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Especial - 4 marzo, 2023

Hace 67 años Jorge Dangond fundó el barrio Novalito (Segunda parte)

No podré olvidar la presencia en el barrio del doctor Aníbal Martínez Zuleta como el gran político.

Don Jorge Dangond Daza, inaugurando un parque para recrear a los niños, en la plaza Alfonzo López, de Valledupar, año 1956.
Don Jorge Dangond Daza, inaugurando un parque para recrear a los niños, en la plaza Alfonzo López, de Valledupar, año 1956.
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Para mí, tengo que decir, Jorge Dangond merece una estatua, por la bondad de sus pensamientos y sentimientos, y por ser el fundador del barrio más prestante de Valledupar, porque como una paradoja, no nació el barrio Novalito con familias ricas en dinero, pero si con una gran identidad pluricultural: allí floreció la Cruz Roja con las Damas Grises Rosarito Aroca de Urbina ejemplar educadora, Ruth Ariza Cotes, doña Mercedes Estrada, y Hena de Isaac.

Por las madrugadas se escuchaban las guitarras de Hugues Martínez y los poemas musicales de Santander Durán, también los cantares del creador del romanticismo Gustavo Gutiérrez en la banda Shanghái, la educación se inició con la escuela en la plaza, donde recuerdo la dulzura pedagógica de Asunción Díaz, Ena Ovalle, Marlen Tous, Silvia Araque. María Cecilia Ochoa y Elvira Gutiérrez, hija del eterno notario don Anais Gutiérrez, pero también con la presencia del colegio Disneylandia, de Ruth Ariza Cotes, donde convivían los alumnos pobres con los ricos.

En el coche que aparece en la fotografía y que fue traído desde Barranquilla, se recogían y se repartían a los alumnos del colegio Disneylandia. Fue el primer coche que existió en Valledupar. El conductor del coche hacia sonar una campanita para que los padres salieran a recibir a sus hijos.

La culinaria hizo su agosto con doña ‘Pancha’ de Yanet, la medicina estuvo presente con la doctora Sonia Arredondo y el doctor Esteban Cuello, el barrio se engalanó en derecho con el magistrado Adalberto Márquez, y los abogados Alfonso Gutiérrez y el historiador y abogado Alonso Fernández Oñate. La ingeniería estuvo representada por el doctor Nelson Malo.

En el corazón de la plaza nació el diario más importante de la región: El Diario Vallenato, con la dirección de la mejor periodista, Lolita Acosta y su madre Sarita Maestre Maestre, sobrina de nadie menos que de Abraham Maestre, quien venció a Francisco El Hombre con la Puya ‘La Culebra Cascabel’, el catecumenado tuvo sus representantes en Omaira Gnecco, Lía Arregocés, Rut Ariza Cotes y Beatriz Villero, de noche se dormía arrullados con los cantos de Estela Durán y de Rita Mindiola, el acordeón y el canto de Emilianito y Poncho Zuleta; las Damas Rosadas tuvieron representación en Rita Arregocés de Guerra; fue y es famosa la tienda de Goya y hasta los indígenas tuvieron su representación con el mamo Arhuaco llamado Duane. 

Edificio donde funcionó el colegio Disneylandia desde 1960. Cuando el colegio cerró sus puertas, gran parte de sus alumnos fundaron el colegio Bilingüe.

Se contaba también con el veterinario y agrónomo el doctor Adelmo Dan, cuya casa era el hospedaje del maestro Escalona; en el folclor nos representaba la Polla Monsalvo, el doctor Adárraga atendía nuestra dentadura, el señor Bedel Valle era el amoroso protector de los animales, el caricaturista, poeta y pintor Bohemio Jaime Molina declamando sus poemas en la terraza de doña Elsa Mejia, las notas de Beethoven que salían del piano del doctor Edgardo Cuello, la presencia de Alemania con la familia Strauss; contábamos con la mansedumbre y la paciencia hechas personas, del Paye Espeleta y de Olga Salazar y de vecinos fraternos y ejemplares como el señor Noches y por último recuerdo la amistad sincera y desinteresada que nos brindaban  La More, Leonor Cerchar, Marina Urbina y Aida Gutiérrez Céspedes, y el señor Antonio Urbina con su trato cariñoso y lleno de bondad.  

ANÍBAL MARTÍNEZ ZULETA

No podré olvidar la presencia en el barrio del doctor Aníbal Martínez Zuleta como el gran político que lo hizo crecer porque todos querían vivir cerca de él para gozar de su protección. Y para culminar, recordamos la presencia de dos pintorescos personajes: ‘El Buey Mariposo’, para el cual, gallina mal puesta iba a parar a su sancocho, y ‘Chorro Balín’, con su impecable vestido blanco a quien los muchachos del barrio le gritaban de manera indolente su sobrenombre, a lo cual el respondía desesperado tirándoles piedras.

