Celebra hoy Colombia, una vez más, el día del campesino. En realidad, como muchas otras conmemoraciones tradicionales, en otros años esta ha pasado, como se dice, sin pena ni gloria. En la actualidad, como hace décadas, el campesinado colombiano vive, en su gran mayoría, en condiciones de pobreza, marginalidad y abandono; y miles de ellos […]
Celebra hoy Colombia, una vez más, el día del campesino. En realidad, como muchas otras conmemoraciones tradicionales, en otros años esta ha pasado, como se dice, sin pena ni gloria.
En la actualidad, como hace décadas, el campesinado colombiano vive, en su gran mayoría, en condiciones de pobreza, marginalidad y abandono; y miles de ellos desplazados como consecuencia del conflicto interno que padece el país. Adicionalmente, muchos sufren la inclemencia del invierno que se ha llevado sus animales, cultivos y los pocos enseres y muebles que poseen.
No obstante, en esta ocasión, la celebración puede tener fundados motivos de esperanza, teniendo en cuenta que el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, ha anunciado una serie de políticas públicas claves para el futuro del sector agropecuario, y – en particular- del campesinado.
En efecto, tanto la ley de víctimas, como la Ley de tierras, y la política de seguridad alimentaria, puesta en marcha por el gobierno hace varias semanas, acá desde Valledupar, son tres instrumentos de política económica que si se cumplen, como lo ha anunciado el gobierno, podrían cambiar de manera sustancial el panorama del campo colombiano.
La sociedad colombiana urbana tiene una deuda muy grande con la gente del campo; no se ha reconocido que es gracias a los campesinos que el país tiene una producción de alimentos superior al sesenta y cinco por ciento del consumo, variada y a buenos precios, durante la mayor parte del año.
La brecha en materia de calidad de vida, entre el sector urbano y el rural se mantiene; en el campo son mayores la marginalidad, la pobreza y la falta de servicios básicos, como agua, luz, alcantarillado, vivienda social, educación y salud, entre otros.
En materia de política económica, Santos Calderón se ha propuesto resarcir a miles de campesinos que perdieron sus tierras por la acción de los grupos armados, tanto guerrilla como paramilitares, pero principalmente por los abusos de estos últimos. Además, los narcotraficantes acumularon miles de hectáreas, generando una contrareforma agraria que redujo los niveles de productividad y competitividad del agro colombiano.
La política de tierras, seguridad alimentaria, y otros instrumentos de los cuales ha hablado del actual gobierno, incluyendo la reconstrucción de las vías del país, pueden representar un renacer del sector agropecuario colombiano, insistimos, y ser un motivo de esperanzas para unas condiciones de vida menos duras para nuestros campesinos.
Finalmente, la coyuntura económica mundial, con la entrada de nuevos consumidores de alimentos y materias primas, como la China y la India, y teniendo en cuenta las disponibilidades de tierra, recurso humano y capital, presentan en estos momentos una oportunidad única para que Colombia reorganice su producción agropecuario y pueda lograr más inversión, más productividad, más ingresos, empleo y divisas de este sector, reactivación que debe favorecer, de una u otra manera, a los cientos de campesinos a quienes tanto le debemos y ojalá que estas fiestas dejen algo más que la sola celebración de un día.
Celebra hoy Colombia, una vez más, el día del campesino. En realidad, como muchas otras conmemoraciones tradicionales, en otros años esta ha pasado, como se dice, sin pena ni gloria. En la actualidad, como hace décadas, el campesinado colombiano vive, en su gran mayoría, en condiciones de pobreza, marginalidad y abandono; y miles de ellos […]
Celebra hoy Colombia, una vez más, el día del campesino. En realidad, como muchas otras conmemoraciones tradicionales, en otros años esta ha pasado, como se dice, sin pena ni gloria.
En la actualidad, como hace décadas, el campesinado colombiano vive, en su gran mayoría, en condiciones de pobreza, marginalidad y abandono; y miles de ellos desplazados como consecuencia del conflicto interno que padece el país. Adicionalmente, muchos sufren la inclemencia del invierno que se ha llevado sus animales, cultivos y los pocos enseres y muebles que poseen.
No obstante, en esta ocasión, la celebración puede tener fundados motivos de esperanza, teniendo en cuenta que el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, ha anunciado una serie de políticas públicas claves para el futuro del sector agropecuario, y – en particular- del campesinado.
En efecto, tanto la ley de víctimas, como la Ley de tierras, y la política de seguridad alimentaria, puesta en marcha por el gobierno hace varias semanas, acá desde Valledupar, son tres instrumentos de política económica que si se cumplen, como lo ha anunciado el gobierno, podrían cambiar de manera sustancial el panorama del campo colombiano.
La sociedad colombiana urbana tiene una deuda muy grande con la gente del campo; no se ha reconocido que es gracias a los campesinos que el país tiene una producción de alimentos superior al sesenta y cinco por ciento del consumo, variada y a buenos precios, durante la mayor parte del año.
La brecha en materia de calidad de vida, entre el sector urbano y el rural se mantiene; en el campo son mayores la marginalidad, la pobreza y la falta de servicios básicos, como agua, luz, alcantarillado, vivienda social, educación y salud, entre otros.
En materia de política económica, Santos Calderón se ha propuesto resarcir a miles de campesinos que perdieron sus tierras por la acción de los grupos armados, tanto guerrilla como paramilitares, pero principalmente por los abusos de estos últimos. Además, los narcotraficantes acumularon miles de hectáreas, generando una contrareforma agraria que redujo los niveles de productividad y competitividad del agro colombiano.
La política de tierras, seguridad alimentaria, y otros instrumentos de los cuales ha hablado del actual gobierno, incluyendo la reconstrucción de las vías del país, pueden representar un renacer del sector agropecuario colombiano, insistimos, y ser un motivo de esperanzas para unas condiciones de vida menos duras para nuestros campesinos.
Finalmente, la coyuntura económica mundial, con la entrada de nuevos consumidores de alimentos y materias primas, como la China y la India, y teniendo en cuenta las disponibilidades de tierra, recurso humano y capital, presentan en estos momentos una oportunidad única para que Colombia reorganice su producción agropecuario y pueda lograr más inversión, más productividad, más ingresos, empleo y divisas de este sector, reactivación que debe favorecer, de una u otra manera, a los cientos de campesinos a quienes tanto le debemos y ojalá que estas fiestas dejen algo más que la sola celebración de un día.