Por esas curiosidades de la historia, julio y agosto son meses prestados, incluso alterados. Los egipcios tenían un calendario de 12 meses, pero nuestra relación con ellos no pasa de las pirámides, pasajes bíblicos y la momificación de personas. El mes de julio que acaba de pasar debe su nombre al emperador Julio Cesar y […]
Por esas curiosidades de la historia, julio y agosto son meses prestados, incluso alterados. Los egipcios tenían un calendario de 12 meses, pero nuestra relación con ellos no pasa de las pirámides, pasajes bíblicos y la momificación de personas.
El mes de julio que acaba de pasar debe su nombre al emperador Julio Cesar y no a Julio Casadiegos y agosto al primer emperador romano Augusto Octavio, y no al alcalde Augusto Daniel, como muchos quisieran. Tanto Julio Cesar como Octavio Augusto por puro placer de poder cambiaron y aumentaron los meses que eran diez, e iniciaban en marzo.
La política lo cambia todo, no en vano ahora los candidatos se cambian de nombres sin tanto ruido, sin tanta alharaca, palabreja esta que viene a nuestro idioma del árabe como 4 mil términos más. Este trimestre es de pura política, es una guerra de palabras, pero también de afectos y claro, de novelería.
No olvidemos que la primera guerra mundial tuvo como florero de Llorente la muerte del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, de allí viene el nombre del actual gobernador del Cesar, pero le decimos Franco, como si fuera dictador español, incluso algunos le llaman Generalísimo. El presidente Duque regresó de la China, donde le pidieron aguacates por toneladas y bananas por montones.
No olvidemos que la palabra aguacate, para la cultura maya, significa testículos, ni que decir con que comparamos los bananos en nuestra palabrería particular del Caribe llamando las cosas por sus parecidos. Mejor dicho, ¡mandan huevos! Al menos busquen el significado de esta palabra en desuso.
Volvamos un poco a la política y dejemos la palabralogía quieta, no sea que nos inquietemos y se acabe el espacio. Ya está la lista de candidatos para escoger.
Hay de todo. Cuatro nombres para gobernador, siete para alcaldes, cientos para diputados y concejales, entre ellos sus consanguíneos; entre otras jugaditas, esperan aprobar en sesiones extraordinarias los últimos chavos del municipio mientras el fallo aclaratorio, a cuentagotas, llegará hasta diciembre y tengo la percepción que hasta abril, con esta justicia lenta, amañada y papelera que tenemos.
¡Pero es la justicia carajo!
Nada nos sorprenderá. Invitaciones a reuniones y cocteles, por todas partes; debo admitir que acepto buenos libros y buenas plumas, recibo casi lo que sea. Si los demás cogen, sigamos conjugando el verbo, no es lo legal, pero en lo usual y a tierra que fueres, haz lo que vieres, lo dice la biblia, tanta pendejá.
Son tiempos electorales, es obligación escucharlos a todos, encontraremos propuestas interesantes, y tareas imposibles, al final las promesas nos llevan a las conquistas, los enamorados tenemos derecho a mentir para conquistar, con excepción de un colega periodista que nunca lo ha hecho en cosas de amores, y está cumpliendo 42 años como soltero, y claro comienzan a inventarle cuentos a él. Bien hecho.
Aclaro que cada quien es libre de su vida, entre ella ser soltero o soltera eterna, la ley y el derecho natural lo aprueban. Es su libre albedrío a la felicidad, algo tan buscado como ciertos puntos en el ser humano.
Seamos felices y si queremos comer perdices casémoslas. O nos cazan en la propia casa.
@edgardomendozag
Por esas curiosidades de la historia, julio y agosto son meses prestados, incluso alterados. Los egipcios tenían un calendario de 12 meses, pero nuestra relación con ellos no pasa de las pirámides, pasajes bíblicos y la momificación de personas. El mes de julio que acaba de pasar debe su nombre al emperador Julio Cesar y […]
Por esas curiosidades de la historia, julio y agosto son meses prestados, incluso alterados. Los egipcios tenían un calendario de 12 meses, pero nuestra relación con ellos no pasa de las pirámides, pasajes bíblicos y la momificación de personas.
El mes de julio que acaba de pasar debe su nombre al emperador Julio Cesar y no a Julio Casadiegos y agosto al primer emperador romano Augusto Octavio, y no al alcalde Augusto Daniel, como muchos quisieran. Tanto Julio Cesar como Octavio Augusto por puro placer de poder cambiaron y aumentaron los meses que eran diez, e iniciaban en marzo.
La política lo cambia todo, no en vano ahora los candidatos se cambian de nombres sin tanto ruido, sin tanta alharaca, palabreja esta que viene a nuestro idioma del árabe como 4 mil términos más. Este trimestre es de pura política, es una guerra de palabras, pero también de afectos y claro, de novelería.
No olvidemos que la primera guerra mundial tuvo como florero de Llorente la muerte del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, de allí viene el nombre del actual gobernador del Cesar, pero le decimos Franco, como si fuera dictador español, incluso algunos le llaman Generalísimo. El presidente Duque regresó de la China, donde le pidieron aguacates por toneladas y bananas por montones.
No olvidemos que la palabra aguacate, para la cultura maya, significa testículos, ni que decir con que comparamos los bananos en nuestra palabrería particular del Caribe llamando las cosas por sus parecidos. Mejor dicho, ¡mandan huevos! Al menos busquen el significado de esta palabra en desuso.
Volvamos un poco a la política y dejemos la palabralogía quieta, no sea que nos inquietemos y se acabe el espacio. Ya está la lista de candidatos para escoger.
Hay de todo. Cuatro nombres para gobernador, siete para alcaldes, cientos para diputados y concejales, entre ellos sus consanguíneos; entre otras jugaditas, esperan aprobar en sesiones extraordinarias los últimos chavos del municipio mientras el fallo aclaratorio, a cuentagotas, llegará hasta diciembre y tengo la percepción que hasta abril, con esta justicia lenta, amañada y papelera que tenemos.
¡Pero es la justicia carajo!
Nada nos sorprenderá. Invitaciones a reuniones y cocteles, por todas partes; debo admitir que acepto buenos libros y buenas plumas, recibo casi lo que sea. Si los demás cogen, sigamos conjugando el verbo, no es lo legal, pero en lo usual y a tierra que fueres, haz lo que vieres, lo dice la biblia, tanta pendejá.
Son tiempos electorales, es obligación escucharlos a todos, encontraremos propuestas interesantes, y tareas imposibles, al final las promesas nos llevan a las conquistas, los enamorados tenemos derecho a mentir para conquistar, con excepción de un colega periodista que nunca lo ha hecho en cosas de amores, y está cumpliendo 42 años como soltero, y claro comienzan a inventarle cuentos a él. Bien hecho.
Aclaro que cada quien es libre de su vida, entre ella ser soltero o soltera eterna, la ley y el derecho natural lo aprueban. Es su libre albedrío a la felicidad, algo tan buscado como ciertos puntos en el ser humano.
Seamos felices y si queremos comer perdices casémoslas. O nos cazan en la propia casa.
@edgardomendozag