La covid-19 lleva, según expertos, a la angustia, ansiedad, estrés, miedo e incertidumbre a tempranas edades, que sumado a la presencia de alguna patología mental, vivir en un ambiente de violencia intrafamiliar o presenciar discusiones constantes de padres, afecta emocionalmente a los jóvenes.
La inadecuada asimilación del confinamiento declarado para evitar la propagación de la covid-19 ha desencadenado que niños y adolescentes tomen la decisión de autoeliminarse. Así lo aseguran expertos en salud al analizar los recientes casos de esta fatal decisión que involucra menores de edad del Cesar.
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Según Medicina Legal y Ciencias Forenses, desde enero a septiembre del 2020 en el departamento se han registrado 48 casos de suicidio, de los cuales 7 son de menores de 18 años, 3 del sexo masculino y 4 del sexo femenino.
El director de Salud Mental del Hospital Rosario Pumarejo de López, el psiquiatra Alexandro Mindiola, asegura que los niños y adolescentes, junto con las personas mayores de 65 años, constituyen la población más vulnerable a la autoeliminación.
“Los jóvenes son muy vulnerables ante las situaciones que les genere frustración, como cuando no cumplen un objetivo, y lamentablemente por esta razón muchos toman la fatal decisión tras reacciones impulsivas”, acotó.
Para el experto, la pandemia es un factor detonante de las enfermedades mentales. En sus consultas ha podido evidenciar que se han disparado trastornos de ansiedad, trastornos de pánico, trastornos de estrés agudo y trastornos depresivos. Considera que las personas al perder la capacidad de socialización por el confinamiento excesivo de cierta forma han generado procesos desadactivos y está predisponiendo a muchos de estas patologías.
“Los niños están inclinados a tener una capacidad de socialización, por lo que el no hacerlo puede ser un factor de riesgo para que más adelante se presenten conductas de tristeza intensa. Esto se da por el confinamiento y cuando existe una psiquis muy debilitada puede predisponer a enfermedades mentales”, explicó.
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Por su parte, la psicóloga clínica María Eugenia Sarmiento agregó que la pandemia lleva a la angustia, ansiedad, estrés, miedo e incertidumbre a tempranas edades, que sumado al encerramiento, la presencia de alguna patología mental, vivir en un ambiente de violencia intrafamiliar o presenciar discusiones constantes de padres, afecta emocionalmente a los jóvenes, y algunos conciben como única salida la autoeliminación.
Mindiola asevera que si la persona cambia de comportamiento; si normalmente era alegre y cambia repentinamente a episodios de tristeza; si empieza a aislarse, a colocarse irritable o a presentar bajo rendimiento escolar se puede estar hablando de la aparición de un trastorno de depresión mayor, anotando que el 10 % de personas con esta patología tiende a la autoeliminación.
“Un suicida da señales como por ejemplo empiezan a organizar sus bienes, a realizar cartas o dicen constantemente que se van a suicidar. En el caso de los niños y adolescentes hay que prestar atención cuando la autoestima esté por el piso, cuando sea víctima de manoteo o bullying o no se sienta querido por sus padres”, explicó el psiquiatra.
Sarmiento asegura que la mayoría de los niños y adolescentes muestran comportamientos visibles como dificultad para dormir, aislamiento, presentar desconcentración, hablar constantemente de la muerte, no disfrutar de jugar ni de hablar con los padres, los cuales se convierten en indicios que pueden estar presentando depresión.
“Las decisiones trágicas se inicia con la idea suicida, luego con la planeación y el hecho como tal. En la parte científica se dice que los suicidios son planificados, nadie se suicida de un día para otro. Hay factores detonantes que llevan al joven a cometerlos, pero el 90 % de las personas que se suicidan están bajo una depresión. Dan señales claras: se aíslan, tienen dificultades para dormir, se alejan de los familiares y amigos, no contestan en redes sociales, hablan constantemente de muerte y en ocasiones regalan su ropa o pertenencias a otros amigos”, argumentó la psicóloga.
