De aquella muchachita ocurrente en las polvorientas calles del barrio Doce de Octubre en Valledupar, “la hija del sastre”, prácticamente hoy solo queda su humildad y su rebeldía. Hoy es una encumbrada política progresista, luchadora y visionaria que busca llegar al Congreso de la República contando los votos uno por uno, para ayudar a la gente.
Katia Ospino ya está inscrita como candidata al Senado, marcada con el número 8 de la lista del Partido Político “La Fuerza”, encabezada por el excongresista y precandidato presidencial Roy Barreras. La inscripción la hizo en la Registraduría de Cundinamarca.
Katia es una aguerrida comunicadora social que ha puesto al descubierto casos de corrupción en la región; algunos de esos casos han sido acogidos por las autoridades y otros están sometidos al vaivén de la politiquería, desafortunadamente.
Afirma: “Estamos escribiendo la nueva historia del departamento del Cesar. Nos haremos sentir en todos los rincones de este territorio, nos haremos sentir en el alma de la gente. Somos el siguiente paso en la historia del departamento, somos la fuerza que nació para vencer”.
En su incursión como candidata a la Gobernación del Cesar logró casi 50 mil votos y le dio tremendo susto a la clase politiquera del Cesar.
De su permanencia periodística ha pasado al escenario político, pero le ha costado amenazas contra ella y su familia.
“Yo tengo 20 años de ser periodista y son 20 años esperando que en este departamento surja un político decente. Un político decente que asuma nuestras banderas como pueblo y, si no es tan decente, por lo menos que tenga “los huevos” para enfrentar a las mafias de este departamento, y eso no ocurre”, dice en su discurso Katia Ospino Acevedo.
La fuerza política de Katia se la debe a su niñez, porque desde niña demostró su inconformidad con lo que estaba mal hecho, tal vez por eso se hizo periodista para tener mayor posibilidad de denunciar lo anormal, lo que atenta contra la sociedad.
En su barrio Doce de Octubre, sus amigos de infancia y adolescencia la recuerdan como la chica irreverente. Residía en la carrera 15 con calle 33 con sus padres Gladys Acevedo, ama de casa, y Walter Ospino, un reconocido sastre de Valledupar de origen árabe libanés. Sus vecinos Belisario Jiménez, “El Papa Arredondo”, María Pacheco, los Botello, etc., la recuerdan con sus canillas sucias y raspadas, valiente y porfiada.
“Katia jugaba con nosotros, era una niña de temperamento fuerte. Nosotros la llamábamos para jugar trompos, boliche y para volar cometas”, recuerdan los hermanos Jorge y Jairo Restrepo.
Era intrépida, extrovertida, como ahora. Estudió en el colegio de la profesora Josefina Fernández de Sampayo y después el bachillerato en el colegio Loperena. Era la líder de la banda cívica, era la niña más linda de la banda cívica, a pesar de que era obesa. Luego estudió en la UNAD Comunicación Social. Ella era la mayor de sus dos hermanos; el varón Alexander Ospino falleció hace pocos años en un accidente de tránsito. “Katia era blanca, parecía una muñeca linda, linda”, dicen.
Al inscribir su candidatura al Senado dijo: “Ser candidata al Senado no es un cargo ni un honor personal; es un compromiso profundo por la tierra que me vio nacer, con los campesinos, las víctimas, las madres comunitarias y los jóvenes que sueñan con un futuro aquí y no lejos de casa”, señaló, al plantear que su campaña buscará llevar al Congreso “luchas que ya se vienen dando desde las calles y los barrios”, concluyó la hija del sastre Walter. Hasta la próxima semana.
Por: Aquilino Cotes Zuleta.





