En abril de 1996 un grupo de paramilitares llegó a este corregimiento, reunió a toda su comunidad en la plaza principal y mató a uno de sus líderes más queridos: Argemiro Quiroz Márquez.
El tema de reparación a víctimas no solo se da de manera individual. Las personas que se agrupan porque sufrieron algún tipo de hecho victimizante o comunidades que sufrieron los estragos de la violencia generada por grupos armados ilegales se pueden beneficiar con la reparación colectiva.
Es el caso de la comunidad afro del corregimientos de Guacoche, al norte de Valledupar, que adelanta su proceso de reparación colectiva, el cual está en la etapa de pre consulta, lo cual resulta esperanzador para esta comunidad que fue víctima de los grupos de autodefensas que delinquían en la zona. El hecho que marcó a los habitantes de este pequeño poblado ocurrió el domingo 6 de abril de 1996, cuando reunieron a todos los guacocheros en la plaza principal y mataron a su líder Algemiro Quiroz Márquez.
La reparación colectiva es un componente de la reparación integral y se refiere al conjunto de medidas de restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantía de no repetición, a que tienen derecho las comunidades y las organizaciones o grupos sociales y políticos, en términos políticos, materiales y simbólicos. Cuando se trata de comunidades étnicas el proceso de reparación colectiva se rige por los decretos 4633, 4635 y 4635 de 2011.
La comunidad de Guacoche ve con buenos ojos la reparación colectiva, ayuda y acepta el proceso y van avanzando en el mismo. Así lo dio a conocer Arodis Castilla, líder de la comunidad afro de Guacoche quien además resaltó que lo más difícil del proceso es “lograr que toda la comunidad se ponga de acuerdo, hay gente que tiene miedo, que no sabe qué hacer, entonces eso hace que haya dificultades por parte de la comunidad de Guacoche, donde soy el representante legal del Consejo Comunitario, cuando hay personas que no han entendido lo que es el proceso, ahí hay dificultades. Hasta el momento parece que lo están asimilando y estamos tratando que todos podamos ser beneficiados del proceso”.
Sin embargo, y pese a algunas personas que aún no están totalmente convencidas, hay un ambiente positivo con la reparación colectiva debido a que conformaron un consejo comunitario de comunidades negras con el cual buscan sensibilizar a la comunidad y entre todos hacer el plan de reparación y puedan estar de acuerdo sobre qué quieren.
“Ahí estamos logrando que la comunidad asimile el proceso porque si no va la mayor parte de la comunidad a las reuniones, el proceso fracasaría, estamos siempre pendientes que vaya la mayor cantidad de personas o vamos y hacemos trabajos visitándolos a sus casas como hicimos los pasados dos, tres, cuatro y cinco de diciembre que dividimos la comunidad en tres grupos para que la comunidad llegara a unos sitios específicos, hacíamos la reunión y comentábamos y socializábamos lo necesario para que tuvieran conocimiento de la reparación colectiva, esto con personas de la Unidad de Atención Integral a Víctimas y con el Ministerio del Interior”, explicó Castilla.
Pero ¿cómo se realiza el proceso de reparación colectiva?, el programa se implementa a través de Planes de Reparación Colectiva siguiendo los pasos de una ruta que ha sido definida para ello. Inicia con el registro del sujeto colectivo (en este caso toda la comunidad guacochera), hasta la formulación por parte de las víctimas, y la implementación por parte de las entidades del SNARIV, de un plan de reparación, que es aprobado por el respectivo Comité Territorial de Justicia Transicional. El plan, en función del diagnóstico del daño que se realice, puede contener medidas de satisfacción, restitución, rehabilitación y garantía de no repetición.
De acuerdo con la Unidad de atención Integral a las Víctimas “el Programa de Reparación Colectiva fue creado por el Decreto 4800 de 2011 y es un conjunto de acciones de diferentes entidades del Estado orientadas a tender los puentes entre las medidas de rehabilitación, restitución, compensación, justicia, satisfacción y de construcción de memoria histórica y verdad, y las políticas estatales relacionadas con las reformas institucionales para fortalecer el Estado Social de Derecho, la participación y la focalización de la política y de la inversión, para el goce efectivo de derechos fundamentales”.
Es preciso decir que la reparación del daño causado se da por medio de acciones que son propuestas por las comunidades y las organizaciones mismas, que van desde construir monumentos con dinero de los victimarios, hacer documentales, organizar retornos colectivos hasta la recuperación de tradiciones culturales perdidas, la reconstrucción de redes y el restablecimiento de la influencia que se les quitó a las organizaciones con terror.