Años después, se iría a vivir a este barrio Consuelo Araújo -La Cacica-, quien iría a fortalecer la identidad cultural del barrio ya que se convirtió en la difusora de nuestro patrimonio cultural.

Y se me escapan por fallas de mi frágil memoria otras personas de esta importancia cultural a quienes presento disculpas. Debo agregar que en su gran mayoría las primeras familias eran oriundas de Atánquez y Patillal, pueblos de cultura Kankuama y Wiwa respectivamente.

ORIGEN DEL NOMBRE DEL BARRIO NOVALITO

PRIMERA VERSIÓN: Si nos atenemos al origen de esta palabra encontramos en el diccionario de la lengua española, que nova significa nueva que viene del idioma latín y lito significa piedra y viene del idioma griego; así resultaría que Novalito significa nueva piedra, y en efecto cada vez que nace un barrio hay que poner la primera piedra, o sea una nueva piedra.

SEGUNDA VERSIÓN: Pero acudiendo a la creencia popular, los ancianos cuentan que había un joven llamado Manuelito González Triana (LITO), quien tenía un carro de mula, y era el hijo del último arriero de Valledupar, llamado Pedro Antonio González, quien tuvo a este primer hijo con la señora Cipriana Triana, descendiente del padre José María Triana, el cual fue además senador de la república. Precisamente uno de los callejones del sector de la Purrututú, lleva el nombre de callejón de Pedro Antonio, en recuerdo de este arriero.

La fotografía muestra los dos ranchitos de bahareque de Nacho y Esperanza, el más pequeño era la cocina y el otro era para dormir; el segundo quedó de vecino de la casa de la señora Sarita Maestre; se observan los columpios que remplazaron los cultivos sembrados por Nacho durante 30 años.

La madre de Manuelito lo tuvo en Venezuela, y luego lo crió en Valledupar. Manuelito era llamado Lito por cariño. Él tuvo dos compañeras: Antonia Atencio y Estela Quiroz. Con esta última tuvo a Mery, a Marta, y al doctor Asdrúbal González, que es hoy ingeniero ambiental de Corpocesar.

Es bueno recordar que el lugar donde nace el barrio Novalito en el año 1955 era un suburbio o lugar muy lejano de las construcciones urbanas del sector fundacional, lleno de monte, de pringamosa y escobilla. Apenas había una trocha que partía de la carrera 5 con calle 13c donde vivía doña Eufemia Vásquez, y que terminaba donde es hoy el parque Novalito, que en esa época era una parcela o pequeña rosa cuyo dueño era el señor Ignasio Diaz Miranda (nacho), con su compañera Esperanza. 

Allí tenía Nacho sembrados cultivos de pan coger y frutales, y daba pastaje a burros y caballos de carroemulas. Tenía además animales domésticos entre ellos una burra gris muy briosa a la que él tenía ‘’mucho apego’’, la cual prestaba sus “servicios amorosos a los muchachos del vecindario”, pero también hacía carbón vegetal para la venta. Por la mitad de la finquita pasaba una acequia sacada del río Guatapurí. Había en la finquita dos casitas de bahareque con techos de palma, una para dormir y otra para la cocina, como se puede ver en la fotografía adjunta.

Esperanza lavando la ropa en la acequia Novalito.

Nacho en el año de 1957 tenía aproximadamente 55 años, fumaba su tabaquito diariamente, él era moreno de regular estatura y Esperanza quien cocinaba con leña de Brasil, quebracho y cañahuate era de mediana estatura, de pelo grifo y entre canoso, laboriosa y extravertida, usaba una pañoleta siempre del mismo color del vestido, era agradable, recorría el barrio intercambiando frutas y verduras por arroz, café y azúcar, ya que al estilo indígena casi no usaban el dinero sino el trueque; Esperanza tenía un hijo llamado Emilio. Ella vivía en Guacoche antes de unirse con Nacho, e iba a la rosita para ayudar en los trabajos. Murió en 1959 a los tres meses de haber muerto Nacho.

Nacho sembraba acompañado de su hermano Sebastián ‘Chan’, quien era áspero pero un muchacho sano, noble y fuerte. Ambos tocaban el acordeón y se hacían competencia tomándose unos tragos de chirinche los fines de semana donde tocaban el Amor Amor.

Frente a esta chocita de bareque, con techo de palma, aparecen: Esperanza montada sobre una piedra, Nacho el dueño de la parcela y Petronila Pantoja primera compañera de Nacho, quien después se une a Esperanza.

