El fragor de la parranda, y los deseos de congratularse con su amigo, fueron la fuente de inspiración para que Armando Darío Zabaleta Guevara compusiera su célebre canción.
En El Copey Cesar, a lo largo de su historia, han tenido lugar numerosos eventos folclóricos y culturales, pero ninguno tan relevante y suntuoso como la conmemoración de las bodas de plata del acordeonero Luis Enrique Martínez y su esposa Rosalbina Serrano.
La celebración, se realizó el 8 de abril del año 1972 en la casa ubicada en la calle 12 con carrera 15 según la actual nomenclatura del municipio, y a ella concurrieron lo más granado del folclor vallenato, de la época, encabezados por el propio, Luis Enrique y su hermano, ‘Chema’ Martínez, a quienes se sumaron, Alejandro y Náfer Durán, ‘Colacho’ Mendoza, Andrés Landero, ‘Juancho’ Polo Valencia, Francisco, ‘Pachito’ y ‘Beto’ Rada; Abel Antonio Villa y compositores del talante de Armando Zabaleta, Fredy Molina, Adolfo Pacheco y Tobías Enrique Pumarejo, toda esta constelación de estrellas musicales se dedicaron a congratular con sus notas y versos a la pareja que celebraba sus 25 años de vida matrimonial.
Además de sus colegas del folclor, a la celebración asistieron dirigentes políticos, ganaderos y amigos personales de la pareja, provenientes de diferentes rincones del caribe colombiano.
Los orígenes de la celebración se remontan al año 1947, cuando Luis Enrique Martínez y Rosalbina Serrano contraen matrimonio en una sencilla ceremonia religiosa, realizada en la Iglesia de Caracolicito, debido a que, para la época, no existía templo en El Copey.
Previo al matrimonio, la pareja había tomado la decisión de irse a vivir en unión libre, lo que trajo como consecuencia que Luis Enrique fuera detenido, debido a que Rosalbina era menor de edad lo que ante las leyes imperantes constituía un delito que solo se subsanaba con el matrimonio ante un clérigo.
En entrevista publicada en el diario El Pilón de la ciudad de Valledupar, edición fechada junio 29 de 2020 Rosalbina afirma: “Mientras él estuvo preso, yo vivía donde unas amigas, para donde me llevaron, él salía todas las noches de la cárcel y me visitaba. Hasta que nos casamos en Caracolicito (Cesar). Fue una ceremonia sencilla, yo usé un traje blanco que él me compró, y después de la iglesia nos fuimos para la finca donde vivíamos”.
La sencillez del acto matrimonial contrastaría, con lo acaecido al conmemorarse los veinticinco años de casados y celebrarse “las bodas de plata” donde, abundaron los músicos famosos, la carne para degustar y el trago donado por la Industria Licorera del Magdalena, a tal punto que la parranda se extendió por más de una semana, debido a que cada día llegaban diferentes personajes, que por dificultades en las comunicaciones de la época no se habían podido hacer presentes en la fecha pactada.
El fragor de la parranda y los deseos de congratularse con su amigo y compañero de andanzas en el folclor vallenato fueron la fuente de inspiración para que Armando Darío Zabaleta Guevara compusiera su célebre canción ‘Las bodas de plata’. En la que describe lo acontecido en el festejo y felicita a la pareja.
La letra de la canción dice:
En las bodas de plata
De Luis Enrique y Rosalbina
Se hizo una fiesta muy linda
Con música vallenata
Sus amigos y sus amigas
Todos fueron a su casa
Sus amigos y sus amigas
Todos fueron a su casa
En esa fiesta bonita
Sonaron todos los acordeones (Bis)
Todos brindándole honores
A Enrique y a Rosita
Y luego el cura en la misa
Los colmó de bendiciones
Y luego el cura en la misa
Los colmó de bendiciones
Ese es un día sagrado
Pa’ Luis Enrique
Pa’ Rosalbina
Tienen que recordarlo
Mientras existan en la vida
Porque lo que es apreciado
Eso nunca se olvida
Porque lo que es apreciado
Eso nunca se olvida
En sus bodas de plata
Le regalaron cosas muy lindas
En sus bodas de plata
Le regalaron cosas muy lindas
De San Jacinto Bolívar
Le trajo Adolfo una hamaca
De San Jacinto Bolívar
Le trajo Adolfo una hamaca
Pa’ que se mesa en su casa
Enrique y Rosalbina
Pa’ que se mesa en su casa
Enrique y Rosalbina
La canción fue grabada en el año 1973 por Luis Enrique Martínez y su conjunto en un álbum titulado ‘Relatos de Macondo’ y ese mismo año se graba la versión más exitosa y conocida que es la interpretada por Jorge Oñate (Q.E.P.D.) con el acordeón de Miguel López en un álbum rotulado con el nombre ‘Las Bodas de Plata’
Acorde con los usos de la época las tarjetas de invitación se diseñaron en papel pergamino, pero cuentan los sobrevivientes, que fueron muchos los que atraídos por la magnitud de la celebración acudieron a ella y a pesar de no poseer el carácter de invitados, fueron acogidos por Luis Enrique lo que pone de relieve su sencillez y carácter humilde.
