César Pompeyo nació en el barrio Cañaguate, de Valledupar, en la casa de ‘Quinche.
POR JOSÉ JAIME DAZA HINOJOSA/ESPECIAL PARA EL PILÓN
El profesor César Pompeyo Mendoza Hinojosa merece ser enaltecido como un vallenato solidario, altruista, desinteresado, educador, generoso y leal. De valores y principios, con grandes dotes de gratitud, ciudadano ejemplar, servicial. Fue el fundador del prestigioso Colegio Ateneo El Rosario, en el año 1963, un proyecto a 50 años, para formar líderes, sus pilares eran “Ciencia y Virtud”.
Nació en Valledupar este insigne y preclaro hombre, de estirpe campesino, quien se caracterizó por irradiar un gran amor por su familia, por su ciudad, su mayor preocupación fue crear una institución educativa, donde se formaran líderes, que a futuro sacaran esta ciudad adelante.
Su nacimiento fue el 4 de septiembre de 1936, en el hogar conformado por Cesar Juvenal Mendoza Gutiérrez, un hombre educado por sacerdotes Franciscanos, en la histórica población de La Sierrita, corregimiento del municipio de San Juan del Cesar, La Guajira, y Antonia Máxima Hinojosa Mendoza. De este matrimonio nacieron 13 hermanos: Justa, Rosario, Tarsicio, Guido, Rosario, María Antonia, María Del Pilar, Sofía, Esther, Martha, Cecilia, Laureano, Jose, Ángel, Vicente, Francisco, Jesús, Antonio, y Carmen Julia Mendoza Hinojosa.
Se casó con Lilia Esther Vargas Villareal, con ella trajo al mundo 4 hijos: Cesar Augusto, Cesar Pompeyo, Liliana Sofía, y Lily Esther. Su fallecimiento ocurrió el 12 de septiembre del año 2003.
César Pompeyo nació en el barrio Cañaguate, de Valledupar, en la casa de ‘Quinche’, luego sus padres compraron el lote, cuya casa está en la esquina de la carrera séptima, con ‘El callejón de la Purrututú’, en esa casona antigua pasó sus años de infancia, organizaba los juegos de la época y ya se manifestaba su capacidad de liderazgo. Jugó al maíz tostao, a las rondas, se vestía de sacerdote y celebraba misas, bautizaba muñecas, también jugaba a las fin con huesitos, una infancia hermosísima. Sus estudios de primaria los realizó en la escuela parroquial de la época, dicha escuela más tarde se convirtió en lo que es hoy el Colegio Pablo VI; la secundaria la hizo en el Colegio Nacional Loperena, hasta quinto, como se le decía al décimo en la actualidad. Perteneció a la banda de guerra del Loperena, y fue también activo deportista, y un líder muy dinámico de su curso; le tocó trasladarse a la ciudad de Barranquilla para culminar su bachillerato, pues el Loperena aún no expedía diplomas de bachiller, todos los que estudiaban allí debían irse a graduar al Liceo Celedón, de Santa Marta; al Colegio Pinillos, de Mompox; a Medellín, Bogotá, etc.,
César escogió el Colegio Barranquilla para varones, de dicha institución es su diploma de secundaria, se gradúa en el año 1955. En Barranquilla continuó con su alegría, era bailador, amante de los carnavales, se dejó crecer el copete, que estaba de moda en ese tiempo, un muchacho sano, pero muy contento.
Terminó su secundaria, y percibió que no existían condiciones para irse para la Universidad en ese momento, prefirió dedicarse a la organización de la finca, que tenía su padre por la región de Azúcar Buena, e incluso, pensó que sus inclinaciones por una carrera universitaria podrían ser alrededor de la agronomía, pues, le metió el pecho a la agricultura, y a la ganadería, colaborándole a su progenitor en estos menesteres, pero algo importante, cuando se graduó de bachiller, había quedado preseleccionado para prestar el servicio militar, y al cabo de unos meses lo requirieron, se fue a servirle a la patria, pagó el servicio en Bogotá con honores, fue guardia presidencial, en el famoso batallón de Infantería Miguel Antonio Caro, MAC.
Cuando culminó su servicio militar retornó a sus labores agropecuarias y un día cualquiera, en el camino que conduce a la finca, se encontró con el profesor Leónidas Acuña, quien era propietario del colegio El Carmen, de Valledupar, le pregunta, ¿para dónde vas? César le respondió: “para el monte, a unas tierras que tiene mi padre y le colaboro”.
El profesor Acuña le comentó: “tu papá fue un gran profesor, y me asalta la idea de que tú también podrías serlo. ¿por qué no me apoyas en mi colegio?”, a lo que César responde: ¿ya tengo mi proyecto de trabajar con mi papá, lo voy a pensar y luego le comento”.