Sin embargo, el proceso no solo se trata de dar a las comunidades indemnizaciones o demás cosas materiales de reparación sino que se busca la reivindicación con los grupos que han sido históricamente estigmatizados y atacados.
En el Cesar uno de los ejemplos más claros es el que se ha hecho con la etnia Kankuama, teniendo en cuenta que más de 200 indígenas fueron asesinados por las autodefensas y en Justicia y Paz responden por el ‘exterminio Kankuamo’, además de Rodrigo Tovar Pupo alias ‘Jorge 40?, los desmovilizados conocidos con los alias de ‘El Paisa’, ‘El Ruso’, ‘El Negrito’, ‘El Niño’ y ‘El Rey’.
De acuerdo con lo que se ha registrado en medios de comunicación, el año pasado se repararon 13 comunidades de la etnia Kankuama, compuesta por 40 asentamientos situados en la Sierra Nevada de Santa Marta, víctimas de Rodrigo Tovar, alias ‘Jorge 40’.
Esta se convierte en la oportunidad para la comunidad afro de Guacoche, que espera con ansias el momento de la consulta para obtener los resultados que desean.
¿Qué es el daño colectivo?
Se refiere a transformaciones negativas en el contexto social, comunitario y cultural, asociadas a la percepción que del sufrimiento, la pérdida, la transformación negativa de sus formas de vida, el menoscabo de los recursos para afrontar el futuro o para construir el proyecto que se tenía en perspectiva antes de los hechos violentos, tienen las comunidades, grupos y organizaciones. Así, no se refiere a la sumatoria de daños individuales.
Entre tanto las acciones que dan lugar a reparación colectiva son las violaciones a los derechos colectivos, las violaciones graves y manifiestas de los derechos individuales de miembros de los colectivos, el impacto colectivo de la violación de derechos individuales. Ocurridas, con ocasión del conflicto armado, desde el 1 de enero de 1985.
En el Cesar otras comunidades trabajan para lograr la reparación colectiva, la mayoría miembros de consejeros comunitarios afrodescendientes, como el caso del corregimiento de El Perro, corregimiento de Valledupar.
Por Freddy Oñate Acevedo/ EL PILÓN
[email protected]
En abril de 1996 un grupo de paramilitares llegó a este corregimiento, reunió a toda su comunidad en la plaza principal y mató a uno de sus líderes más queridos: Argemiro Quiroz Márquez.
El tema de reparación a víctimas no solo se da de manera individual. Las personas que se agrupan porque sufrieron algún tipo de hecho victimizante o comunidades que sufrieron los estragos de la violencia generada por grupos armados ilegales se pueden beneficiar con la reparación colectiva.
Es el caso de la comunidad afro del corregimientos de Guacoche, al norte de Valledupar, que adelanta su proceso de reparación colectiva, el cual está en la etapa de pre consulta, lo cual resulta esperanzador para esta comunidad que fue víctima de los grupos de autodefensas que delinquían en la zona. El hecho que marcó a los habitantes de este pequeño poblado ocurrió el domingo 6 de abril de 1996, cuando reunieron a todos los guacocheros en la plaza principal y mataron a su líder Algemiro Quiroz Márquez.
La reparación colectiva es un componente de la reparación integral y se refiere al conjunto de medidas de restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantía de no repetición, a que tienen derecho las comunidades y las organizaciones o grupos sociales y políticos, en términos políticos, materiales y simbólicos. Cuando se trata de comunidades étnicas el proceso de reparación colectiva se rige por los decretos 4633, 4635 y 4635 de 2011.
La comunidad de Guacoche ve con buenos ojos la reparación colectiva, ayuda y acepta el proceso y van avanzando en el mismo. Así lo dio a conocer Arodis Castilla, líder de la comunidad afro de Guacoche quien además resaltó que lo más difícil del proceso es “lograr que toda la comunidad se ponga de acuerdo, hay gente que tiene miedo, que no sabe qué hacer, entonces eso hace que haya dificultades por parte de la comunidad de Guacoche, donde soy el representante legal del Consejo Comunitario, cuando hay personas que no han entendido lo que es el proceso, ahí hay dificultades. Hasta el momento parece que lo están asimilando y estamos tratando que todos podamos ser beneficiados del proceso”.
Sin embargo, y pese a algunas personas que aún no están totalmente convencidas, hay un ambiente positivo con la reparación colectiva debido a que conformaron un consejo comunitario de comunidades negras con el cual buscan sensibilizar a la comunidad y entre todos hacer el plan de reparación y puedan estar de acuerdo sobre qué quieren.
