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Informes Especiales - 5 abril, 2016

Falta de cultura ciudadana complica la convivencia

En las viviendas que entregó el gobierno al sur de Valledupar son constantes las denuncias por malas prácticas de convivencia que aumentan los conflictos entre vecinos.

Foto archivo particular.
Foto archivo particular.
Boton Wpp

Cuando Matías* recibió su casa de interés social en la Urbanización Nando Marín, con un área de 45.65 metros cuadrados, más 3.42 m2 de balcón, distribuidos en un salón comedor, cocina con patio de ropas, tres alcobas, y un baño múltiple, imaginó que su sueño de tener un hogar digno y vivir en paz con su familia se materializaba después de luchar durante varios años para tener un techo propio.

Sin embargo, con el pasar del tiempo descubrió que adquirir una de las 1.900 viviendas de Nando Marín, distribuidas en 95 edificios de cinco pisos, cada uno con 20 apartamentos en seis manzanas, tiene un costo muy alto, su tranquilidad ante los problemas de convivencia con sus nuevos vecinos.

Además de los roces entre los más de 10 mil vecinos de la urbanización, que nunca fueron preparados para habitar en una propiedad horizontal, debe soportar problemas de microtráfico, hurtos, prostitución y consumo de sustancias psicoactivas.

“A veces se presentan conflictos por cosas irrelevantes. Aunque no pasa en todo el sector, hay torres donde te salen con machetes en las discusiones, otras donde se ven a los jóvenes haciendo cosas que no deberían. Incluso, a veces sucede que los hombres de los pisos superiores cuando llegan ebrios, sacan su miembro y se orinan sin importar que haya alguien debajo. Hay un problema serio de convivencia”, precisó el morador.

Por ejemplo, el pasado domingo se presentó una de las ya habituales disputas, cuando uno de los residentes arrojó desde el quinto piso una botella que por poco impacta a unos jóvenes que estaban departiendo en las zonas comunes de la primera planta, ocasionando un altercado que tuvo en vilo a la comunidad por varios minutos.

Según Matías*, estas situaciones son comunes porque en Nando Marín algunos de sus habitantes no cumplen los normas de convivencia que deberían reinar en la zona; la mayoría son desplazados, personas trabajadoras y emprendedoras.

“A pesar de los problemas que aquí suceden por las diferencias de convivencia, los buenos somos muchos más. Aquí hay valores, personas decentes y con ganas de salir adelante, pero también quienes no han comprendido la importancia de vivir en comunidad y que aun sabiendo de que sus acciones crean serias molestias, no les importa hacerlas porque nadie ejerce control sobre ellos”, agregó Matías*.

¿Por qué es difícil la convivencia?

Según uno de los líderes comunitarios de la manzana llamada ‘La Creciente’, hubo un mal trabajo de la constructora, del Ministerio de Viviendas y del Fondo de Vivienda de Interés Social y Reforma Urbana de Valledupar, Fonvisocial, al no trabajar individualmente a cada familia sobre cómo vivir en propiedad horizontal, lo cual ha propiciado el choque entre varios de los lugareños que no estaban preparados para convivir en ese tipo de viviendas.

“Es claro que la propiedad horizontal tiene unos fines de convivencia pacífica y seguridad, y aquí la convivencia, prácticamente nos toca manejarla. Como sucede en cualquier barrio, hay inconvenientes, hay unas torres que son muy complicadas como hay otras que son manejables.

En algunas, los moradores entienden que si haces ruido puedes incomodar a tu vecino; que si consumes cigarrillo, el olor se extiende hasta las áreas comunes… en algunas eso se entiende y en otras no”, dijo el residente.

Por todos los problemas que a diario se presentan en el sector, la misma comunidad pide a las autoridades municipales medidas para garantizar la armonía en las urbanizaciones de inversión social como Nando Marín y Lorenzo Morales, que vive una situación similiar, donde es necesario implementar leyes y decretos de obligatorio cumplimiento para la convivencia en propiedad horizontal.

La efectividad de las campañas

De acuerdo a lo expresado por varios habitantes de Nando Marín, los programas de convivencia implementados en el sector se han trabajado de manera colectiva, lo cual consideran poco apropiado puesto que no es en la colectividad donde se pueden cimentar las bases de los valores para la convivencia, sino que es desde los núcleos familiares donde se debe iniciar esa labor.

“Es un error en el que incurren todas las instituciones que vienen con la intención de ayudar, porque cada familia es un mundo aparte, es un nicho que tiene sus propios problemas y las políticas sociales de rehabilitación para este tipo de sociedad no son asertivas, mucho menos eficaces si se aplican de manera general” explicó uno de los líderes de la comunidad.

Según el líder, falta de trabajo social y de orientación que debía implementarse por las entidades encargadas de asignar las viviendas, tarea que han tratado de hacer los líderes de cada torre, sin éxito.