Pasaron varios días y luego de hablar con sus padres y hermanos decide aceptar y laborar con el profesor Acuña en su colegio, así inicia su carrera triunfadora de docente.
Ya en lides de maestro, decide prepararse mejor, le tomó cariño a la docencia, acude a su vecino del Cañaguate, Aníbal Martínez Zuleta, quien estaba de secretario de gobierno del departamento del Magdalena, en Santa Marta; en esa época no existían los departamentos del Cesar y La Guajira, le comenta que desea estudiar, el Dr. Aníbal lo direcciona a la secretaría de educación, donde le dijeron que había disponible una beca para Tunja, Boyacá, y le otorgaron dicha beca, la Universidad se llama Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja, en esta reconocida institución estudió educación y filosofía.
Es allí donde define que su vocación es ser pedagogo, se prepara muy bien y al regresar ya trae en mente la creación de un Colegio, que se llamaría Ateneo El Rosario. A sus hermanas les había sugerido que estudiaran en la Normal de Santa Marta, pues el proyecto era de familia, su padre fue asesor pedagógico, y su madre administró el internado, pues también prestaron ese servicio.
La mayoría de los hermanos participaron en aquel ambicioso proyecto familiar, todos los que se graduaban eran vinculados como docentes en diferentes materias.
En 1970 sale la primera promoción de bachilleres del prestigioso colegio Ateneo el Rosario.
Hablar de este ilustre hijo de Valledupar en una Crónica es realmente insuficiente, se quedan muchas cosas por mencionar, y precisamente su adorada esposa, está escribiendo un libro, donde explica y da a conocer a quienes no tuvieron el honor de conocer personalmente su grandiosa vida y obra, se espera esa publicación ansiosamente.
Cuenta su esposa una anécdota inédita, del profesor ‘Checha’, como le decían por cariño: “A Cesar lo expulsaron de la Universidad de Tunja, lo acusaban de comunista, pues junto a otros estudiantes reclamaban una serie de ajustes académicos que necesitaba el claustro, hubo huelga, paros, revueltas y participó activamente de estos movimientos estudiantiles, era un elocuente orador, el paro se trasladó a Bogotá y la Universidad Nacional les apoyó y se unió a la parálisis.
Se vino a la Universidad La Javeriana, de Bogotá, y solicitó cupo, pues deseaba culminar su carrera, el movimiento siguió en Tunja y exigían el reintegro para culminar las protestas, le admitieron en la Javeriana, en Tunja no se explicaban como a un estudiante comunista revolucionario lo había aceptado una Universidad de sacerdotes católicos jesuitas, al final lo reintegraron en Tunja y regresa triunfante, pues todas las justas peticiones de su movimiento estudiantil las había conseguido, mejoró sustancialmente la Universidad de Tunja, gracias a esta organizada revolución que César y varios compañeros más realizaron”.
Licenciado en ciencias de la educación y filosofía, de La Universidad Pedagógica de Tunja, 1962. postgrado, programa PNUA-UNESCO. Col 36- administración educativa – Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, 1973.
Director de la división de capacitación del Magisterio, (DICMA); laboró en el Instituto Colombiano de Pedagogía (INCOLPE)–Seccionales Cesar – Guajira. Fundador Centro Experimental Piloto del Cesar. Catedrático del Liceo Universitario, Liceo Champunat, Normal Nacional Jose Eusebio Caro, Universidad del Cauca, Popayán. Docente en varios colegios tales como la Escuela Industrial, en Prudencia Daza, Loperena y El Carmen, de Valledupar.
Fue rector fundador del Ateneo El Rosario De Valledupar, rector de La Universidad Popular Del Cesar. Perteneció al Club De Leones, Cruz Roja, Academia Colombiana De Pedagogía, Sociedad Bolivariana, Centro de Historia del Cesar, entre otros.
El profesor César, con su colegio el Ateneo El Rosario, logró su propósito de formar grandes profesionales que hoy día son líderes en diferentes campos, el actual presidente de La Corte Suprema De Justicia, Aroldo Quiroz, es egresado de esta institución, también Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa, Elías Ochoa y Román Pavajeau. Allí se formaba bajo el lema de ‘Ciencia y virtud, la educación como fuente de superación’.
César Pompeyo Mendoza Hinojosa es reconocido como impulsor de su familia, le ayudó a su padre y a su madre, para que todos sus hermanos se hicieran profesionales, gran ciudadano, le tenía un amor enorme a su tierra, en una ocasión le ofrecieron un trabajo en Brasil y no quiso abandonar su terruño, prefirió quedarse, fue un líder natural de su Valledupar del alma, acogido por varias organizaciones para que fuera su representante.
Es por ello que en Valledupar existe un megacolegio que tiene el nombre de César Pompeyo Mendoza Hinojosa, como homenaje a este eminente e inolvidable hombre de excelsas cualidades.
