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Editorial - 9 noviembre, 2022

La prueba de los 100 días de Petro

Tal parece que por ser lunes festivo pasó desapercibida la fecha del 7 de noviembre, en la cual se cumplen los primeros tres meses del mandato de Gustavo Petro, entrando en el periodo crítico de los llamados primeros 100 días. Al decir de analistas han sido meses intensos, donde pareciera que toda la marcha de […]

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Tal parece que por ser lunes festivo pasó desapercibida la fecha del 7 de noviembre, en la cual se cumplen los primeros tres meses del mandato de Gustavo Petro, entrando en el periodo crítico de los llamados primeros 100 días.

Al decir de analistas han sido meses intensos, donde pareciera que toda la marcha de este gobierno anduviera a contrarreloj, donde el tiempo ha sido clave para el logro de objetivos puntuales para Petro y su equipo de trabajo.

Entre esos objetivos, necesarios en el corto plazo, la rápida aprobación de la polémica reforma tributaria, trascendental para los intereses del país y que, según cierta opinión, merecía espacios más amplios de participación ciudadana y gremial, entre esta la de los actores minero-energéticos, que además de sentirse afectados, no han entendido que si los países ricos y contaminantes van lentos en la transición energética, se pretenda ir aquí a toda velocidad, cuando el país genera pocas emisiones atmosféricas globales y el sector es la caja de dinero del Estado central y de las regalías regionales; de las exportaciones y la inversión extranjera.

La reforma se ha robado en mayor grado la atención de la opinión pública, sin embargo, la bienvenida que este país le dio al ‘Gobierno del cambio’ fue bajo una complejidad de circunstancias inusuales: la polarización política, un ambiente generalizado de inconformidad del pueblo, donde las protestas siguen siendo el pan de cada día, una acentuada crisis económica, tras el impresionante crecimiento de reactivación de la postpandemia, una marcada descomposición del orden público con ingredientes peculiares como invasiones de tierras, inseguridad urbana y rural con la reanudación de secuestros, como en el Cesar, y de grupos armados ilegales, justo cuando el Gobierno ha anunciado y tramitado su bien intencionado proyecto de ‘Paz total’.

Sumado, la naturaleza pareciera estar inconforme y hay inundaciones, avalanchas y deslizamientos en el país, al punto de mantener en incertidumbre a la ciudadanía, y a Petro, que ayer anunció más de dos billones de pesos por la declaración de la emergencia invernal. La tarea inicial no ha sido fácil para el gobierno, en medio de tantas turbulencias.

Con aciertos, como restablecer relaciones con Venezuela, su clara posición frente a EEUU, el avance en la reforma agraria integral, entre otros, pero también con improvisaciones, contradicciones, internas y públicas, creando volatilidades en la moneda y los negocios.

No obstante, se percibe un ambiente de esperanza de cambio favorable en la opinión pública, frente a un gobierno que ha dado muestra de inclusión social, que ha operado como interlocutor con todos los sectores, haciendo prevalecer el diálogo.

Seguiremos expectantes, por lo pronto solo resta pedir que mantengamos los ojos abiertos y que cada quien, desde sus propias circunstancias, esté dispuesto a aportar lo mejor de sí mismo para lograr el país que todos soñamos.

Editorial
9 noviembre, 2022

La prueba de los 100 días de Petro

Tal parece que por ser lunes festivo pasó desapercibida la fecha del 7 de noviembre, en la cual se cumplen los primeros tres meses del mandato de Gustavo Petro, entrando en el periodo crítico de los llamados primeros 100 días. Al decir de analistas han sido meses intensos, donde pareciera que toda la marcha de […]


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Tal parece que por ser lunes festivo pasó desapercibida la fecha del 7 de noviembre, en la cual se cumplen los primeros tres meses del mandato de Gustavo Petro, entrando en el periodo crítico de los llamados primeros 100 días.

Al decir de analistas han sido meses intensos, donde pareciera que toda la marcha de este gobierno anduviera a contrarreloj, donde el tiempo ha sido clave para el logro de objetivos puntuales para Petro y su equipo de trabajo.

Entre esos objetivos, necesarios en el corto plazo, la rápida aprobación de la polémica reforma tributaria, trascendental para los intereses del país y que, según cierta opinión, merecía espacios más amplios de participación ciudadana y gremial, entre esta la de los actores minero-energéticos, que además de sentirse afectados, no han entendido que si los países ricos y contaminantes van lentos en la transición energética, se pretenda ir aquí a toda velocidad, cuando el país genera pocas emisiones atmosféricas globales y el sector es la caja de dinero del Estado central y de las regalías regionales; de las exportaciones y la inversión extranjera.

La reforma se ha robado en mayor grado la atención de la opinión pública, sin embargo, la bienvenida que este país le dio al ‘Gobierno del cambio’ fue bajo una complejidad de circunstancias inusuales: la polarización política, un ambiente generalizado de inconformidad del pueblo, donde las protestas siguen siendo el pan de cada día, una acentuada crisis económica, tras el impresionante crecimiento de reactivación de la postpandemia, una marcada descomposición del orden público con ingredientes peculiares como invasiones de tierras, inseguridad urbana y rural con la reanudación de secuestros, como en el Cesar, y de grupos armados ilegales, justo cuando el Gobierno ha anunciado y tramitado su bien intencionado proyecto de ‘Paz total’.

Sumado, la naturaleza pareciera estar inconforme y hay inundaciones, avalanchas y deslizamientos en el país, al punto de mantener en incertidumbre a la ciudadanía, y a Petro, que ayer anunció más de dos billones de pesos por la declaración de la emergencia invernal. La tarea inicial no ha sido fácil para el gobierno, en medio de tantas turbulencias.

Con aciertos, como restablecer relaciones con Venezuela, su clara posición frente a EEUU, el avance en la reforma agraria integral, entre otros, pero también con improvisaciones, contradicciones, internas y públicas, creando volatilidades en la moneda y los negocios.

No obstante, se percibe un ambiente de esperanza de cambio favorable en la opinión pública, frente a un gobierno que ha dado muestra de inclusión social, que ha operado como interlocutor con todos los sectores, haciendo prevalecer el diálogo.

Seguiremos expectantes, por lo pronto solo resta pedir que mantengamos los ojos abiertos y que cada quien, desde sus propias circunstancias, esté dispuesto a aportar lo mejor de sí mismo para lograr el país que todos soñamos.