Si bien a nivel mundial ha habido amplios avances en energía limpia y sostenible, existen desafíos en torno a la equidad que involucra el proceso de transición energética. Acontecimientos macroeconómicos y geopolíticos en los últimos años, han afectado a los países de bajos ingresos debido al aumento de los precios de los combustibles, la inflación de los alimentos y el aumento de la carga de la deuda. 

Colombia no es un país ajeno a las crisis del mercado, la economía, la geopolítica y el cambio climático. En efecto en 1992 el fenómeno del niño obligó al presidente Cesar Gaviria a limitar el suministro de energía en todo el territorio nacional de 10 a 12 horas diarias. En 2016 reapareció el fantasma del racionamiento de energía que fue espantado por la solidaridad de los colombianos, que decidieron apagar las luces de navidad. Este comportamiento exhorta a prever choques de oferta negativos, es decir, un fenómeno de El Niño. 

En octubre de 2020, Afinia, filial del Grupo de Empresas Públicas de Medellín (EPM), comenzó a prestar el servicio de energía eléctrica a 1,5 millones de usuarios en los departamentos de Bolívar, Cesar, Córdoba, Sucre y 11 municipios del departamento de Magdalena. La noticia de la llegada de Afinia, generó expectativas y signos de esperanza, sin embargo, ese momento terminó siendo efímero, las quejas de los usuarios han recrudecido. 

La UPME en sus reflexiones misionales reconoce las oportunidades de la región Caribe en energías renovables no convencionales como las más importantes del país, por sus condiciones geográficas e irradiación (entre 5 y 6,5 KWH/M2/día, superiores al promedio de Colombia, de 4,5 KWH), por lo que se estima que estos recursos energéticos serán los impulsores de la generación de ingresos y empleo con inversiones que superarán los US$1.500 millones en proyectos eólicos y solares.

Las crisis energéticas que muestra el mundo y las condiciones climáticas de Colombia, confluyen para hacer atractiva la propuesta del candidato a la alcaldía de Valledupar, Camilo Quiroz, respecto de implementar en 15 mil usuarios (casas) y 5 mil establecimientos comerciales sistemas solares fotovoltaicos para generar energía limpia, ahorrar en la factura y contribuir al cuidado del medio ambiente. En Valledupar, este tipo de propuestas osadas, pero sensatas son recibidas con escepticismo, quizá esto obedezca al desconocimiento de las disrupciones energéticas que experimenta la humanidad, pero, sobre todo, por la minúscula capacidad de visión de los dirigentes y de la gente. 

Oportuno resaltar que con la expedición de la Ley 1715 de 2014, el país empezó a comprender la apremiante necesidad de diversificar su matriz energética. Para materializar la propuesta disruptiva del candidato Camilo Quiroz, deben surtirse unas consultas ante el operador de red – EPM – Afinia, inherentes a procedimientos de carácter técnico. Como aplica en la formalidad para la implementación de proyectos, se requiere valorar los costos de los sistemas y principalmente, el origen de los recursos para la financiación. Para atender esta variable el artículo 10 de la Ley 1715 de 2014, estableció la creación del Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía – FENOGE. Aunado es menester la eficiente gestión de los presupuestos municipal, departamental y los del bienio de las regalías en aras de apalancar la ambiciosa propuesta.  

Las propuestas y las ideas son susceptibles de mejoramiento, lo importante es hacer que se vuelvan realidad. Resolver el problema de los altos costos de la energía generado por el consumo en la región Caribe ha sido acompañado por un caudal retórico irresoluto. En Valledupar como todo el Caribe hace mucho tiempo están esperando soluciones que disminuyan el costo de vida incrementado en gran parte por el recibo de energía. Por ello, la propuesta de Camilo Quiroz, debe ser valorada y analizada con criterio de ciudad y sabiendo que tenemos abundante recurso solar que incluso se puede monetizar en el Sistema Interconectado Nacional – SIN. 

Por Luis Elquis Diaz Bohorquez