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Columnista - 26 mayo, 2019

Lección de Vida

Atendiendo la amable invitación que, en días pasados, me extendió el Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Popular del Cesar, Dr. Vicente Rincones, tuve el agrado de dictar un seminario de Civil Personas, en el que me adentré en el tema de la capacidad, como elemento de validez del Negocio Jurídico, y […]

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Atendiendo la amable invitación que, en días pasados, me extendió el Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Popular del Cesar, Dr. Vicente Rincones, tuve el agrado de dictar un seminario de Civil Personas, en el que me adentré en el tema de la capacidad, como elemento de validez del Negocio Jurídico, y cité la sentencia C-983 de 2002, cuyo magistrado ponente fue Jaime Córdova Triviño, en la que se discute sobre la validez constitucional del artículo 1504 del Código Civil, (entre otras disposiciones) en virtud del cual se tiene por incapaces absolutos a los sordomudos que no puedan darse a entender por escrito, y lo primero que se analizó en dicha sentencia, es si únicamente existe el lenguaje oral y el escrito, llegándose a la conclusión que hay otras formas de comunicación diferentes, una de ellas, el lenguaje por medio de señas, que permite la comunicación fluida a las personas con limitaciones auditivas. Se llega pues por esta vía, a la declaratoria de inconstitucionalidad de la frase “por escrito” .

Fallo incluyente, que por lo demás, le hace justicia a la población con este tipo de discapacidad. No obstante, deseo referirme en el día de hoy, no tanto a la decisión como tal, sino a una expresión que encontré dentro de los fundamentos de la demanda presentada por el señor Alonso Valencia Salazar, en donde expresa que el científico Stephen W. Hacking, es considerado el genio del siglo xx después de Einstein, y sin embargo no habla ni escribe, y se comunica gracias a un ordenador especial. Les confieso que en mi vida había escuchado hablar de este señor, por lo que, activada mi curiosidad, fui a la librería y me hice a un libro autobiográfico del citado personaje.

La obra habla de su niñez en Londres, de sus padres y de sus hermanos, no quiero entrar en detalles para no truncar la posibilidad de quienes tengan el deseo de leerlo. Solo haré referencia a que su padre siempre quiso que estudiara biología, mientras él se interesaba por la física y la astrofísica. Pasó por varias universidades donde lo cuidaban con suma diligencia, pues en los tiempos de la posguerra universidades como Oxford, entendían que el rol a desempeñar en la educación superior, era el de reemplazar a los padres.

Hacking, contrae la enfermedad que lo reduce a una silla de ruedas, a los 21 años, lo cual no le imposibilita para conseguir novia, casarse y tener hijos. Es más, una vez hubo superado el impacto inicial del diagnóstico Esclerosis Lateral Amiotròfica, empieza a ver que gracias a su enfermedad, puede dedicarse del todo a hacer lo que más le gusta estudiar la física teórica.

Obtuvo muchos reconocimientos, pero resume su existir con la siguiente frase: “Soy feliz y he aportado algo a nuestra comprensión del universo”. S. Hacking falleció el 14 de marzo de 2018, a la edad de 76 años, en Cambridge (Reino Unido), dejándonos una gran lección de vida. [email protected]

Columnista
26 mayo, 2019

Lección de Vida

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Atendiendo la amable invitación que, en días pasados, me extendió el Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Popular del Cesar, Dr. Vicente Rincones, tuve el agrado de dictar un seminario de Civil Personas, en el que me adentré en el tema de la capacidad, como elemento de validez del Negocio Jurídico, y […]


Atendiendo la amable invitación que, en días pasados, me extendió el Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Popular del Cesar, Dr. Vicente Rincones, tuve el agrado de dictar un seminario de Civil Personas, en el que me adentré en el tema de la capacidad, como elemento de validez del Negocio Jurídico, y cité la sentencia C-983 de 2002, cuyo magistrado ponente fue Jaime Córdova Triviño, en la que se discute sobre la validez constitucional del artículo 1504 del Código Civil, (entre otras disposiciones) en virtud del cual se tiene por incapaces absolutos a los sordomudos que no puedan darse a entender por escrito, y lo primero que se analizó en dicha sentencia, es si únicamente existe el lenguaje oral y el escrito, llegándose a la conclusión que hay otras formas de comunicación diferentes, una de ellas, el lenguaje por medio de señas, que permite la comunicación fluida a las personas con limitaciones auditivas. Se llega pues por esta vía, a la declaratoria de inconstitucionalidad de la frase “por escrito” .

Fallo incluyente, que por lo demás, le hace justicia a la población con este tipo de discapacidad. No obstante, deseo referirme en el día de hoy, no tanto a la decisión como tal, sino a una expresión que encontré dentro de los fundamentos de la demanda presentada por el señor Alonso Valencia Salazar, en donde expresa que el científico Stephen W. Hacking, es considerado el genio del siglo xx después de Einstein, y sin embargo no habla ni escribe, y se comunica gracias a un ordenador especial. Les confieso que en mi vida había escuchado hablar de este señor, por lo que, activada mi curiosidad, fui a la librería y me hice a un libro autobiográfico del citado personaje.

La obra habla de su niñez en Londres, de sus padres y de sus hermanos, no quiero entrar en detalles para no truncar la posibilidad de quienes tengan el deseo de leerlo. Solo haré referencia a que su padre siempre quiso que estudiara biología, mientras él se interesaba por la física y la astrofísica. Pasó por varias universidades donde lo cuidaban con suma diligencia, pues en los tiempos de la posguerra universidades como Oxford, entendían que el rol a desempeñar en la educación superior, era el de reemplazar a los padres.

Hacking, contrae la enfermedad que lo reduce a una silla de ruedas, a los 21 años, lo cual no le imposibilita para conseguir novia, casarse y tener hijos. Es más, una vez hubo superado el impacto inicial del diagnóstico Esclerosis Lateral Amiotròfica, empieza a ver que gracias a su enfermedad, puede dedicarse del todo a hacer lo que más le gusta estudiar la física teórica.

Obtuvo muchos reconocimientos, pero resume su existir con la siguiente frase: “Soy feliz y he aportado algo a nuestra comprensión del universo”. S. Hacking falleció el 14 de marzo de 2018, a la edad de 76 años, en Cambridge (Reino Unido), dejándonos una gran lección de vida. [email protected]