Hay quienes se proclaman salvadores de la Patria. ¿Salvar qué? ¿Lo que históricamente ha sido un factor desestabilizador?: sometimiento, violencia, corrupción y otros demonios. Dizque defienden la libertad, la democracia y los valores de Colombia, narrativa que parece extraída del galimatías cantinflesco: “Estamos peor, pero estamos mejor; porque antes estábamos bien, pero era mentira; no como ahora que estamos mal, pero es verdad”.
Bien lo decía Facundo Cabral, que a lo único que él temía era a los idiotas, -porque son tantos- que no hay manera de atajarlos, célebres por sus perogrulladas, expresión que significa tan sabido y conocido que resulta tonto decirlo, porque ni la astucia del Chapulín Colorado podrá salvarnos.
Colombia se lleva el honroso título de ser el único país del mundo donde los expresidentes no se cansan de intervenir en política y no dejan gobernar.
El ambiente electoral ya empezó a calentarse y, por primera vez en décadas, los últimos ocho expresidentes están jugando un papel protagónico en la carrera hacia la Casa de Nariño.
Uribe, Santos, Gaviria, Duque, Andrés Pastrana y Ernesto Samper, junto al expresidente Juan Manuel Santos, se activaron para influir en un panorama donde más del 60% de los votantes aún no sabe por quién votar.
El final del Gobierno Petro —marcado por reformas frenadas, cifras preocupantes de violencia en un país que no ha conocido la normalidad, y choques diplomáticos— abrió el espacio para que los exmandatarios busquen inclinar la balanza a favor de sus sectores.
En la centro-derecha, Álvaro Uribe lidera la movida más fuerte: se reunió con César Gaviria para impulsar una gran coalición que una a liberales, conservadores y movimientos afines. A este bloque también se asoman Iván Duque y Andrés Pastrana, quienes, aunque más silenciosos, respaldan la idea de fortalecer un proyecto contrario al actual Gobierno.
Del otro lado, Ernesto Samper impulsa una coalición del progresismo desde su movimiento Poder Popular. Ha defendido públicamente a Gustavo Petro frente a sus polémicas internacionales y busca cohesionar a los sectores afines a la izquierda.
Mientras tanto, Juan Manuel Santos mantiene una presencia más discreta, pero sigue moviendo opinión en temas de paz y diplomacia, influyendo en sectores de centro que aún no definen su candidato, aunque la oposición no ha dejado de señalar al Petrosantismo como alianza entre Petro y Santos, alianza que le permitió al primero retornar a la Alcaldía de Bogotá después de ser destituido y al segundo lograr la reelección presidencial.
Con más de 100 precandidatos de todos los espectros y campañas que apenas comienzan a tomar forma, los expresidentes están más activos que nunca y prometen ser decisivos en una contienda que pinta impredecible.
Bien lo refrenda el comunicador social, Armando Gnecco Hernández: “No hay nada mejor que una cara de pendejo bien explotada”, porque con la modernidad de la era digital, algoritmo e inteligencia artificial, son pocos los que se dejan engañar, nadie traga entero y el mensaje llega pleno por las redes sociales para ponernos al día con las movidas políticas.
Por: Miguel Aroca Yepes.





