Una familia que se convirtió en leyenda porque durante dos décadas se dedicó al tráfico de estupefacientes en Valledupar, burlándose de las autoridades.
El negocio de la familia Arias Fernández no era un negocio cualquiera, funcionaba desde hace dos décadas y tenía una clientela fiel en su casa, ubicada en la carrera 28 con calle 18 del barrio El Pupo, al suroriente de Valledupar.
No les despachaban a desconocidos y el horario de atención era de cinco de la mañana a once de la noche, cumplido ese turno sus productos solo se conseguían en una calle cercana a la vivienda, con uno de sus trabajadores de confianza, y en casos excepcionales prestaban servicio a domicilio.
A diario tenían compradores que llegaban a pie, en bicicletas, motocicletas, vehículos de baja y alta gama, pero ninguno de los clientes entraba a la casa, solo se paraban en una de las dos ventanas y por una estrecha rendija entregaban dinero a cambio de pequeñas papeletas blancas.
Estos movimientos extraños hicieron que desde hace varios años las autoridades los tuvieran en la mira, principalmente la Policía que con sus investigadores estableció que esta familia en realidad manejaba uno de los expendios de marihuana, cocaína y bazuco con mayor movimiento de caja en la ciudad.
Aunque la Policía con apoyo de la Fiscalía montó varios operativos de allanamiento a los Arias Fernández, nunca les encontraron ni un solo gramo de droga en esa casa.
Uno de los investigadores del caso contó que hizo un recorrido por algunas viviendas vecinas para indagar sobre la familia Arias Fernández y lo único que consiguió fue silencio. También reveló que optó por abordar a los compradores y con ellos conoció detalles sobre la red de tráfico de drogas que se hacía llamar ‘Los Ñocos’, que para comprar el silencio de algunos de sus vecinos les pagaban las facturas de servicios públicos.
“Compro en una casa del barrio El Pupo desde hace un año, un amigo me llevó y me hice cliente”, indicó un sujeto capturado por la Policía el 21 de octubre del año pasado, al ser sorprendido con cuatro papeletas de bazuco.
Fue así como con la información suficiente sobre el modus operandi y la verificación de antecedentes judiciales de los integrantes de la familia, que el pasado 13 de enero la Policía Nacional con directrices de la Fiscalía 47 Especializada Nacional Contra el Crimen Organizado hizo una batida contra ‘Los Ñocos’.
Tremenda sorpresa se llevaron los policías acostumbrados a tumbar puertas en las diligencias de allanamiento, se encontraron con que la casa de ‘Los Ñocos’, a la que venían haciendo inteligencia desde el pasado 5 de noviembre, es un impenetrable búnker al que solo se puede acceder si quienes están adentro lo disponen. Las ventanas tienen vidrios blindados, reforzados con rejas de hierro, parecidas a las de una prisión de alta seguridad.
Los policías llegaron a las 4:45 de la mañana y luego de varios minutos de intentar ingresar a la fuerza, se resignaron y esperaron a que de adentro les abrieran la puerta. Al ingresar, capturaron a Keidys Patricia Arias Fernández, alias ‘La Mopa’, de 34 años, y a su hermano Julio César, de 33, quienes tenían orden de arresto emitida por un juez de control de garantías desde el 20 de diciembre pasado, como presuntos responsables de los delitos de concierto para delinquir y tráfico de estupefacientes. No es la primera vez que capturaban a Julio César, tiene reporte del 21 de febrero de 2011, con 1.102 gramos de marihuana cuando iba en una motocicleta y aunque por ese caso lo condenaron, pronto recuperó la libertad.
Otra sorpresa les dieron ‘Los Ñocos’ luego de una pesquisa por todos los rincones de la casa que se extendió hasta las 6:00 de la mañana, el único rastro de droga que encontraron fueron 540 mil pesos en efectivo, que se presumen eran producto del negocio. La suma estaba compuesta por un paquete con un billete de 50 mil, cuatro de 10 mil, 30 de cinco mil, 55 de dos mil; otro paquete con dos de 20 mil , uno de 20 mil, ocho de cinco, 46 de dos mil y ocho de mil pesos, el resto era en monedas de diferentes denominaciones.
