El periodista Johari Gautier Carmona donó el instrumento al Museo del Acordeón en la capital del Cesar.
Tras un año de espera, el compositor y director del Museo del Acordeón en Valledupar, Alberto ‘Beto’ Murgas, recibió de manos del periodista hispano-francés Johari Gautier Carmona un acordeón procedente de París, que pertenecía a un soldado alemán de la Segunda Guerra Mundial.
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El instrumento musical fue regalado por el coleccionista francés Patrice Lebrun al periodista Gautier en Vauréal, una población ubicadas a las afueras de París, quien decidió donarlo al museo en Valledupar para que el instrumento “viviera una segunda vida en una ciudad que ama los acordeones”.
“Durante muchos años guardé este acordeón pensando en aprender a tocarlo, pero cuando Johari Gautier me habló en su visita de su paso por Colombia y de la capital mundial del vallenato, donde el acordeón es un instrumento rey, me pareció maravilloso dar una segunda vida a este instrumento. También fue una prueba de amistad para un vecino de muchos años”, aseveró Patrice Lebrun.
Contó también que el acordeón piano de marca Hohner fue fabricado entre los años 1938 y 1939 y llevado a Francia por un soldado del ejército alemán, que estaba encargado de la vigilancia de una ruta entre los municipios de Chanteloup Les Vignes y Triel Sur Seine, en el noroeste de París.
“Cuando el final de la guerra advino, con la liberación de Francia, la resistencia francesa empezó una dura persecución contra los soldados del ejército alemán todavía residentes en el territorio francés. El soldado dueño de este acordeón fue despertado a las 4 de la mañana y tuvo que irse corriendo en pijama. Dejó todo detrás de él, su ropa, sus armas, y su acordeón”, añadió.
El instrumento fue encontrado años más tarde por los compradores de la vivienda. Pero, ¿cómo llegó a manos de Patrice Lebrun? El coleccionista narró que cuando nació su primera hija buscó una niñera para que se la cuidara y tras conocer su interés por la música, esa persona le regaló el acordeón.
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“En 1973, cuando tuve a mi primera hija en Triel-Sur-Seine, tuve que buscar una niñera para custodiarla. La señora que escogimos se dio cuenta de mi interés por la música y me entregó el instrumento que atesoraba en su casa desde hacía mucho tiempo. Entonces me di cuenta de la calidad sonora de este acordeón, sobre todo en lo que se refiere a los bajos”, relató.
Johari Gautier Carmona contó que en el 2019 tuvo un viaje a París, donde se reencontró con su amigo de adolescencia Patrice Lebrun y al describirle Valledupar quedó impactado y decidió regalarle el instrumento.
“Cuando le describí la ciudad de la costa Caribe en la que residía desde 2011, cuando le comenté que me encontraba en la capital mundial del vallenato, que allá la gente se apasionaba, concursaba y luchaba por defender la memoria de una música en donde el acordeón era una pieza fundamental, Patrice Lebrun se entusiasmó. Y cuando los acordeones que se tocaban allá, en Valledupar, eran alemanes, me detuvo y me dijo: ¡Te quiero dar algo! Un acordeón de la segunda guerra mundial”, relató.
Al conocer el acordeón pensó en donarlo al museo de ‘Beto’ Murgas y de esa manera cumplirle el deseo de llevarle un regalo de Francia. Atravesó el océano Atlántico y tras hacer escala en Barcelona y Bogotá aterrizó en Valledupar. Sin embargo, la pandemia del covid-19 retrasó la entrega un año y finalmente el pasado 26 de mayo pudo donarlo al Museo del Acordeón.
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“Patrice Lebrun me llevó al lugar donde tenía atesorado varios instrumentos y, cuando me mostró el acordeón, enseguida pensé en lo que me había dicho el amigo ‘Beto’ Murgas, quien me había pedido unos años antes que le trajera algo de España o Francia. Entonces, le dije a Patrice: Tengo una muy buena idea. Regalaré este acordeón al Museo de Beto Murgas. Ese es su lugar”, agregó.
Tras recibir el obsequio, ‘Beto’ Murgas, director del Museo del Acordeón, agradeció a Patrice Lebrun y Johari Gautier. Señaló que el acordeón tenía algo significativo y fantástico.
“Esas historias llaman mucho la atención de los recorridos de los instrumentos, de como un lugar tan retirado cerca de París hoy lo tenemos en Valledupar y eso me permite narrar historias. Yo no me convierto solo en un coleccionista, sino que asimilo las historias y se las comento a la gente. Emociona mucho cuando viene gente de Europa y le contamos esas historias”, dijo Murgas a EL PILÓN.