“Ahí estamos logrando que la comunidad asimile el proceso porque si no va la mayor parte de la comunidad a las reuniones, el proceso fracasaría, estamos siempre pendientes que vaya la mayor cantidad de personas o vamos y hacemos trabajos visitándolos a sus casas como hicimos los pasados dos, tres, cuatro y cinco de diciembre que dividimos la comunidad en tres grupos para que la comunidad llegara a unos sitios específicos, hacíamos la reunión y comentábamos y socializábamos lo necesario para que tuvieran conocimiento de la reparación colectiva, esto con personas de la Unidad de Atención Integral a Víctimas y con el Ministerio del Interior”, explicó Castilla.
Pero ¿cómo se realiza el proceso de reparación colectiva?, el programa se implementa a través de Planes de Reparación Colectiva siguiendo los pasos de una ruta que ha sido definida para ello. Inicia con el registro del sujeto colectivo (en este caso toda la comunidad guacochera), hasta la formulación por parte de las víctimas, y la implementación por parte de las entidades del SNARIV, de un plan de reparación, que es aprobado por el respectivo Comité Territorial de Justicia Transicional. El plan, en función del diagnóstico del daño que se realice, puede contener medidas de satisfacción, restitución, rehabilitación y garantía de no repetición.
De acuerdo con la Unidad de atención Integral a las Víctimas “el Programa de Reparación Colectiva fue creado por el Decreto 4800 de 2011 y es un conjunto de acciones de diferentes entidades del Estado orientadas a tender los puentes entre las medidas de rehabilitación, restitución, compensación, justicia, satisfacción y de construcción de memoria histórica y verdad, y las políticas estatales relacionadas con las reformas institucionales para fortalecer el Estado Social de Derecho, la participación y la focalización de la política y de la inversión, para el goce efectivo de derechos fundamentales”.
Es preciso decir que la reparación del daño causado se da por medio de acciones que son propuestas por las comunidades y las organizaciones mismas, que van desde construir monumentos con dinero de los victimarios, hacer documentales, organizar retornos colectivos hasta la recuperación de tradiciones culturales perdidas, la reconstrucción de redes y el restablecimiento de la influencia que se les quitó a las organizaciones con terror.
Sin embargo, el proceso no solo se trata de dar a las comunidades indemnizaciones o demás cosas materiales de reparación sino que se busca la reivindicación con los grupos que han sido históricamente estigmatizados y atacados.
En el Cesar uno de los ejemplos más claros es el que se ha hecho con la etnia Kankuama, teniendo en cuenta que más de 200 indígenas fueron asesinados por las autodefensas y en Justicia y Paz responden por el ‘exterminio Kankuamo’, además de Rodrigo Tovar Pupo alias ‘Jorge 40?, los desmovilizados conocidos con los alias de ‘El Paisa’, ‘El Ruso’, ‘El Negrito’, ‘El Niño’ y ‘El Rey’.
De acuerdo con lo que se ha registrado en medios de comunicación, el año pasado se repararon 13 comunidades de la etnia Kankuama, compuesta por 40 asentamientos situados en la Sierra Nevada de Santa Marta, víctimas de Rodrigo Tovar, alias ‘Jorge 40’.
Esta se convierte en la oportunidad para la comunidad afro de Guacoche, que espera con ansias el momento de la consulta para obtener los resultados que desean.
¿Qué es el daño colectivo?
Se refiere a transformaciones negativas en el contexto social, comunitario y cultural, asociadas a la percepción que del sufrimiento, la pérdida, la transformación negativa de sus formas de vida, el menoscabo de los recursos para afrontar el futuro o para construir el proyecto que se tenía en perspectiva antes de los hechos violentos, tienen las comunidades, grupos y organizaciones. Así, no se refiere a la sumatoria de daños individuales.
Entre tanto las acciones que dan lugar a reparación colectiva son las violaciones a los derechos colectivos, las violaciones graves y manifiestas de los derechos individuales de miembros de los colectivos, el impacto colectivo de la violación de derechos individuales. Ocurridas, con ocasión del conflicto armado, desde el 1 de enero de 1985.
En el Cesar otras comunidades trabajan para lograr la reparación colectiva, la mayoría miembros de consejeros comunitarios afrodescendientes, como el caso del corregimiento de El Perro, corregimiento de Valledupar.
Por Freddy Oñate Acevedo/ EL PILÓN
[email protected]