“Existe un sifón en el baño bastante ancho, el tubo de desagüe, donde mientras ellos abren la puerta, pueden desaguar, echar o botar la droga en ese sifón que va al alcantarillado y así jamás se les encuentra droga en flagrancia”, explicó la fiscal del caso, que solicitó ante el Juzgado Segundo Penal Municipal de Valledupar con funciones de control de garantías, medidas cautelares sobre el bien inmueble de ‘Los Ñocos’ para posterior diligencia de extinción de dominio.
El mismo 13 de enero, casi que en simultánea, fue capturado en otra residencia del barrio El Pupo, Joiner Fabián Guerrero, de 24 años, señalado por las fuentes como ‘campanero’, encargado de avisar cuando los policías estaban cerca del búnker y evitar que los compradores se quedaran en la zona a consumir. Él es el único presunto integrante de la banda que no hace parte de la familia.
Hay declaraciones de testigos que afirman que la droga dosificada, empacada en bolsas plásticas y hojas de cuaderno, Joiner durante su turno callejero la ocultaba en basuras, ramas de árboles, contadores de agua y gas, para despistar a las autoridades.
“La familia Arias Fernández lleva varios años dedicándose al expendio de sustancias estupefacientes, ellos mismos se hacen llamar ‘Los Ñocos’, tienen anotaciones, capturas en flagrancia, antecedentes por tráfico de estupefacientes, su accionar está fuerte en El Pupo, pero sus tentáculos se extienden a los barrios Primero de Mayo, María Valeria, La Nevada, La Popa y Los Fundadores”, precisó la fiscal.
En el operativo que también se desplegó en el barrio Primero de Mayo no hubo capturas, mientras que en la urbanización Villa Dariana, al suroriente de Valledupar, si fue aprehendido Arnulfo Arias Fernández, de 30 años, hermano de los dos primeros capturados, quien asegura es comerciante de artículos agrícolas pero aparece en la investigación como alias ‘La Pulga’.
Aunque ‘La Mopa’ ya había sido detenida, ese mismo día la Policía con una orden, hizo allanamiento a su casa en el barrio Bello Horizonte, al noroccidente de la ciudad. Aunque no figuraba en la lista de ‘Los Ñocos’, allí fue capturado en flagrancia su papá, Arnoldo Manuel Arias Martínez, de 60 años, quien tenía en el interior de la nevera un paquete con 5.055 gramos de marihuana; mientras que en la alacena los investigadores encontraron 44 gramos de semillas de marihuana y 60 gramos de cocaína.
El hermano menor, Jaime Francisco Arias Fernández, de 27 años, alias ‘Jaimito’, también cayó en poder de las autoridades en el barrio El Pupo, mientras que el allanamiento realizado a otro expendio en el barrio María Valeria no dio resultados, porque el objetivo de las autoridades fue alertado y se dio a la huida.
‘El pez gordo’ de la Fiscalía, al parecer, había sido alertado y escapó, pero las investigaciones no se detuvieron y los funcionarios de policía judicial se desplazaron a la finca ‘La Laguna de Los Indios’, en el caserío La Bodega del corregimiento El Desastre, en zona rural del municipio de San Diego. A las 6:10 de la mañana inició el operativo en el predio donde se pondría fin a la carrera criminal de la cabeza de ‘Los Ñocos’.
Los policías rodearon la finca y escucharon el grito de una mujer, nada más y nada menos que la mamá de ‘Jaimito’, ‘La Mopa’, ‘La Pulga’ y Julio César, que salió corriendo hacia la maleza con una escopeta calibre 16 en la mano, y al ver que ya nada podía hacer para seguir huyendo se rindió, quedando en manos de las autoridades.
Se trata de alias ‘La Negra’, como es conocida Claudia Patricia Fernández Navarro, una sandiegana de 49 años, cabecilla de ‘Los Ñocos’, en un negocio ilícito que según las autoridades heredó de su familia.
