MI COLUMNA Por Mary Daza Orozco Asistí en Fonseca a, en un sobrio y elegante acto, la presentación del libro “Coplas y ritmos didácticos” de la psicóloga Marina Murillo Solano, un interesante texto que es, como se lee en el subtítulo una, “Introducción a un nuevo estilo didáctico”. Un libro especial al que no podemos […]
MI COLUMNA
Por Mary Daza Orozco
Asistí en Fonseca a, en un sobrio y elegante acto, la presentación del libro “Coplas y ritmos didácticos” de la psicóloga Marina Murillo Solano, un interesante texto que es, como se lee en el subtítulo una, “Introducción a un nuevo estilo didáctico”.
Un libro especial al que no podemos acudir solamente como un referente didascálico, sino conexo también al amor por la tierra. Un libro que presenta muchas entradas a temas que si bien tienen como núcleo la enseñanza se explayan hacia las añoranzas del pueblo, costumbres, personajes, en fin la historia local se codea con la nacional y con la universal sin una fisura de desentono. Todo el material está refrendado por la copla que asombra porque pone de manifiesto la genialidad de la autora en la versificación fina, sin estridencias ni desbordamientos
En el ámbito pedagógico: Marina Murillo Solano nos presenta más que una divertida y cuidadosa manera de abordar los temas que a diario se tratan en el aula, un instrumento de enseñanza ágil que han utilizado eminentes poetas y que, en esta propuesta de la escritora fonsequera, se pone de manifiesto para que enseñar sea tan divertido para el profesor como para el alumno.
En cada página, de esta ópera prima de Marina Murillo Solano nos encontramos con la madurez de una poetiza que, como la mayoría, comienza con las coplas, y ella lo hace con la puntería certera que da la entrega a una causa, coplas en las que se afinca la investigación profunda, cantos y la narrativas llenos de sencillez, impregnados de elegancia y casticismo. Con todo ese conjunto de cualidades que reflejan su espíritu logró en el texto que hoy regala, no sólo a sus amistades, no sólo a Fonseca, sino a todo el Universo literario una condensación de conocimientos centenarios y siempre nuevos, que los plantea en una división por materias, ordenada y sensata, en la que se encuentran programas interesantes de humanidades, matemáticas, historia, literatura, ética y más.
Unas de sus coplas dicen: “Estoy vendiendo valores / ¿quién me los quiere comprar? Porque los niños y jóvenes / Los pueden necesitar”. Y sigue: “La tienda de los valores / hoy está de promoción / para que todo estudiante / haga su adquisición.” Esta es una buena motivación para una clase sobre principios morales, imaginamos al profesor preguntando: ¿Qué valor comprarías? Seguramente el alumno contestaría con una copla como la de la autora: “La tolerancia nos lleva / a que se pueda aceptar /que existen las diferencias / y que se deban respetar”.
La parte emocional del libro está en la historia, personas, personajes, costumbres y un completo lexicón de dichos propios, que la autora maneja usando palabras dúctiles y precisas, es un recuento, en coplas por supuesto, de la historia de La Guajira y de Fonseca especialmente.
Es muy difícil escribir sobre lo que se ama, tanto que hay que hacerlo con palabras quedas, suavísimas como caricias, sólo así se evita la frugalidad o el desbordamiento que el amor produce y que hay que atajar para salvar la objetividad; Marina maneja el amor pos su pueblo con la prudencia exacta del amor genuino, de la ternura infinita, veámoslo en esta copla: “En la plaza del pueblo / hay algo muy especial / orgullo del fonsequero / nuestro templo parroquial.” Y sigue: “Fue una chocita de paja/ que primero se construyó / por allá por esos días / cuando el pueblo se fundó”.
Definitivamente este no es un libro para analizarlo a ligera y me atrevo a decir que tampoco técnicamente porque está escrito sobre una base emocional que empuja a leerlo más con afecto que son sentido crítico. Felicito a Marina Murillo Solano, mi cómplice en el amor por las palabras, por su libro, por su entrega en orientar jovencitos para que encuentren plácidos caminos; por su vida ejemplar, por su libro que es referente de su juicio y tesón.