POR RUTH ARIZA COTES/ ESPECIAL PARA EL PILÓN 

Especial
4 marzo, 2023

Hace 67 años Jorge Dangond fundó el barrio Novalito (Segunda parte)

No podré olvidar la presencia en el barrio del doctor Aníbal Martínez Zuleta como el gran político.


Don Jorge Dangond Daza, inaugurando un parque para recrear a los niños, en la plaza Alfonzo López, de Valledupar, año 1956.
Don Jorge Dangond Daza, inaugurando un parque para recrear a los niños, en la plaza Alfonzo López, de Valledupar, año 1956.
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Para mí, tengo que decir, Jorge Dangond merece una estatua, por la bondad de sus pensamientos y sentimientos, y por ser el fundador del barrio más prestante de Valledupar, porque como una paradoja, no nació el barrio Novalito con familias ricas en dinero, pero si con una gran identidad pluricultural: allí floreció la Cruz Roja con las Damas Grises Rosarito Aroca de Urbina ejemplar educadora, Ruth Ariza Cotes, doña Mercedes Estrada, y Hena de Isaac.

Por las madrugadas se escuchaban las guitarras de Hugues Martínez y los poemas musicales de Santander Durán, también los cantares del creador del romanticismo Gustavo Gutiérrez en la banda Shanghái, la educación se inició con la escuela en la plaza, donde recuerdo la dulzura pedagógica de Asunción Díaz, Ena Ovalle, Marlen Tous, Silvia Araque. María Cecilia Ochoa y Elvira Gutiérrez, hija del eterno notario don Anais Gutiérrez, pero también con la presencia del colegio Disneylandia, de Ruth Ariza Cotes, donde convivían los alumnos pobres con los ricos.

En el coche que aparece en la fotografía y que fue traído desde Barranquilla, se recogían y se repartían a los alumnos del colegio Disneylandia. Fue el primer coche que existió en Valledupar. El conductor del coche hacia sonar una campanita para que los padres salieran a recibir a sus hijos.

La culinaria hizo su agosto con doña ‘Pancha’ de Yanet, la medicina estuvo presente con la doctora Sonia Arredondo y el doctor Esteban Cuello, el barrio se engalanó en derecho con el magistrado Adalberto Márquez, y los abogados Alfonso Gutiérrez y el historiador y abogado Alonso Fernández Oñate. La ingeniería estuvo representada por el doctor Nelson Malo.

En el corazón de la plaza nació el diario más importante de la región: El Diario Vallenato, con la dirección de la mejor periodista, Lolita Acosta y su madre Sarita Maestre Maestre, sobrina de nadie menos que de Abraham Maestre, quien venció a Francisco El Hombre con la Puya ‘La Culebra Cascabel’, el catecumenado tuvo sus representantes en Omaira Gnecco, Lía Arregocés, Rut Ariza Cotes y Beatriz Villero, de noche se dormía arrullados con los cantos de Estela Durán y de Rita Mindiola, el acordeón y el canto de Emilianito y Poncho Zuleta; las Damas Rosadas tuvieron representación en Rita Arregocés de Guerra; fue y es famosa la tienda de Goya y hasta los indígenas tuvieron su representación con el mamo Arhuaco llamado Duane. 

Edificio donde funcionó el colegio Disneylandia desde 1960. Cuando el colegio cerró sus puertas, gran parte de sus alumnos fundaron el colegio Bilingüe.

Se contaba también con el veterinario y agrónomo el doctor Adelmo Dan, cuya casa era el hospedaje del maestro Escalona; en el folclor nos representaba la Polla Monsalvo, el doctor Adárraga atendía nuestra dentadura, el señor Bedel Valle era el amoroso protector de los animales, el caricaturista, poeta y pintor Bohemio Jaime Molina declamando sus poemas en la terraza de doña Elsa Mejia, las notas de Beethoven que salían del piano del doctor Edgardo Cuello, la presencia de Alemania con la familia Strauss; contábamos con la mansedumbre y la paciencia hechas personas, del Paye Espeleta y de Olga Salazar y de vecinos fraternos y ejemplares como el señor Noches y por último recuerdo la amistad sincera y desinteresada que nos brindaban  La More, Leonor Cerchar, Marina Urbina y Aida Gutiérrez Céspedes, y el señor Antonio Urbina con su trato cariñoso y lleno de bondad.  

ANÍBAL MARTÍNEZ ZULETA

No podré olvidar la presencia en el barrio del doctor Aníbal Martínez Zuleta como el gran político que lo hizo crecer porque todos querían vivir cerca de él para gozar de su protección. Y para culminar, recordamos la presencia de dos pintorescos personajes: ‘El Buey Mariposo’, para el cual, gallina mal puesta iba a parar a su sancocho, y ‘Chorro Balín’, con su impecable vestido blanco a quien los muchachos del barrio le gritaban de manera indolente su sobrenombre, a lo cual el respondía desesperado tirándoles piedras.

