícil de entender que las grandes potencias, y sus líderes mundiales, sigan postergando el inicio de acciones concretas para enfrentar un problema que está afectando claramente su propia subsistencia. Tenemos que abrir bien los ojos porque un océano Ártico sin hielo está enviando mensajes directos por sus grandes implicaciones climáticas, políticas, comerciales, control ambiental de la zona y posibles luchas fronterizas.
Así mismo, el derretimiento en el océano Ártico podría ser una oportunidad para la navegación, y el deshielo del polo norte abre la controversia por sus incontables recursos: Se estima que un 33 por ciento de las reservas mundiales de petróleo y gas están bajo el Ártico. Esto quiere decir, que también ofrece expectativas potencialmente rentables, pero muy discutibles.
Estos campanazos de alerta nos obligan a crecer en forma responsable porque ante la magnitud del problema del cambio climático no podemos ser espectadores pasivos. Todos tenemos un compromiso de cambio para apostarle a una nación que progresa en medio de las dificultades.
Hoy, el calentamiento global es el enemigo, es una realidad medible que está presente en los cuatro costados del planeta. El tema es inocultable y no es de ficción. Ya se sabe lo suficiente para actuar y el planeta debe diseñar nuevas estrategias centrando la acción en ciertas tecnologías claves ya probadas, e invertir desde ahora en innovaciones futuras que tienen procesos largos de maduración.
¡Hoy, se sabe lo que se tiene que hacer y se dispone de las herramientas para hacerlo, pero debe existir la voluntad para enfrentar el cambio climático y tiene que implementarse una manera de hacerlo. Cuando concurran los dos objetivos, el éxito está en el camino adecuado  tocando fuerte la puerta  para ordenar de la casa!
[email protected]
Septiembre- 08-12.