Los padres y cuidadores deben estar atentos de los cambios de comportamiento del menor y asumir nuevos roles en medio de la pandemia.
“Los que tengan un medio de transporte la recomendación es que los saquen, los recreen de vez en cuando, que el niño vea otras personas, llevarlos al campo para que tengan contacto con animales, inscribirlos en cursos y talleres, acciones que se convierten en factores protectores. Las personas de escasos recursos que no tengan para esto los invito a mantener un diálogo amplio y franco con sus hijos, propiciar el contacto con otros niños manteniendo el distanciamiento recomendado, socializar en medio del confinamiento con las medidas de bioseguridad”, recomendó el director de Salud Mental del HRPL.
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Asimismo plantea la necesidad del acompañamiento de un equipo interdisciplinario de psicólogos o psiquiatras porque el profesional puede detectar signos de alarma y tratarlo a tiempo.
Al respecto, Sarmiento expresa: “Se hace necesario que el niño o joven esté consciente que siempre va a contar con su papá y su mamá. El encierro no es bueno para nadie. Los padres deben utilizar otras estrategias para la recreación; que en su espacio, luego de terminar su deber académico, los padres jueguen con los niños, o puedan jugar con la mascota. En los adolescentes se pueden fomentar la conversación o hacer actividades con ellos. Es tan importante la presencia de los padres en la vida de los hijos que esto serviría mucho para evitar conductas funestas porque la conducta suicida sí se puede prevenir”.
Para la psicóloga es importante que a estas personas se les busque ayuda profesional porque rara vez un paciente deprimido se va a tomar la tarea de decir que está deprimido y que piensa suicidarse. En un momento de crisis puede ser de mucha ayuda un sacerdote, pastor, amigo, psicólogo o psiquiatra y sugerir que busque un profesional mediante la EPS a la que está afiliado.
“Desde pequeño hay que instruirlos en la parte espiritual, sabiendo que ante las dificultades que se les presenta al ser humano, que nadie está exento, el niño o adolescente pueda encontrar alivio, consuelo o fortaleza con su comunión con Dios o ser superior”, puntualizó la psicóloga.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN
[email protected]
La covid-19 lleva, según expertos, a la angustia, ansiedad, estrés, miedo e incertidumbre a tempranas edades, que sumado a la presencia de alguna patología mental, vivir en un ambiente de violencia intrafamiliar o presenciar discusiones constantes de padres, afecta emocionalmente a los jóvenes.
La inadecuada asimilación del confinamiento declarado para evitar la propagación de la covid-19 ha desencadenado que niños y adolescentes tomen la decisión de autoeliminarse. Así lo aseguran expertos en salud al analizar los recientes casos de esta fatal decisión que involucra menores de edad del Cesar.
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Según Medicina Legal y Ciencias Forenses, desde enero a septiembre del 2020 en el departamento se han registrado 48 casos de suicidio, de los cuales 7 son de menores de 18 años, 3 del sexo masculino y 4 del sexo femenino.
El director de Salud Mental del Hospital Rosario Pumarejo de López, el psiquiatra Alexandro Mindiola, asegura que los niños y adolescentes, junto con las personas mayores de 65 años, constituyen la población más vulnerable a la autoeliminación.
“Los jóvenes son muy vulnerables ante las situaciones que les genere frustración, como cuando no cumplen un objetivo, y lamentablemente por esta razón muchos toman la fatal decisión tras reacciones impulsivas”, acotó.
Para el experto, la pandemia es un factor detonante de las enfermedades mentales. En sus consultas ha podido evidenciar que se han disparado trastornos de ansiedad, trastornos de pánico, trastornos de estrés agudo y trastornos depresivos. Considera que las personas al perder la capacidad de socialización por el confinamiento excesivo de cierta forma han generado procesos desadactivos y está predisponiendo a muchos de estas patologías.
“Los niños están inclinados a tener una capacidad de socialización, por lo que el no hacerlo puede ser un factor de riesgo para que más adelante se presenten conductas de tristeza intensa. Esto se da por el confinamiento y cuando existe una psiquis muy debilitada puede predisponer a enfermedades mentales”, explicó.
