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Imelda Daza hace 12 años escribió en nuestras páginas a favor de Palestina y su petición a la ONU. El 29 de noviembre de 2012 la Asamblea General reconoció a Palestina la condición de Estado observador no miembro en las Naciones Unidas. Muchas cosas han pasado en la última década. Hoy, una nueva guerra estremece el mundo.
“Una vez llegó un señor por ahí, como mandado de Dios, vendiendo un acordeoncito de dos teclados que traía en un saco de algodón…”, relata Fabio López.
Lo inesperado parecía inminente. Pero mientras unos empezaban a romper en llanto, otros bailaban y reían. Así parece ser la vida, una continua sucesión de episodios en los que unos festejan y otros, al tiempo, se lamentan.
La mujer había partido de Valledupar a Bogotá en busca de una estabilidad económica, pero el destino hizo esquivo el sueño, dándole un trágico final. Esta es su historia.
Como si de un mito se tratara, el diario EL TIEMPO recordó una noticia de hace 50 años cuando presuntamente ‘apareció’ el diablo a las afueras de Valledupar.
“Leandro –le pregunté- y ¿dónde está Matildelina?, pensando que estaba en La Jagua o en El Plan, me señaló con la boca hacia el vecindario y me dijo: Ahí, ve, pero si tenei’ plata porque ella cobra las entrevistas desde que yo la hice famosa”... contó Celso Guerra sobre una entrevista con Leandro Díaz.
A sus hijos, desde pequeños, siempre les ha dicho que son descendientes de un expresidiario, porque los procreó con Alfonso en la cárcel, en visitas conyugales.
En el 2009 perdió su brazo y su ojo derecho. La discapacidad múltiple no ha apagado el sueño de ser ingeniero de sistemas: actualmente cursa séptimo semestre.
El pasado 16 de marzo una enfermedad se llevó a la eternidad a María del Sagrario Cabarcas, una mujer que gozó de buena estima entre los artistas de la música vallenata por las parrandas que hacía en el patio de una vivienda. Esta es su historia.
Después de divulgarse el video en el que se observa a Luis Alberto Caballero, de 67 años, llevando a 4 de sus 6 nietos en una bicicleta, tras salir del colegio, se han desencadenado varias “bendiciones” en su familia, según contó.
“El periodismo tiene el poder de incidir en una mejor sociedad”, fue una de las consignas que recordó la exdirectora de este diario.
El cerro nos regala el servir de hospedaje y alimento con sus ramas, flores y frutos a los animales que allí viven y a los innumerables pájaros que vienen de muy lejos de Centro América y Sur América, a posarse en él.
“Yo soy un enamorado de todo lo que hago, uno aprende de verdad es haciendo las cosas con ganas”, dijo el reconocido caricaturista de esta casa periodística y quien recibió un reconocimiento del Círculo de Periodistas de Bogotá, CPB.
“Las preferencias musicales de los caleños están muy distantes de la música vallenata, pero el acordeón como ciudadano del mundo si ha estado presente en muchos géneros de música interiorana”
Es la fecha para hacer un cordial llamado a la unidad, al final, todos hacemos parte de un gremio que buscará no sucumbir a los desafíos de la modernidad.
Una historia de terror que fue protagonizada por cruentos integrantes de las Auc. Un empírico narrador fue el primero en recopilar los escalofriantes testimonios. Busca quién financie su libro.
‘Todo por Valledupar y Cesar’, un colectivo de mujeres líderes, expuso al entonces jefe de Estado, los problemas que aquejaban a la región y se levantó el 26 de enero de 1977, con voz y voto para exigir soluciones al caos de la sociedad vallenata.
Con su bastón y un paso lento, Lagarder Santiago Orozco, de 82 años, recorre las calles de los barrios de la ciudad para distribuir los periódicos. Aunque el pago es injustificado para todo lo que trabaja, contó a EL PILÓN que no tiene otra alternativa para llevar comida a su familia.
Hoy la ciudad de Valledupar cumple 472 años de haber sido nombrada como el Valle de Upar por los invasores españoles, proceso que marcó el curso de la historia vallenata que este jueves conmemora su aniversario.
Fue una época en la que necesariamente, y a través del cine, las costumbres y la música vallenata recibieron influencia de la música y la cultura mexicana.
En un ambiente plagado de plantas y con la compañía de una peculiar ave, Luis Ferley Guevara, estudiante de 17 años, durante casi cuatro años estudió en una desgastada mesa de madera y con un viejo teléfono que la pandemia del covid-19 convirtió en su único aliado para afrontar la temible virtualidad.