“Aquí hay vecinos de los cuartos y quintos pisos que en ocasiones han tirado mugre en los pasillos, de pronto sin tener presente la incomodidad que le generan a los residentes de los pisos inferiores. Lo mismo sucede con aguas sucias, basuras, incluso con botellas que son arrojadas desde los balcones y las ventanas. No es fácil controlarlo porque no tenemos los medios; si tuviéramos vigilancia o cámaras, podríamos aplicar sanciones a las personas que violen las normas de convivencia horizontal, pero lastimosamente es un trabajo que se ve lejano” indicó uno de los líderes ‘La Creciente’.

Según algunos habitantes de las urbanizaciones, las campañas realizadas por la Alcaldía, el Ministerio de Vivienda y Fonvisocial han sido ‘pañitos de agua tibia’ que no han hecho mella en la calidad de vida de los moradores.

“Es lo mismo de siempre. Ellos vienen haciendo una capacitación, entregándote folletos, tomando registros fotográficos, ¿pero quién garantiza que la persona procesó el mensaje o que al menos leyó el folleto? El apoyo que han querido darnos es totalmente inestable. Aquí llegaron, nos asignaron una casa, en cada manzana, quisieron dejar una junta de administración provisional pero no educaron a nadie para vivir en propiedad horizontal”, expresó el dirigente comunitario.

Piden más atención 

Algunas de las sugerencias de la comunidad a las autoridades competentes para mitigar los problemas de convivencia en Nando Marín es aumentar las jornadas de concientización y hacer más interactivas para garantizar que la gente las asimile.

“Necesitamos que se realicen programas verdaderamente efectivos, que se realicen controles y nos brinden garantías. Por ejemplo, contar con más acompañamiento de la Policía Nacional, que antes era vigilante en esta zona pero ya se les ve poco por aquí y no se atreve a enfrentar situaciones que merecen su intervención. Mejorar los espacios de esparcimiento, sobre todo para los menores, pues en la urbanización hay más de dos mil niños que no cuentan con escenarios dignos para recrearse y ese ha sido otra causa de conflicto entre las personas, que por cualquier motivo puede entrar en discordia” agregó uno de los moradores de Nando Marín que para evitar posibles disputas con vecinos solicitó a EL PILÓN omitir su nombre.

Datos

El proyecto Nando Marín – Valledupar está compuesto por 1900 unidades de vivienda distribuido en 95 edificios de cinco pisos cada uno con 20 apartamentos en seis manzanas, los apartamentos tienen un área de 45.65 metros cuadrados, m2, más 3.42 m2 de balcón distribuidos en un salón comedor, cocina con patio de ropas, tres alcobas, y un baño múltiple.

Opiniones

-Luz Elvira Carrillo
La convivencia en el barrio es como en todos lados, lo que pasa es que somos personas que tenemos distintas culturas. Lo que se necesita aquí no es que vengan un día a traernos una charla o cualquier proyecto y no regresen más.

-Wilmer Gutiérrez
La verdad es que la convivencia de este barrio es bastante critica, porque hay muchas personas que de pronto no tienen claro en donde y como estamos viviendo. Yo propongo que socialicemos más en conjunto, que nos integremos, que compartamos más y es lo que hace falta para poder estar más unidos.

-Ana Isabel González
Dentro de lo normal, la convivencia es relativa pues no estábamos acostumbrados a vivir en la manera en que nos ha tocado desde que vinimos aquí. Cosas como la bulla dificultan la sana convivencia, pues hay personas que hacen fiestas en zonas peatonales con música en altos volúmenes y es algo que realmente perturba la paz; el hecho de que haya un punto de acopio para las basuras y que las personas las bajen cualquier día, dejando un reguero, propende a que se dificulte mucho más.

-Elinor Márquez
La convivencia aquí ha sido muy difícil desde el comienzo porque no nos prepararon para vivir en la forma en que nos trajeron a vivir aquí. La forma de vida aquí es muy diferente a como se vive en casas normales. Nosotros siempre pedimos acompañamiento para que instruyeran a la gente, nos explicaran y nos dieran pautas de convivencia y eso no se dio.

-Marlon Carrillo Ballestas
La convivencia se torna difícil pero de igual manera no es diferente al resto de la ciudad. Hay una pluralidad de personas con diferentes costumbres, que vienen de otros lugares y eso definitivamente es algo que vuelve tan compleja la situación. Necesitamos que se apliquen planes de choque realmente efectivos, no solo que vengan repartiendo folletos y no vuelvan más.

En la Urbanización Nando Marín y otros sectores cercanos como Lorenzo Morales, el Edén y Chiriquí, a menudo se presentan conflictos ocasionados por diferencias entre vecinos, relacionados con el tema de convivencia.

