El control de los desechos tóxicos es un reto para los organismos ambientales, los mismos que tratan de crear conciencia sobre las consecuencias para los humanos que traen el mal almacenamiento o manipulación de los mismos.
En Valledupar, la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar puso en marcha un plan de concientización que busca crear componentes de recolección y disposición final de residuos tóxicos específicos como las bombillas ahorradoras.
El ingeniero agrónomo y especialista en gestión ambiental, Alex Ospino, explicó que “el equipo de trabajo de Corpocesar viene atacando los residuos domésticos en las comunidades porque la gente desconoce el tema. Hemos adelantado 27 campañas educativas en el área rural y urbana de Valledupar en donde recolectamos más de 3.100 kilogramos en residuos peligrosos, estuvimos en los corregimientos de Badillo y Los Venados y 18 barrios de la capital del Cesar en donde capacitamos 2.402 personas”.
“En el caso de las bombillas, hemos creado estrategias en diferentes puntos de Valledupar en donde hemos instalado contenedores para reciclarlas; respecto a las pilas o baterías y cargadores de celulares, estas las acumulamos en unas pimpinas, más que todo en colegios. También se utiliza una botella plástica para recolectar pilas pequeñas. La idea es que estos elementos después que cumplen con su vida útil pueden servir para nuevos productos”, explicó el funcionario de Corpocesar.
Las basuras o desechos tóxicos son aquellos que contienen sustancias, las que en grandes cantidades producen riesgos a los seres humanos, a los animales, a las plantas y a todo el medio ambiente.
“Los efectos dependen de la cantidad, del ritmo de liberación y del tiempo de permanencia en el medio ambiente”, aseguró el ingeniero químico, José Manuel Maestre Piñeres.
Volúmenes inmensos
La humanidad genera volúmenes inmensos y crecientes de residuos de todo tipo, cuya gestión se está transformando en uno de los mayores problemas que tiene planteada la sociedad moderna.
Sin embargo, un volumen significativo de residuos no puede ser reciclado ni reutilizado por motivos diversos: pueden ser materiales para los que no se encuentren usos adecuados en ese momento, o cuyo empleo represente un riesgo para la salud o para el medio ambiente. Estos últimos son los denominados residuos tóxicos y peligrosos.
Para el ingeniero industrial Eliécer Martínez Brochero, “ocurre que una vez tiramos a la basura llegan a los vertederos y estos metales, altamente tóxicos, se liberan al ciclo del agua a través de la lluvia o del gas producido al quemar la basura. El no reciclaje final de este tipo de productos produce un alto impacto al medio ambiente producido por los lixiviados, debido a que las pilas son arrojadas con el resto de los desechos domiciliarios, siendo vertidas en basureros ya sean a cielo abierto o a rellenos sanitarios”.
¿De dónde provienen?
Los residuos tóxicos más cerca de lo que muchos creen, se encuentran fácilmente en todo lo que se usa diariamente, como detergentes, residuos de materiales inorgánicos como las latas y plásticos.
Los computadores viejos están conformados por innumerables materiales contaminantes para el medio ambiente, porque contienen metales contaminantes como plomo, mercurio y cadmio.
Ahora, colocando el ejemplo de un simple celular móvil, incluye entre 500 y mil componentes; un monitor de computador de escritorio contiene un kilogramo de plomo; además, estos elementos electrónicos son diseñados de tal manera que se vuelven obsoletos en poco tiempo y pasan a ser basura o desperdicios electrónicos.
Como la materia prima en la elaboración de monitores es el plomo, este es perjudicial para la salud del hombre, es decir, que la exposición a este metal puede generar el deterioro intelectual del niño y dañar el sistema nervioso sanguíneo y reproductor en adultos.
Los trabajadores que utilizan plomo en procesos que requieren altas temperaturas, como la fundición de metales, están expuestos a humos con este metal que afecta directamente a todo el organismo. El cadmio, otro material o componentes utilizados en las baterías recargables de los computadores, también afecta al organismo del hombre como el riñón y hueso.