MI COLUMNA Por Mary Daza Orozco Asistí en Fonseca a, en un sobrio y elegante acto, la presentación del libro “Coplas y ritmos didácticos” de la psicóloga Marina Murillo Solano, un interesante texto que es, como se lee en el subtítulo una, “Introducción a un nuevo estilo didáctico”. Un libro especial al que no podemos […]
MI COLUMNA
Por Mary Daza Orozco
Asistí en Fonseca a, en un sobrio y elegante acto, la presentación del libro “Coplas y ritmos didácticos” de la psicóloga Marina Murillo Solano, un interesante texto que es, como se lee en el subtítulo una, “Introducción a un nuevo estilo didáctico”.
Un libro especial al que no podemos acudir solamente como un referente didascálico, sino conexo también al amor por la tierra. Un libro que presenta muchas entradas a temas que si bien tienen como núcleo la enseñanza se explayan hacia las añoranzas del pueblo, costumbres, personajes, en fin la historia local se codea con la nacional y con la universal sin una fisura de desentono. Todo el material está refrendado por la copla que asombra porque pone de manifiesto la genialidad de la autora en la versificación fina, sin estridencias ni desbordamientos
En el ámbito pedagógico: Marina Murillo Solano nos presenta más que una divertida y cuidadosa manera de abordar los temas que a diario se tratan en el aula, un instrumento de enseñanza ágil que han utilizado eminentes poetas y que, en esta propuesta de la escritora fonsequera, se pone de manifiesto para que enseñar sea tan divertido para el profesor como para el alumno.
En cada página, de esta ópera prima de Marina Murillo Solano nos encontramos con la madurez de una poetiza que, como la mayoría, comienza con las coplas, y ella lo hace con la puntería certera que da la entrega a una causa, coplas en las que se afinca la investigación profunda, cantos y la narrativas llenos de sencillez, impregnados de elegancia y casticismo. Con todo ese conjunto de cualidades que reflejan su espíritu logró en el texto que hoy regala, no sólo a sus amistades, no sólo a Fonseca, sino a todo el Universo literario una condensación de conocimientos centenarios y siempre nuevos, que los plantea en una división por materias, ordenada y sensata, en la que se encuentran programas interesantes de humanidades, matemáticas, historia, literatura, ética y más.
Unas de sus coplas dicen: “Estoy vendiendo valores / ¿quién me los quiere comprar? Porque los niños y jóvenes / Los pueden necesitar”. Y sigue: “La tienda de los valores / hoy está de promoción / para que todo estudiante / haga su adquisición.” Esta es una buena motivación para una clase sobre principios morales, imaginamos al profesor preguntando: ¿Qué valor comprarías? Seguramente el alumno contestaría con una copla como la de la autora: “La tolerancia nos lleva / a que se pueda aceptar /que existen las diferencias / y que se deban respetar”.
La parte emocional del libro está en la historia, personas, personajes, costumbres y un completo lexicón de dichos propios, que la autora maneja usando palabras dúctiles y precisas, es un recuento, en coplas por supuesto, de la historia de La Guajira y de Fonseca especialmente.
Es muy difícil escribir sobre lo que se ama, tanto que hay que hacerlo con palabras quedas, suavísimas como caricias, sólo así se evita la frugalidad o el desbordamiento que el amor produce y que hay que atajar para salvar la objetividad; Marina maneja el amor pos su pueblo con la prudencia exacta del amor genuino, de la ternura infinita, veámoslo en esta copla: “En la plaza del pueblo / hay algo muy especial / orgullo del fonsequero / nuestro templo parroquial.” Y sigue: “Fue una chocita de paja/ que primero se construyó / por allá por esos días / cuando el pueblo se fundó”.
Definitivamente este no es un libro para analizarlo a ligera y me atrevo a decir que tampoco técnicamente porque está escrito sobre una base emocional que empuja a leerlo más con afecto que son sentido crítico. Felicito a Marina Murillo Solano, mi cómplice en el amor por las palabras, por su libro, por su entrega en orientar jovencitos para que encuentren plácidos caminos; por su vida ejemplar, por su libro que es referente de su juicio y tesón.