Por Daniela Marbello / EL PILON
[email protected]

 

Informes Especiales
5 abril, 2016

Falta de cultura ciudadana complica la convivencia

En las viviendas que entregó el gobierno al sur de Valledupar son constantes las denuncias por malas prácticas de convivencia que aumentan los conflictos entre vecinos.


Foto archivo particular.
Foto archivo particular.
Boton Wpp

Cuando Matías* recibió su casa de interés social en la Urbanización Nando Marín, con un área de 45.65 metros cuadrados, más 3.42 m2 de balcón, distribuidos en un salón comedor, cocina con patio de ropas, tres alcobas, y un baño múltiple, imaginó que su sueño de tener un hogar digno y vivir en paz con su familia se materializaba después de luchar durante varios años para tener un techo propio.

Sin embargo, con el pasar del tiempo descubrió que adquirir una de las 1.900 viviendas de Nando Marín, distribuidas en 95 edificios de cinco pisos, cada uno con 20 apartamentos en seis manzanas, tiene un costo muy alto, su tranquilidad ante los problemas de convivencia con sus nuevos vecinos.

Además de los roces entre los más de 10 mil vecinos de la urbanización, que nunca fueron preparados para habitar en una propiedad horizontal, debe soportar problemas de microtráfico, hurtos, prostitución y consumo de sustancias psicoactivas.

“A veces se presentan conflictos por cosas irrelevantes. Aunque no pasa en todo el sector, hay torres donde te salen con machetes en las discusiones, otras donde se ven a los jóvenes haciendo cosas que no deberían. Incluso, a veces sucede que los hombres de los pisos superiores cuando llegan ebrios, sacan su miembro y se orinan sin importar que haya alguien debajo. Hay un problema serio de convivencia”, precisó el morador.

Por ejemplo, el pasado domingo se presentó una de las ya habituales disputas, cuando uno de los residentes arrojó desde el quinto piso una botella que por poco impacta a unos jóvenes que estaban departiendo en las zonas comunes de la primera planta, ocasionando un altercado que tuvo en vilo a la comunidad por varios minutos.

Según Matías*, estas situaciones son comunes porque en Nando Marín algunos de sus habitantes no cumplen los normas de convivencia que deberían reinar en la zona; la mayoría son desplazados, personas trabajadoras y emprendedoras.

“A pesar de los problemas que aquí suceden por las diferencias de convivencia, los buenos somos muchos más. Aquí hay valores, personas decentes y con ganas de salir adelante, pero también quienes no han comprendido la importancia de vivir en comunidad y que aun sabiendo de que sus acciones crean serias molestias, no les importa hacerlas porque nadie ejerce control sobre ellos”, agregó Matías*.

¿Por qué es difícil la convivencia?

Según uno de los líderes comunitarios de la manzana llamada ‘La Creciente’, hubo un mal trabajo de la constructora, del Ministerio de Viviendas y del Fondo de Vivienda de Interés Social y Reforma Urbana de Valledupar, Fonvisocial, al no trabajar individualmente a cada familia sobre cómo vivir en propiedad horizontal, lo cual ha propiciado el choque entre varios de los lugareños que no estaban preparados para convivir en ese tipo de viviendas.

“Es claro que la propiedad horizontal tiene unos fines de convivencia pacífica y seguridad, y aquí la convivencia, prácticamente nos toca manejarla. Como sucede en cualquier barrio, hay inconvenientes, hay unas torres que son muy complicadas como hay otras que son manejables.

En algunas, los moradores entienden que si haces ruido puedes incomodar a tu vecino; que si consumes cigarrillo, el olor se extiende hasta las áreas comunes… en algunas eso se entiende y en otras no”, dijo el residente.

Por todos los problemas que a diario se presentan en el sector, la misma comunidad pide a las autoridades municipales medidas para garantizar la armonía en las urbanizaciones de inversión social como Nando Marín y Lorenzo Morales, que vive una situación similiar, donde es necesario implementar leyes y decretos de obligatorio cumplimiento para la convivencia en propiedad horizontal.

La efectividad de las campañas

De acuerdo a lo expresado por varios habitantes de Nando Marín, los programas de convivencia implementados en el sector se han trabajado de manera colectiva, lo cual consideran poco apropiado puesto que no es en la colectividad donde se pueden cimentar las bases de los valores para la convivencia, sino que es desde los núcleos familiares donde se debe iniciar esa labor.

“Es un error en el que incurren todas las instituciones que vienen con la intención de ayudar, porque cada familia es un mundo aparte, es un nicho que tiene sus propios problemas y las políticas sociales de rehabilitación para este tipo de sociedad no son asertivas, mucho menos eficaces si se aplican de manera general” explicó uno de los líderes de la comunidad.

Según el líder, falta de trabajo social y de orientación que debía implementarse por las entidades encargadas de asignar las viviendas, tarea que han tratado de hacer los líderes de cada torre, sin éxito.