César Pompeyo nació en el barrio Cañaguate, de Valledupar, en la casa de ‘Quinche.
POR JOSÉ JAIME DAZA HINOJOSA/ESPECIAL PARA EL PILÓN
El profesor César Pompeyo Mendoza Hinojosa merece ser enaltecido como un vallenato solidario, altruista, desinteresado, educador, generoso y leal. De valores y principios, con grandes dotes de gratitud, ciudadano ejemplar, servicial. Fue el fundador del prestigioso Colegio Ateneo El Rosario, en el año 1963, un proyecto a 50 años, para formar líderes, sus pilares eran “Ciencia y Virtud”.
Nació en Valledupar este insigne y preclaro hombre, de estirpe campesino, quien se caracterizó por irradiar un gran amor por su familia, por su ciudad, su mayor preocupación fue crear una institución educativa, donde se formaran líderes, que a futuro sacaran esta ciudad adelante.
Su nacimiento fue el 4 de septiembre de 1936, en el hogar conformado por Cesar Juvenal Mendoza Gutiérrez, un hombre educado por sacerdotes Franciscanos, en la histórica población de La Sierrita, corregimiento del municipio de San Juan del Cesar, La Guajira, y Antonia Máxima Hinojosa Mendoza. De este matrimonio nacieron 13 hermanos: Justa, Rosario, Tarsicio, Guido, Rosario, María Antonia, María Del Pilar, Sofía, Esther, Martha, Cecilia, Laureano, Jose, Ángel, Vicente, Francisco, Jesús, Antonio, y Carmen Julia Mendoza Hinojosa.
Se casó con Lilia Esther Vargas Villareal, con ella trajo al mundo 4 hijos: Cesar Augusto, Cesar Pompeyo, Liliana Sofía, y Lily Esther. Su fallecimiento ocurrió el 12 de septiembre del año 2003.
César Pompeyo nació en el barrio Cañaguate, de Valledupar, en la casa de ‘Quinche’, luego sus padres compraron el lote, cuya casa está en la esquina de la carrera séptima, con ‘El callejón de la Purrututú’, en esa casona antigua pasó sus años de infancia, organizaba los juegos de la época y ya se manifestaba su capacidad de liderazgo. Jugó al maíz tostao, a las rondas, se vestía de sacerdote y celebraba misas, bautizaba muñecas, también jugaba a las fin con huesitos, una infancia hermosísima. Sus estudios de primaria los realizó en la escuela parroquial de la época, dicha escuela más tarde se convirtió en lo que es hoy el Colegio Pablo VI; la secundaria la hizo en el Colegio Nacional Loperena, hasta quinto, como se le decía al décimo en la actualidad. Perteneció a la banda de guerra del Loperena, y fue también activo deportista, y un líder muy dinámico de su curso; le tocó trasladarse a la ciudad de Barranquilla para culminar su bachillerato, pues el Loperena aún no expedía diplomas de bachiller, todos los que estudiaban allí debían irse a graduar al Liceo Celedón, de Santa Marta; al Colegio Pinillos, de Mompox; a Medellín, Bogotá, etc.,
César escogió el Colegio Barranquilla para varones, de dicha institución es su diploma de secundaria, se gradúa en el año 1955. En Barranquilla continuó con su alegría, era bailador, amante de los carnavales, se dejó crecer el copete, que estaba de moda en ese tiempo, un muchacho sano, pero muy contento.
Terminó su secundaria, y percibió que no existían condiciones para irse para la Universidad en ese momento, prefirió dedicarse a la organización de la finca, que tenía su padre por la región de Azúcar Buena, e incluso, pensó que sus inclinaciones por una carrera universitaria podrían ser alrededor de la agronomía, pues, le metió el pecho a la agricultura, y a la ganadería, colaborándole a su progenitor en estos menesteres, pero algo importante, cuando se graduó de bachiller, había quedado preseleccionado para prestar el servicio militar, y al cabo de unos meses lo requirieron, se fue a servirle a la patria, pagó el servicio en Bogotá con honores, fue guardia presidencial, en el famoso batallón de Infantería Miguel Antonio Caro, MAC.
Cuando culminó su servicio militar retornó a sus labores agropecuarias y un día cualquiera, en el camino que conduce a la finca, se encontró con el profesor Leónidas Acuña, quien era propietario del colegio El Carmen, de Valledupar, le pregunta, ¿para dónde vas? César le respondió: “para el monte, a unas tierras que tiene mi padre y le colaboro”.
El profesor Acuña le comentó: “tu papá fue un gran profesor, y me asalta la idea de que tú también podrías serlo. ¿por qué no me apoyas en mi colegio?”, a lo que César responde: ¿ya tengo mi proyecto de trabajar con mi papá, lo voy a pensar y luego le comento”.