“Lo que podemos decir es que esta banda tiene una tradición en Valledupar de cerca de 20 años, porque incluso desde su abuelo tenían esta actividad en diferentes barrios”, afirmó el comandante de la Policía en el Cesar, coronel Diego Hernán Rosero Giraldo, luego de que la mayoría de los capturados se declararan culpables al ser presentados ante un juez de control de garantías.
Las autoridades confían en que el imperio de ‘Los Ñocos’, que parecía invencible, vuelva a resurgir porque permanecerán un buen tiempo tras las rejas, puesto que a diferencia de las otras capturas en que eran judicializados solo por el delito de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes, ahora deberán afrontar cargos por concierto para delinquir y en el caso de la cabecilla tiene a cuestas las conductas punibles de porte ilegal de armas y de destinación ilícita de inmuebles como dueña del búnker.
“Aunque al parecer se desarticuló la banda de ‘Los Ñocos’ que durante 20 años hizo historia en Valledupar, hay otros expendios de drogas que siguen haciendo de las suyas en la ciudad, como el caso de ‘Los Grillos’ en el barrio El Carmen”, advirtió uno de los investigadores de la Policía.
Intervención especial
Aunque probablemente no conoció la historia de ‘Los Ñocos’, el pasado viernes, luego de un consejo de seguridad, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, anunció 120 hombres que durante seis meses harán una intervención especial contra el tráfico de drogas en Valledupar.
“Esta nueva manera de enfrentar el tráfico local se hará por proyectos, es decir, vamos a madurar en inteligencia en un determinado municipio, en la capital o en un municipio del Cesar, para identificar dónde están los cabecillas, dónde están los financiadores, dónde están las ollas, quiénes son los que los proveen y una vez esa inteligencia esté lista actuamos”, explicó el funcionario.
Aunque la Policía con apoyo de la Fiscalía montó varios operativos de allanamiento a la casa de los Arias Fernández, en el barrio El Pupo, nunca encontraron un solo gramo de droga en ese lugar.
Por Redacción Judicial / EL PILÓN
Una familia que se convirtió en leyenda porque durante dos décadas se dedicó al tráfico de estupefacientes en Valledupar, burlándose de las autoridades.
El negocio de la familia Arias Fernández no era un negocio cualquiera, funcionaba desde hace dos décadas y tenía una clientela fiel en su casa, ubicada en la carrera 28 con calle 18 del barrio El Pupo, al suroriente de Valledupar.
No les despachaban a desconocidos y el horario de atención era de cinco de la mañana a once de la noche, cumplido ese turno sus productos solo se conseguían en una calle cercana a la vivienda, con uno de sus trabajadores de confianza, y en casos excepcionales prestaban servicio a domicilio.
A diario tenían compradores que llegaban a pie, en bicicletas, motocicletas, vehículos de baja y alta gama, pero ninguno de los clientes entraba a la casa, solo se paraban en una de las dos ventanas y por una estrecha rendija entregaban dinero a cambio de pequeñas papeletas blancas.
Estos movimientos extraños hicieron que desde hace varios años las autoridades los tuvieran en la mira, principalmente la Policía que con sus investigadores estableció que esta familia en realidad manejaba uno de los expendios de marihuana, cocaína y bazuco con mayor movimiento de caja en la ciudad.
Aunque la Policía con apoyo de la Fiscalía montó varios operativos de allanamiento a los Arias Fernández, nunca les encontraron ni un solo gramo de droga en esa casa.
Uno de los investigadores del caso contó que hizo un recorrido por algunas viviendas vecinas para indagar sobre la familia Arias Fernández y lo único que consiguió fue silencio. También reveló que optó por abordar a los compradores y con ellos conoció detalles sobre la red de tráfico de drogas que se hacía llamar ‘Los Ñocos’, que para comprar el silencio de algunos de sus vecinos les pagaban las facturas de servicios públicos.
“Compro en una casa del barrio El Pupo desde hace un año, un amigo me llevó y me hice cliente”, indicó un sujeto capturado por la Policía el 21 de octubre del año pasado, al ser sorprendido con cuatro papeletas de bazuco.