“Aquí hay vecinos de los cuartos y quintos pisos que en ocasiones han tirado mugre en los pasillos, de pronto sin tener presente la incomodidad que le generan a los residentes de los pisos inferiores. Lo mismo sucede con aguas sucias, basuras, incluso con botellas que son arrojadas desde los balcones y las ventanas. No es fácil controlarlo porque no tenemos los medios; si tuviéramos vigilancia o cámaras, podríamos aplicar sanciones a las personas que violen las normas de convivencia horizontal, pero lastimosamente es un trabajo que se ve lejano” indicó uno de los líderes ‘La Creciente’.

Según algunos habitantes de las urbanizaciones, las campañas realizadas por la Alcaldía, el Ministerio de Vivienda y Fonvisocial han sido ‘pañitos de agua tibia’ que no han hecho mella en la calidad de vida de los moradores.

“Es lo mismo de siempre. Ellos vienen haciendo una capacitación, entregándote folletos, tomando registros fotográficos, ¿pero quién garantiza que la persona procesó el mensaje o que al menos leyó el folleto? El apoyo que han querido darnos es totalmente inestable. Aquí llegaron, nos asignaron una casa, en cada manzana, quisieron dejar una junta de administración provisional pero no educaron a nadie para vivir en propiedad horizontal”, expresó el dirigente comunitario.

Piden más atención 

Algunas de las sugerencias de la comunidad a las autoridades competentes para mitigar los problemas de convivencia en Nando Marín es aumentar las jornadas de concientización y hacer más interactivas para garantizar que la gente las asimile.

“Necesitamos que se realicen programas verdaderamente efectivos, que se realicen controles y nos brinden garantías. Por ejemplo, contar con más acompañamiento de la Policía Nacional, que antes era vigilante en esta zona pero ya se les ve poco por aquí y no se atreve a enfrentar situaciones que merecen su intervención. Mejorar los espacios de esparcimiento, sobre todo para los menores, pues en la urbanización hay más de dos mil niños que no cuentan con escenarios dignos para recrearse y ese ha sido otra causa de conflicto entre las personas, que por cualquier motivo puede entrar en discordia” agregó uno de los moradores de Nando Marín que para evitar posibles disputas con vecinos solicitó a EL PILÓN omitir su nombre.

Datos

El proyecto Nando Marín – Valledupar está compuesto por 1900 unidades de vivienda distribuido en 95 edificios de cinco pisos cada uno con 20 apartamentos en seis manzanas, los apartamentos tienen un área de 45.65 metros cuadrados, m2, más 3.42 m2 de balcón distribuidos en un salón comedor, cocina con patio de ropas, tres alcobas, y un baño múltiple.

Opiniones

-Luz Elvira Carrillo
La convivencia en el barrio es como en todos lados, lo que pasa es que somos personas que tenemos distintas culturas. Lo que se necesita aquí no es que vengan un día a traernos una charla o cualquier proyecto y no regresen más.

-Wilmer Gutiérrez
La verdad es que la convivencia de este barrio es bastante critica, porque hay muchas personas que de pronto no tienen claro en donde y como estamos viviendo. Yo propongo que socialicemos más en conjunto, que nos integremos, que compartamos más y es lo que hace falta para poder estar más unidos.

-Ana Isabel González
Dentro de lo normal, la convivencia es relativa pues no estábamos acostumbrados a vivir en la manera en que nos ha tocado desde que vinimos aquí. Cosas como la bulla dificultan la sana convivencia, pues hay personas que hacen fiestas en zonas peatonales con música en altos volúmenes y es algo que realmente perturba la paz; el hecho de que haya un punto de acopio para las basuras y que las personas las bajen cualquier día, dejando un reguero, propende a que se dificulte mucho más.

-Elinor Márquez
La convivencia aquí ha sido muy difícil desde el comienzo porque no nos prepararon para vivir en la forma en que nos trajeron a vivir aquí. La forma de vida aquí es muy diferente a como se vive en casas normales. Nosotros siempre pedimos acompañamiento para que instruyeran a la gente, nos explicaran y nos dieran pautas de convivencia y eso no se dio.

-Marlon Carrillo Ballestas
La convivencia se torna difícil pero de igual manera no es diferente al resto de la ciudad. Hay una pluralidad de personas con diferentes costumbres, que vienen de otros lugares y eso definitivamente es algo que vuelve tan compleja la situación. Necesitamos que se apliquen planes de choque realmente efectivos, no solo que vengan repartiendo folletos y no vuelvan más.

En la Urbanización Nando Marín y otros sectores cercanos como Lorenzo Morales, el Edén y Chiriquí, a menudo se presentan conflictos ocasionados por diferencias entre vecinos, relacionados con el tema de convivencia.

Por Daniela Marbello / EL PILON
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