Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 31 julio, 2024

El rol del Estado en todos los regímenes de gobierno

La humanidad siempre ha sido gobernada por monarquías, imperios y más recientemente por el sistema republicano tomado de Atenas. La República romana nació en el año 509 a. C. con vigencia hasta el año 27 a. C. con César Augusto. Ya desde Julio César, su antecesor, se discutía si con los métodos y normas de una república se podría gobernar un amplio territorio donde “nunca se ocultaba el sol” al decir de los romanos; creo que César tenía la razón.

Boton Wpp

La humanidad siempre ha sido gobernada por monarquías, imperios y más recientemente por el sistema republicano tomado de Atenas. La República romana nació en el año 509 a. C. con vigencia hasta el año 27 a. C. con César Augusto. Ya desde Julio César, su antecesor, se discutía si con los métodos y normas de una república se podría gobernar un amplio territorio donde “nunca se ocultaba el sol” al decir de los romanos; creo que César tenía la razón. Esto le costó la vida, siempre hay un Catón dispuesto a matar si no puede detener ciertos procesos, aquí lo hemos vivido. Pero, solo a partir del siglo XVIII floreció la democracia; muchos países europeos de los más avanzados económica y científicamente y algunos asiáticos y africanos aún mantienen regímenes monárquicos, viejos atavismos de glorias militares y raciales.

En imperios y monarquías es donde más se siente la figura del concepto Estado que es la dominación de una clase sobre otras y donde más se percibe la soberbia del mandatario. César decía que la República era él, creencia que también tenía Luis XIV en Francia, “el Estado soy yo”; muchos jefes de Estado se creen dioses y se vuelven excéntricos, el poder enferma, Calígula designó cónsul a su caballo; aquí un senador uribista metió el suyo al capitolio. El poder que se abrogan algunos presidentes de decidir quién puede o no vivir en el país, o quién sobra como le dijo un senador uribista a Petro en pleno senado, es un rezago imperial-monárquico. A las democracias modernas les falta mucho para clasificarlas como la mejor forma de gobierno porque padecen de muchas patologías y vicios heredados de los sistemas imperiales.

Nuestras democracias son inmaduras e inoperantes, están sometidas a muchos controles inanes que impiden avanzar cuidando una falsa sanidad institucional; los tres poderes no siempre coinciden ni en propósitos ni en ideologías; se habla de contrapesos y por eso, a veces, le ponen palos en la rueda al gobernante no grato para accidentarlo y detenerlo; eso fue lo que hizo Catón en Roma, eso están haciendo con Petro, se percibe una gavilla institucional como si la ley fuera superior a las realidades para la cual fue hecha. Quizás sienten culpas por no asesinarlo como a Cesar. La reforma pensional tan cara a sus beneficiarios ya tiene más de cien demandas, seguro que por algún lado va a caer. Petro no heredó el poder, por eso no lo tiene, llegó por un descuido de los herederos, hoy es un náufrago navegante en una tormenta “democrática”.

La democracia es un disfraz para ocultar evidencias; que alguien perteneciente al sector de los victimarios represente a las víctimas en el congreso de la república, es un despropósito. ¿Es eso democracia? Desde la niñez nos dicen que la democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo solo porque podemos elegir, pero esto es falso, no elegimos, el poder político y el económico se heredan, el sufragio lo legitima.

En Colombia no gana el mismo, lo hacen los mismos. Es un contrasentido, pero a veces hay dictaduras más eficaces que algunas democracias; Lee Kuan Yew gobernó exitosamente a Singapur durante 31 años, fue un dictador, y nadie lo criticaba por serlo, pasó de agache, mientras el sistema financiero internacional inundaba de dólares esa isla.

En China opera una dictadura política con un mercado abierto, un nuevo modelo de gobernar; hoy es la segunda economía mundial con una tasa de mortalidad infantil por debajo de la gringa. En los países árabes, esta es la forma predilecta de gobernar, monarquías familiares y todo el mundo las acepta. Con Pinochet pasó lo mismo, lo consideraban el gurú económico de Chile pese a su estela de crímenes. Más aún, si el dictador es Maduro o Chávez o Fidel, las consideraciones son otras. La desgracia de un dictador es no poseer poder económico que genere dependencia de sus riquezas. Un dictador es aceptado según las conveniencias de la geopolítica dominante. ¿Quién se atreve a alzar la voz a los jeques de Arabia Saudita?   

Por: Luis Napoleón de Armas P.