Fue así como con la información suficiente sobre el modus operandi y la verificación de antecedentes judiciales de los integrantes de la familia, que el pasado 13 de enero la Policía Nacional con directrices de la Fiscalía 47 Especializada Nacional Contra el Crimen Organizado hizo una batida contra ‘Los Ñocos’.
Tremenda sorpresa se llevaron los policías acostumbrados a tumbar puertas en las diligencias de allanamiento, se encontraron con que la casa de ‘Los Ñocos’, a la que venían haciendo inteligencia desde el pasado 5 de noviembre, es un impenetrable búnker al que solo se puede acceder si quienes están adentro lo disponen. Las ventanas tienen vidrios blindados, reforzados con rejas de hierro, parecidas a las de una prisión de alta seguridad.
Los policías llegaron a las 4:45 de la mañana y luego de varios minutos de intentar ingresar a la fuerza, se resignaron y esperaron a que de adentro les abrieran la puerta. Al ingresar, capturaron a Keidys Patricia Arias Fernández, alias ‘La Mopa’, de 34 años, y a su hermano Julio César, de 33, quienes tenían orden de arresto emitida por un juez de control de garantías desde el 20 de diciembre pasado, como presuntos responsables de los delitos de concierto para delinquir y tráfico de estupefacientes. No es la primera vez que capturaban a Julio César, tiene reporte del 21 de febrero de 2011, con 1.102 gramos de marihuana cuando iba en una motocicleta y aunque por ese caso lo condenaron, pronto recuperó la libertad.
Otra sorpresa les dieron ‘Los Ñocos’ luego de una pesquisa por todos los rincones de la casa que se extendió hasta las 6:00 de la mañana, el único rastro de droga que encontraron fueron 540 mil pesos en efectivo, que se presumen eran producto del negocio. La suma estaba compuesta por un paquete con un billete de 50 mil, cuatro de 10 mil, 30 de cinco mil, 55 de dos mil; otro paquete con dos de 20 mil , uno de 20 mil, ocho de cinco, 46 de dos mil y ocho de mil pesos, el resto era en monedas de diferentes denominaciones.
“Existe un sifón en el baño bastante ancho, el tubo de desagüe, donde mientras ellos abren la puerta, pueden desaguar, echar o botar la droga en ese sifón que va al alcantarillado y así jamás se les encuentra droga en flagrancia”, explicó la fiscal del caso, que solicitó ante el Juzgado Segundo Penal Municipal de Valledupar con funciones de control de garantías, medidas cautelares sobre el bien inmueble de ‘Los Ñocos’ para posterior diligencia de extinción de dominio.
El mismo 13 de enero, casi que en simultánea, fue capturado en otra residencia del barrio El Pupo, Joiner Fabián Guerrero, de 24 años, señalado por las fuentes como ‘campanero’, encargado de avisar cuando los policías estaban cerca del búnker y evitar que los compradores se quedaran en la zona a consumir. Él es el único presunto integrante de la banda que no hace parte de la familia.
Hay declaraciones de testigos que afirman que la droga dosificada, empacada en bolsas plásticas y hojas de cuaderno, Joiner durante su turno callejero la ocultaba en basuras, ramas de árboles, contadores de agua y gas, para despistar a las autoridades.
“La familia Arias Fernández lleva varios años dedicándose al expendio de sustancias estupefacientes, ellos mismos se hacen llamar ‘Los Ñocos’, tienen anotaciones, capturas en flagrancia, antecedentes por tráfico de estupefacientes, su accionar está fuerte en El Pupo, pero sus tentáculos se extienden a los barrios Primero de Mayo, María Valeria, La Nevada, La Popa y Los Fundadores”, precisó la fiscal.
En el operativo que también se desplegó en el barrio Primero de Mayo no hubo capturas, mientras que en la urbanización Villa Dariana, al suroriente de Valledupar, si fue aprehendido Arnulfo Arias Fernández, de 30 años, hermano de los dos primeros capturados, quien asegura es comerciante de artículos agrícolas pero aparece en la investigación como alias ‘La Pulga’.