El acordeón se integrará dentro de la colección de 75 acordeones, procedentes de países como Rusia, Alemania, Suiza, Francia o Yugoslavia.
POR: REDACCIÓN EL PILÓN.
El periodista Johari Gautier Carmona donó el instrumento al Museo del Acordeón en la capital del Cesar.
Tras un año de espera, el compositor y director del Museo del Acordeón en Valledupar, Alberto ‘Beto’ Murgas, recibió de manos del periodista hispano-francés Johari Gautier Carmona un acordeón procedente de París, que pertenecía a un soldado alemán de la Segunda Guerra Mundial.
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El instrumento musical fue regalado por el coleccionista francés Patrice Lebrun al periodista Gautier en Vauréal, una población ubicadas a las afueras de París, quien decidió donarlo al museo en Valledupar para que el instrumento “viviera una segunda vida en una ciudad que ama los acordeones”.
“Durante muchos años guardé este acordeón pensando en aprender a tocarlo, pero cuando Johari Gautier me habló en su visita de su paso por Colombia y de la capital mundial del vallenato, donde el acordeón es un instrumento rey, me pareció maravilloso dar una segunda vida a este instrumento. También fue una prueba de amistad para un vecino de muchos años”, aseveró Patrice Lebrun.
Contó también que el acordeón piano de marca Hohner fue fabricado entre los años 1938 y 1939 y llevado a Francia por un soldado del ejército alemán, que estaba encargado de la vigilancia de una ruta entre los municipios de Chanteloup Les Vignes y Triel Sur Seine, en el noroeste de París.
“Cuando el final de la guerra advino, con la liberación de Francia, la resistencia francesa empezó una dura persecución contra los soldados del ejército alemán todavía residentes en el territorio francés. El soldado dueño de este acordeón fue despertado a las 4 de la mañana y tuvo que irse corriendo en pijama. Dejó todo detrás de él, su ropa, sus armas, y su acordeón”, añadió.
El instrumento fue encontrado años más tarde por los compradores de la vivienda. Pero, ¿cómo llegó a manos de Patrice Lebrun? El coleccionista narró que cuando nació su primera hija buscó una niñera para que se la cuidara y tras conocer su interés por la música, esa persona le regaló el acordeón.
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“En 1973, cuando tuve a mi primera hija en Triel-Sur-Seine, tuve que buscar una niñera para custodiarla. La señora que escogimos se dio cuenta de mi interés por la música y me entregó el instrumento que atesoraba en su casa desde hacía mucho tiempo. Entonces me di cuenta de la calidad sonora de este acordeón, sobre todo en lo que se refiere a los bajos”, relató.
Johari Gautier Carmona contó que en el 2019 tuvo un viaje a París, donde se reencontró con su amigo de adolescencia Patrice Lebrun y al describirle Valledupar quedó impactado y decidió regalarle el instrumento.
“Cuando le describí la ciudad de la costa Caribe en la que residía desde 2011, cuando le comenté que me encontraba en la capital mundial del vallenato, que allá la gente se apasionaba, concursaba y luchaba por defender la memoria de una música en donde el acordeón era una pieza fundamental, Patrice Lebrun se entusiasmó. Y cuando los acordeones que se tocaban allá, en Valledupar, eran alemanes, me detuvo y me dijo: ¡Te quiero dar algo! Un acordeón de la segunda guerra mundial”, relató.
Al conocer el acordeón pensó en donarlo al museo de ‘Beto’ Murgas y de esa manera cumplirle el deseo de llevarle un regalo de Francia. Atravesó el océano Atlántico y tras hacer escala en Barcelona y Bogotá aterrizó en Valledupar. Sin embargo, la pandemia del covid-19 retrasó la entrega un año y finalmente el pasado 26 de mayo pudo donarlo al Museo del Acordeón.
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“Patrice Lebrun me llevó al lugar donde tenía atesorado varios instrumentos y, cuando me mostró el acordeón, enseguida pensé en lo que me había dicho el amigo ‘Beto’ Murgas, quien me había pedido unos años antes que le trajera algo de España o Francia. Entonces, le dije a Patrice: Tengo una muy buena idea. Regalaré este acordeón al Museo de Beto Murgas. Ese es su lugar”, agregó.
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“Esas historias llaman mucho la atención de los recorridos de los instrumentos, de como un lugar tan retirado cerca de París hoy lo tenemos en Valledupar y eso me permite narrar historias. Yo no me convierto solo en un coleccionista, sino que asimilo las historias y se las comento a la gente. Emociona mucho cuando viene gente de Europa y le contamos esas historias”, dijo Murgas a EL PILÓN.
El acordeón se integrará dentro de la colección de 75 acordeones, procedentes de países como Rusia, Alemania, Suiza, Francia o Yugoslavia.
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