Años después, se iría a vivir a este barrio Consuelo Araújo -La Cacica-, quien iría a fortalecer la identidad cultural del barrio ya que se convirtió en la difusora de nuestro patrimonio cultural.

Y se me escapan por fallas de mi frágil memoria otras personas de esta importancia cultural a quienes presento disculpas. Debo agregar que en su gran mayoría las primeras familias eran oriundas de Atánquez y Patillal, pueblos de cultura Kankuama y Wiwa respectivamente.

ORIGEN DEL NOMBRE DEL BARRIO NOVALITO

PRIMERA VERSIÓN: Si nos atenemos al origen de esta palabra encontramos en el diccionario de la lengua española, que nova significa nueva que viene del idioma latín y lito significa piedra y viene del idioma griego; así resultaría que Novalito significa nueva piedra, y en efecto cada vez que nace un barrio hay que poner la primera piedra, o sea una nueva piedra.

SEGUNDA VERSIÓN: Pero acudiendo a la creencia popular, los ancianos cuentan que había un joven llamado Manuelito González Triana (LITO), quien tenía un carro de mula, y era el hijo del último arriero de Valledupar, llamado Pedro Antonio González, quien tuvo a este primer hijo con la señora Cipriana Triana, descendiente del padre José María Triana, el cual fue además senador de la república. Precisamente uno de los callejones del sector de la Purrututú, lleva el nombre de callejón de Pedro Antonio, en recuerdo de este arriero.

La fotografía muestra los dos ranchitos de bahareque de Nacho y Esperanza, el más pequeño era la cocina y el otro era para dormir; el segundo quedó de vecino de la casa de la señora Sarita Maestre; se observan los columpios que remplazaron los cultivos sembrados por Nacho durante 30 años.

La madre de Manuelito lo tuvo en Venezuela, y luego lo crió en Valledupar. Manuelito era llamado Lito por cariño. Él tuvo dos compañeras: Antonia Atencio y Estela Quiroz. Con esta última tuvo a Mery, a Marta, y al doctor Asdrúbal González, que es hoy ingeniero ambiental de Corpocesar.

Es bueno recordar que el lugar donde nace el barrio Novalito en el año 1955 era un suburbio o lugar muy lejano de las construcciones urbanas del sector fundacional, lleno de monte, de pringamosa y escobilla. Apenas había una trocha que partía de la carrera 5 con calle 13c donde vivía doña Eufemia Vásquez, y que terminaba donde es hoy el parque Novalito, que en esa época era una parcela o pequeña rosa cuyo dueño era el señor Ignasio Diaz Miranda (nacho), con su compañera Esperanza. 

Allí tenía Nacho sembrados cultivos de pan coger y frutales, y daba pastaje a burros y caballos de carroemulas. Tenía además animales domésticos entre ellos una burra gris muy briosa a la que él tenía ‘’mucho apego’’, la cual prestaba sus “servicios amorosos a los muchachos del vecindario”, pero también hacía carbón vegetal para la venta. Por la mitad de la finquita pasaba una acequia sacada del río Guatapurí. Había en la finquita dos casitas de bahareque con techos de palma, una para dormir y otra para la cocina, como se puede ver en la fotografía adjunta.

Esperanza lavando la ropa en la acequia Novalito.

Nacho en el año de 1957 tenía aproximadamente 55 años, fumaba su tabaquito diariamente, él era moreno de regular estatura y Esperanza quien cocinaba con leña de Brasil, quebracho y cañahuate era de mediana estatura, de pelo grifo y entre canoso, laboriosa y extravertida, usaba una pañoleta siempre del mismo color del vestido, era agradable, recorría el barrio intercambiando frutas y verduras por arroz, café y azúcar, ya que al estilo indígena casi no usaban el dinero sino el trueque; Esperanza tenía un hijo llamado Emilio. Ella vivía en Guacoche antes de unirse con Nacho, e iba a la rosita para ayudar en los trabajos. Murió en 1959 a los tres meses de haber muerto Nacho.

Nacho sembraba acompañado de su hermano Sebastián ‘Chan’, quien era áspero pero un muchacho sano, noble y fuerte. Ambos tocaban el acordeón y se hacían competencia tomándose unos tragos de chirinche los fines de semana donde tocaban el Amor Amor.

Frente a esta chocita de bareque, con techo de palma, aparecen: Esperanza montada sobre una piedra, Nacho el dueño de la parcela y Petronila Pantoja primera compañera de Nacho, quien después se une a Esperanza.

POR RUTH ARIZA COTES/ ESPECIAL PARA EL PILÓN