Columnista
31 julio, 2024

El rol del Estado en todos los regímenes de gobierno

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

La humanidad siempre ha sido gobernada por monarquías, imperios y más recientemente por el sistema republicano tomado de Atenas. La República romana nació en el año 509 a. C. con vigencia hasta el año 27 a. C. con César Augusto. Ya desde Julio César, su antecesor, se discutía si con los métodos y normas de una república se podría gobernar un amplio territorio donde “nunca se ocultaba el sol” al decir de los romanos; creo que César tenía la razón.


La humanidad siempre ha sido gobernada por monarquías, imperios y más recientemente por el sistema republicano tomado de Atenas. La República romana nació en el año 509 a. C. con vigencia hasta el año 27 a. C. con César Augusto. Ya desde Julio César, su antecesor, se discutía si con los métodos y normas de una república se podría gobernar un amplio territorio donde “nunca se ocultaba el sol” al decir de los romanos; creo que César tenía la razón. Esto le costó la vida, siempre hay un Catón dispuesto a matar si no puede detener ciertos procesos, aquí lo hemos vivido. Pero, solo a partir del siglo XVIII floreció la democracia; muchos países europeos de los más avanzados económica y científicamente y algunos asiáticos y africanos aún mantienen regímenes monárquicos, viejos atavismos de glorias militares y raciales.

En imperios y monarquías es donde más se siente la figura del concepto Estado que es la dominación de una clase sobre otras y donde más se percibe la soberbia del mandatario. César decía que la República era él, creencia que también tenía Luis XIV en Francia, “el Estado soy yo”; muchos jefes de Estado se creen dioses y se vuelven excéntricos, el poder enferma, Calígula designó cónsul a su caballo; aquí un senador uribista metió el suyo al capitolio. El poder que se abrogan algunos presidentes de decidir quién puede o no vivir en el país, o quién sobra como le dijo un senador uribista a Petro en pleno senado, es un rezago imperial-monárquico. A las democracias modernas les falta mucho para clasificarlas como la mejor forma de gobierno porque padecen de muchas patologías y vicios heredados de los sistemas imperiales.

Nuestras democracias son inmaduras e inoperantes, están sometidas a muchos controles inanes que impiden avanzar cuidando una falsa sanidad institucional; los tres poderes no siempre coinciden ni en propósitos ni en ideologías; se habla de contrapesos y por eso, a veces, le ponen palos en la rueda al gobernante no grato para accidentarlo y detenerlo; eso fue lo que hizo Catón en Roma, eso están haciendo con Petro, se percibe una gavilla institucional como si la ley fuera superior a las realidades para la cual fue hecha. Quizás sienten culpas por no asesinarlo como a Cesar. La reforma pensional tan cara a sus beneficiarios ya tiene más de cien demandas, seguro que por algún lado va a caer. Petro no heredó el poder, por eso no lo tiene, llegó por un descuido de los herederos, hoy es un náufrago navegante en una tormenta “democrática”.

La democracia es un disfraz para ocultar evidencias; que alguien perteneciente al sector de los victimarios represente a las víctimas en el congreso de la república, es un despropósito. ¿Es eso democracia? Desde la niñez nos dicen que la democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo solo porque podemos elegir, pero esto es falso, no elegimos, el poder político y el económico se heredan, el sufragio lo legitima.

En Colombia no gana el mismo, lo hacen los mismos. Es un contrasentido, pero a veces hay dictaduras más eficaces que algunas democracias; Lee Kuan Yew gobernó exitosamente a Singapur durante 31 años, fue un dictador, y nadie lo criticaba por serlo, pasó de agache, mientras el sistema financiero internacional inundaba de dólares esa isla.

En China opera una dictadura política con un mercado abierto, un nuevo modelo de gobernar; hoy es la segunda economía mundial con una tasa de mortalidad infantil por debajo de la gringa. En los países árabes, esta es la forma predilecta de gobernar, monarquías familiares y todo el mundo las acepta. Con Pinochet pasó lo mismo, lo consideraban el gurú económico de Chile pese a su estela de crímenes. Más aún, si el dictador es Maduro o Chávez o Fidel, las consideraciones son otras. La desgracia de un dictador es no poseer poder económico que genere dependencia de sus riquezas. Un dictador es aceptado según las conveniencias de la geopolítica dominante. ¿Quién se atreve a alzar la voz a los jeques de Arabia Saudita?   

Por: Luis Napoleón de Armas P.