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Por su parte, la psicóloga clínica María Eugenia Sarmiento agregó que la pandemia lleva a la angustia, ansiedad, estrés, miedo e incertidumbre a tempranas edades, que sumado al encerramiento, la presencia de alguna patología mental, vivir en un ambiente de violencia intrafamiliar o presenciar discusiones constantes de padres, afecta emocionalmente a los jóvenes, y algunos conciben como única salida la autoeliminación.
Mindiola asevera que si la persona cambia de comportamiento; si normalmente era alegre y cambia repentinamente a episodios de tristeza; si empieza a aislarse, a colocarse irritable o a presentar bajo rendimiento escolar se puede estar hablando de la aparición de un trastorno de depresión mayor, anotando que el 10 % de personas con esta patología tiende a la autoeliminación.
“Un suicida da señales como por ejemplo empiezan a organizar sus bienes, a realizar cartas o dicen constantemente que se van a suicidar. En el caso de los niños y adolescentes hay que prestar atención cuando la autoestima esté por el piso, cuando sea víctima de manoteo o bullying o no se sienta querido por sus padres”, explicó el psiquiatra.
Sarmiento asegura que la mayoría de los niños y adolescentes muestran comportamientos visibles como dificultad para dormir, aislamiento, presentar desconcentración, hablar constantemente de la muerte, no disfrutar de jugar ni de hablar con los padres, los cuales se convierten en indicios que pueden estar presentando depresión.
“Las decisiones trágicas se inicia con la idea suicida, luego con la planeación y el hecho como tal. En la parte científica se dice que los suicidios son planificados, nadie se suicida de un día para otro. Hay factores detonantes que llevan al joven a cometerlos, pero el 90 % de las personas que se suicidan están bajo una depresión. Dan señales claras: se aíslan, tienen dificultades para dormir, se alejan de los familiares y amigos, no contestan en redes sociales, hablan constantemente de muerte y en ocasiones regalan su ropa o pertenencias a otros amigos”, argumentó la psicóloga.
Los padres y cuidadores deben estar atentos de los cambios de comportamiento del menor y asumir nuevos roles en medio de la pandemia.
“Los que tengan un medio de transporte la recomendación es que los saquen, los recreen de vez en cuando, que el niño vea otras personas, llevarlos al campo para que tengan contacto con animales, inscribirlos en cursos y talleres, acciones que se convierten en factores protectores. Las personas de escasos recursos que no tengan para esto los invito a mantener un diálogo amplio y franco con sus hijos, propiciar el contacto con otros niños manteniendo el distanciamiento recomendado, socializar en medio del confinamiento con las medidas de bioseguridad”, recomendó el director de Salud Mental del HRPL.
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Al respecto, Sarmiento expresa: “Se hace necesario que el niño o joven esté consciente que siempre va a contar con su papá y su mamá. El encierro no es bueno para nadie. Los padres deben utilizar otras estrategias para la recreación; que en su espacio, luego de terminar su deber académico, los padres jueguen con los niños, o puedan jugar con la mascota. En los adolescentes se pueden fomentar la conversación o hacer actividades con ellos. Es tan importante la presencia de los padres en la vida de los hijos que esto serviría mucho para evitar conductas funestas porque la conducta suicida sí se puede prevenir”.
Para la psicóloga es importante que a estas personas se les busque ayuda profesional porque rara vez un paciente deprimido se va a tomar la tarea de decir que está deprimido y que piensa suicidarse. En un momento de crisis puede ser de mucha ayuda un sacerdote, pastor, amigo, psicólogo o psiquiatra y sugerir que busque un profesional mediante la EPS a la que está afiliado.
“Desde pequeño hay que instruirlos en la parte espiritual, sabiendo que ante las dificultades que se les presenta al ser humano, que nadie está exento, el niño o adolescente pueda encontrar alivio, consuelo o fortaleza con su comunión con Dios o ser superior”, puntualizó la psicóloga.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN
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