Numerosos productos de uso doméstico, una vez utilizados, o al concluir su vida útil se convierten en residuos peligrosos, que tanto por su composición, como su manipulación, tratamiento y disposición final pueden acarrear los más diversos trastornos ambientales, con sus consecuentes perjuicios en la salud humana.
Dentro de estos residuos peligrosos generados en el hogar se encuentran los residuos patológicos como vendas, algodones, jeringas, sabanas, remedios vencidos, restos de comida, etc., cuando se da la circunstancia de tener a un ser querido enfermo.
Otra serie lo constituyen las sustancias tóxicas y los envases que las contienen, los cuales son descartados una vez que su contenido se ha agotado como pilas y baterías, envases de insecticidas, herbicidas, pinturas y solventes, productos químicos de limpieza, etc.
Mala manipulación
Hay una serie de residuos domiciliarios que se transforman en peligrosos por su mala manipulación y disposición final por ejemplo: la quema de residuos plásticos generan una serie de sustancias tóxicas y persistentes como dioxinas y furanos en el ambiente, que la Organización Mundial de la Salud las cataloga como cancerígenos.
El manejo inadecuado de residuos peligrosos, como celulares y baterías, disminuye la calidad del ambiente por las afectaciones que genera en el suelo, aire, agua y especies animales, lo cual representa riesgo para la salud.
Estos productos al final de su vida útil generan peligrosidad, lo que lleva a que después de su recolección únicamente sean manipulados por el operador capacitado y autorizado para el manejo de este tipo de materiales para transportarlos y darles disposición final y segura.
Listado de algunos desechos peligrosos
-Líquido para frenos y baterías de vehículos
-Pilas
-Productos de belleza
-Pegantes
-Medicamentos caducados
-Pinturas
-Aerosoles
-Herbicidas, fertilizantes
-Insecticidas
-Residuos de litografías como tintas
-Desechos de carpinterías y plantas de tratamiento de madera.
-Aceites para automóviles
Las cifras
En Estados Unidos vale 2.200 dólares (cerca de 1.3 millones de pesos) deshacerse de una tonelada de desechos tóxicos. En Colombia no se puede hacer un cálculo de ese tipo porque no existen lugares públicos de alta seguridad donde una empresa pueda depositar sus residuos peligrosos, según publicó el diario El Tiempo.
Entonces, ¿a dónde van a parar? Como andan las cosas, bien podría haber sustancias tóxicas dañinas por supuesto para la salud cerca o debajo de espacios habitados.
Aún no se han registrado casos de esa envergadura, pero hay indicadores nada agradables. El primero es que en Colombia solo existen dos rellenos sanitarios mecanizados: Doña Juana en Bogotá (construido en 1989) y Curva de Rodas en Medellín (1988).
En otras ciudades como Manizales, Ibagué, Cúcuta y Popayán, hay planes inmediatos para construir uno. El resto del país simplemente bota toda su basura al río, caño o terreno baldío más cercano.
Reciclaje en Valledupar
Sobre el tema, el director de Interaseo en Valledupar, Cristián Martelo aseguró que la empresa no tiene la licencia para recoger y darle tratamiento a este tipo de residuos peligrosos, por eso es que en la carrera 11 con calle 16 permanece una serie de accesorios de computadores sin recoger.
“Nosotros no hacemos este tipo de recolección, en Santa Marta hay unas celdas de seguridad a donde van a parar este tipo residuos peligrosos”, explicó el ejecutivo además que en Valledupar se recicla un promedio de 10.500 toneladas de basuras ordinarias con más de 176 operarios.
Los computadores viejos están conformados por innumerables materiales contaminantes para el medio ambiente, muchos de ellos metales peligrosos como plomo, mercurio y cadmio.
En Colombia solo existen dos rellenos sanitarios mecanizados: Doña Juana en Bogotá (construido en 1989) y Curva de Rodas en Medellín (1988).
SABÍAS QUE
¿Sabías que en Valledupar no hay una empresa con licencia para recolectar y tratar materiales tóxicos peligrosos?
Por Nibaldo Bustamante
