Aunque ‘La Mopa’ ya había sido detenida, ese mismo día la Policía con una orden, hizo allanamiento a su casa en el barrio Bello Horizonte, al noroccidente de la ciudad. Aunque no figuraba en la lista de ‘Los Ñocos’, allí fue capturado en flagrancia su papá, Arnoldo Manuel Arias Martínez, de 60 años, quien tenía en el interior de la nevera un paquete con 5.055 gramos de marihuana; mientras que en la alacena los investigadores encontraron 44 gramos de semillas de marihuana y 60 gramos de cocaína.
El hermano menor, Jaime Francisco Arias Fernández, de 27 años, alias ‘Jaimito’, también cayó en poder de las autoridades en el barrio El Pupo, mientras que el allanamiento realizado a otro expendio en el barrio María Valeria no dio resultados, porque el objetivo de las autoridades fue alertado y se dio a la huida.
‘El pez gordo’ de la Fiscalía, al parecer, había sido alertado y escapó, pero las investigaciones no se detuvieron y los funcionarios de policía judicial se desplazaron a la finca ‘La Laguna de Los Indios’, en el caserío La Bodega del corregimiento El Desastre, en zona rural del municipio de San Diego. A las 6:10 de la mañana inició el operativo en el predio donde se pondría fin a la carrera criminal de la cabeza de ‘Los Ñocos’.
Los policías rodearon la finca y escucharon el grito de una mujer, nada más y nada menos que la mamá de ‘Jaimito’, ‘La Mopa’, ‘La Pulga’ y Julio César, que salió corriendo hacia la maleza con una escopeta calibre 16 en la mano, y al ver que ya nada podía hacer para seguir huyendo se rindió, quedando en manos de las autoridades.
Se trata de alias ‘La Negra’, como es conocida Claudia Patricia Fernández Navarro, una sandiegana de 49 años, cabecilla de ‘Los Ñocos’, en un negocio ilícito que según las autoridades heredó de su familia.
“Lo que podemos decir es que esta banda tiene una tradición en Valledupar de cerca de 20 años, porque incluso desde su abuelo tenían esta actividad en diferentes barrios”, afirmó el comandante de la Policía en el Cesar, coronel Diego Hernán Rosero Giraldo, luego de que la mayoría de los capturados se declararan culpables al ser presentados ante un juez de control de garantías.
Las autoridades confían en que el imperio de ‘Los Ñocos’, que parecía invencible, vuelva a resurgir porque permanecerán un buen tiempo tras las rejas, puesto que a diferencia de las otras capturas en que eran judicializados solo por el delito de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes, ahora deberán afrontar cargos por concierto para delinquir y en el caso de la cabecilla tiene a cuestas las conductas punibles de porte ilegal de armas y de destinación ilícita de inmuebles como dueña del búnker.
“Aunque al parecer se desarticuló la banda de ‘Los Ñocos’ que durante 20 años hizo historia en Valledupar, hay otros expendios de drogas que siguen haciendo de las suyas en la ciudad, como el caso de ‘Los Grillos’ en el barrio El Carmen”, advirtió uno de los investigadores de la Policía.
Intervención especial
Aunque probablemente no conoció la historia de ‘Los Ñocos’, el pasado viernes, luego de un consejo de seguridad, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, anunció 120 hombres que durante seis meses harán una intervención especial contra el tráfico de drogas en Valledupar.
“Esta nueva manera de enfrentar el tráfico local se hará por proyectos, es decir, vamos a madurar en inteligencia en un determinado municipio, en la capital o en un municipio del Cesar, para identificar dónde están los cabecillas, dónde están los financiadores, dónde están las ollas, quiénes son los que los proveen y una vez esa inteligencia esté lista actuamos”, explicó el funcionario.
Aunque la Policía con apoyo de la Fiscalía montó varios operativos de allanamiento a la casa de los Arias Fernández, en el barrio El Pupo, nunca encontraron un solo gramo de droga en ese lugar.
Por Redacción Judicial / EL PILÓN