POR ALBERTO RAFAEL CARRILLO GUZMÁN / ESPECIAL PARA EL PILÓN
El fragor de la parranda, y los deseos de congratularse con su amigo, fueron la fuente de inspiración para que Armando Darío Zabaleta Guevara compusiera su célebre canción.
En El Copey Cesar, a lo largo de su historia, han tenido lugar numerosos eventos folclóricos y culturales, pero ninguno tan relevante y suntuoso como la conmemoración de las bodas de plata del acordeonero Luis Enrique Martínez y su esposa Rosalbina Serrano.
La celebración, se realizó el 8 de abril del año 1972 en la casa ubicada en la calle 12 con carrera 15 según la actual nomenclatura del municipio, y a ella concurrieron lo más granado del folclor vallenato, de la época, encabezados por el propio, Luis Enrique y su hermano, ‘Chema’ Martínez, a quienes se sumaron, Alejandro y Náfer Durán, ‘Colacho’ Mendoza, Andrés Landero, ‘Juancho’ Polo Valencia, Francisco, ‘Pachito’ y ‘Beto’ Rada; Abel Antonio Villa y compositores del talante de Armando Zabaleta, Fredy Molina, Adolfo Pacheco y Tobías Enrique Pumarejo, toda esta constelación de estrellas musicales se dedicaron a congratular con sus notas y versos a la pareja que celebraba sus 25 años de vida matrimonial.
Además de sus colegas del folclor, a la celebración asistieron dirigentes políticos, ganaderos y amigos personales de la pareja, provenientes de diferentes rincones del caribe colombiano.
Los orígenes de la celebración se remontan al año 1947, cuando Luis Enrique Martínez y Rosalbina Serrano contraen matrimonio en una sencilla ceremonia religiosa, realizada en la Iglesia de Caracolicito, debido a que, para la época, no existía templo en El Copey.
Previo al matrimonio, la pareja había tomado la decisión de irse a vivir en unión libre, lo que trajo como consecuencia que Luis Enrique fuera detenido, debido a que Rosalbina era menor de edad lo que ante las leyes imperantes constituía un delito que solo se subsanaba con el matrimonio ante un clérigo.
En entrevista publicada en el diario El Pilón de la ciudad de Valledupar, edición fechada junio 29 de 2020 Rosalbina afirma: “Mientras él estuvo preso, yo vivía donde unas amigas, para donde me llevaron, él salía todas las noches de la cárcel y me visitaba. Hasta que nos casamos en Caracolicito (Cesar). Fue una ceremonia sencilla, yo usé un traje blanco que él me compró, y después de la iglesia nos fuimos para la finca donde vivíamos”.
La sencillez del acto matrimonial contrastaría, con lo acaecido al conmemorarse los veinticinco años de casados y celebrarse “las bodas de plata” donde, abundaron los músicos famosos, la carne para degustar y el trago donado por la Industria Licorera del Magdalena, a tal punto que la parranda se extendió por más de una semana, debido a que cada día llegaban diferentes personajes, que por dificultades en las comunicaciones de la época no se habían podido hacer presentes en la fecha pactada.
El fragor de la parranda y los deseos de congratularse con su amigo y compañero de andanzas en el folclor vallenato fueron la fuente de inspiración para que Armando Darío Zabaleta Guevara compusiera su célebre canción ‘Las bodas de plata’. En la que describe lo acontecido en el festejo y felicita a la pareja.
La letra de la canción dice:
En las bodas de plata
De Luis Enrique y Rosalbina
Se hizo una fiesta muy linda
Con música vallenata
Sus amigos y sus amigas
Todos fueron a su casa
Sus amigos y sus amigas
Todos fueron a su casa
En esa fiesta bonita
Sonaron todos los acordeones (Bis)
Todos brindándole honores
A Enrique y a Rosita
Y luego el cura en la misa
Los colmó de bendiciones
Y luego el cura en la misa
Los colmó de bendiciones
Ese es un día sagrado
Pa’ Luis Enrique
Pa’ Rosalbina
Tienen que recordarlo
Mientras existan en la vida
Porque lo que es apreciado
Eso nunca se olvida
Porque lo que es apreciado
Eso nunca se olvida
En sus bodas de plata
Le regalaron cosas muy lindas
En sus bodas de plata
Le regalaron cosas muy lindas
De San Jacinto Bolívar
Le trajo Adolfo una hamaca
De San Jacinto Bolívar
Le trajo Adolfo una hamaca
Pa’ que se mesa en su casa
Enrique y Rosalbina
Pa’ que se mesa en su casa
Enrique y Rosalbina
La canción fue grabada en el año 1973 por Luis Enrique Martínez y su conjunto en un álbum titulado ‘Relatos de Macondo’ y ese mismo año se graba la versión más exitosa y conocida que es la interpretada por Jorge Oñate (Q.E.P.D.) con el acordeón de Miguel López en un álbum rotulado con el nombre ‘Las Bodas de Plata’
Acorde con los usos de la época las tarjetas de invitación se diseñaron en papel pergamino, pero cuentan los sobrevivientes, que fueron muchos los que atraídos por la magnitud de la celebración acudieron a ella y a pesar de no poseer el carácter de invitados, fueron acogidos por Luis Enrique lo que pone de relieve su sencillez y carácter humilde.
POR ALBERTO RAFAEL CARRILLO GUZMÁN / ESPECIAL PARA EL PILÓN