Pasaron varios días y luego de hablar con sus padres y hermanos decide aceptar y laborar con el profesor Acuña en su colegio, así inicia su carrera triunfadora de docente.
Ya en lides de maestro, decide prepararse mejor, le tomó cariño a la docencia, acude a su vecino del Cañaguate, Aníbal Martínez Zuleta, quien estaba de secretario de gobierno del departamento del Magdalena, en Santa Marta; en esa época no existían los departamentos del Cesar y La Guajira, le comenta que desea estudiar, el Dr. Aníbal lo direcciona a la secretaría de educación, donde le dijeron que había disponible una beca para Tunja, Boyacá, y le otorgaron dicha beca, la Universidad se llama Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja, en esta reconocida institución estudió educación y filosofía.
Es allí donde define que su vocación es ser pedagogo, se prepara muy bien y al regresar ya trae en mente la creación de un Colegio, que se llamaría Ateneo El Rosario. A sus hermanas les había sugerido que estudiaran en la Normal de Santa Marta, pues el proyecto era de familia, su padre fue asesor pedagógico, y su madre administró el internado, pues también prestaron ese servicio.
La mayoría de los hermanos participaron en aquel ambicioso proyecto familiar, todos los que se graduaban eran vinculados como docentes en diferentes materias.
En 1970 sale la primera promoción de bachilleres del prestigioso colegio Ateneo el Rosario.
Hablar de este ilustre hijo de Valledupar en una Crónica es realmente insuficiente, se quedan muchas cosas por mencionar, y precisamente su adorada esposa, está escribiendo un libro, donde explica y da a conocer a quienes no tuvieron el honor de conocer personalmente su grandiosa vida y obra, se espera esa publicación ansiosamente.
Cuenta su esposa una anécdota inédita, del profesor ‘Checha’, como le decían por cariño: “A Cesar lo expulsaron de la Universidad de Tunja, lo acusaban de comunista, pues junto a otros estudiantes reclamaban una serie de ajustes académicos que necesitaba el claustro, hubo huelga, paros, revueltas y participó activamente de estos movimientos estudiantiles, era un elocuente orador, el paro se trasladó a Bogotá y la Universidad Nacional les apoyó y se unió a la parálisis.
Se vino a la Universidad La Javeriana, de Bogotá, y solicitó cupo, pues deseaba culminar su carrera, el movimiento siguió en Tunja y exigían el reintegro para culminar las protestas, le admitieron en la Javeriana, en Tunja no se explicaban como a un estudiante comunista revolucionario lo había aceptado una Universidad de sacerdotes católicos jesuitas, al final lo reintegraron en Tunja y regresa triunfante, pues todas las justas peticiones de su movimiento estudiantil las había conseguido, mejoró sustancialmente la Universidad de Tunja, gracias a esta organizada revolución que César y varios compañeros más realizaron”.
Licenciado en ciencias de la educación y filosofía, de La Universidad Pedagógica de Tunja, 1962. postgrado, programa PNUA-UNESCO. Col 36- administración educativa – Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, 1973.
Director de la división de capacitación del Magisterio, (DICMA); laboró en el Instituto Colombiano de Pedagogía (INCOLPE)–Seccionales Cesar – Guajira. Fundador Centro Experimental Piloto del Cesar. Catedrático del Liceo Universitario, Liceo Champunat, Normal Nacional Jose Eusebio Caro, Universidad del Cauca, Popayán. Docente en varios colegios tales como la Escuela Industrial, en Prudencia Daza, Loperena y El Carmen, de Valledupar.
Fue rector fundador del Ateneo El Rosario De Valledupar, rector de La Universidad Popular Del Cesar. Perteneció al Club De Leones, Cruz Roja, Academia Colombiana De Pedagogía, Sociedad Bolivariana, Centro de Historia del Cesar, entre otros.
El profesor César, con su colegio el Ateneo El Rosario, logró su propósito de formar grandes profesionales que hoy día son líderes en diferentes campos, el actual presidente de La Corte Suprema De Justicia, Aroldo Quiroz, es egresado de esta institución, también Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa, Elías Ochoa y Román Pavajeau. Allí se formaba bajo el lema de ‘Ciencia y virtud, la educación como fuente de superación’.
César Pompeyo Mendoza Hinojosa es reconocido como impulsor de su familia, le ayudó a su padre y a su madre, para que todos sus hermanos se hicieran profesionales, gran ciudadano, le tenía un amor enorme a su tierra, en una ocasión le ofrecieron un trabajo en Brasil y no quiso abandonar su terruño, prefirió quedarse, fue un líder natural de su Valledupar del alma, acogido por varias organizaciones para que fuera su representante.
Es por ello que en Valledupar existe un megacolegio que tiene el nombre de César Pompeyo Mendoza Hinojosa, como homenaje a este eminente e inolvidable hombre de excelsas cualidades.