Las bandas insurgentes dejaron sin ‘memoria’ a muchos habitantes del Cesar, en el municipio de Curumaní, por ejemplo, un baúl con masacres, despojos y secuestros fue enterrado para nunca ser exhumado, pero un ‘fantasma’ aterroriza con sacarlo.
La población ubicada al sur del departamento, fue víctima del conflicto entre paramilitares y guerrillas de las Farc y el Eln, que pelearon el dominio por la Serranía de Perijá entre los años de 1995 y 2002.
De acuerdo con versiones oficiales, en esta región después de la bonanza marimbera de la década de los setenta, abrió camino a cultivos de coca, amapola y marihuana. En esta parte del Cesar, hacen presencia los frentes 59 de las Farc, el frente 6 de Diciembre del Eln y actuaba antes de su desmovilización, el bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia, Auc. Recientemente, las autoridades han detectado la aparición de bandas criminales asociadas al narcotráfico.
Uno de los recuerdos perennes en la memoria de Curumaní fue lo sucedido en julio de 1999. En esa ocasión asesinaron a la personera Municipal Numis Esther Camacho Sangregorio, y a cinco campesinos en un corregimiento del municipio.
Los expedientes de la Policía señalan que hacia las 9:30 de la mañana arribó a la residencia de la Personera en la Ciudadela Animito, el director de Sanidad, Alberto Ríos. El funcionario se movilizaba en un vehículo Renault 18, color amarillo, y en su interior iban cuatro sujetos que lo llevaron amenazado.
El vehículo fue estacionado frente a la vivienda, los sujetos preguntaron por la funcionaria. Ella se asomó por la venta y al ver que se trataba del Director de Sanidad salió a atender el llamado, pero cuando se disponía a abrir la reja del antejardín le dispararon.
Numis Esther Camacho, natural de Curumaní, murió en el instante. Ese mismo día del asesinato de la Personera de Curumaní, en el corregimiento de Nueva Esperanza, un grupo armado masacró a cinco campesinos luego de ser sacados de sus viviendas. También dos personas fueron asesinadas en la vía que de Curumaní conducía a Chiriguaná, a la altura del corregimiento de San Roque.
Tiempo para olvidar. Pero las víctimas no pueden quedar apartadas en ese conflicto armado, que en el Cesar son algo más de 220 mil de los seis millones de Colombia. Así lo confiesa el alcalde de la población, Jesús García Pedroso.
“Hace algunos años, después del 2002, las personas dejaban sus casas a cuidado de cualquiera sin nada a cambio, sin cobrar un arriendo, todo por la ola de violencia que golpeó a Curumaní desde 1995”, dice el mandatario del municipio que cuenta con 18 barrios, siete corregimientos y cinco invasiones.
La importancia de la Serranía de Perijá, vista en todo su esplendor desde Curumaní, radica en que conecta el nororiente del Cesar y sur de La Guajira con Venezuela y es utilizado para el tráfico ilegal de armas y droga, pasando por las zonas rurales de La Jagua de Ibirico, Becerril y Codazzi. Estas rutas son apetecidas por los grupos armados irregulares por la facilidad y posibilidad que tienen para aprovisionarse, llevar a cabo actividades relacionadas con el narcotráfico, el tráfico de armas, el cultivo de coca, y ahora la minería ilegal.
“El municipio se ha convertido en un corredor porque estamos en una parte cerca a la Serranía de Perijá donde se tienen indicios que hay cultivo ilícitos. En los últimos días logramos controlar una olla que había en el municipio y se logró capturar a cinco personas que ya fueron judicializadas”, señaló García Pedroso.
Para el Alcalde, mucha gente ha regresado al municipio después de la violencia que golpeó especialmente la zona de corregimientos y apartó la vocación agrícola del lugar. Y para tratar de recuperar la confianza entre las autoridades y la población, Jesús García indicó que ha sido un trabajo de varias administraciones, sobre todo desde el último cuatrenio en cabezada por Henry Chacón Amaya.
Paradójicamente Chacón junto al excongresista Miguel Ángel Durán Gelvis están prófugos de la justicia al tener una medida de aseguramiento de la Fiscalía 56 delegada ante el Tribunal Superior de Bogotá, por ser presuntos determinadores del delito de homicidio en persona protegida y del delito de concierto para delinquir agravado en la modalidad de conformación de grupos paramilitares.
“Hoy seguimos un plan de desarrollo, podríamos hablar que llevamos un 80% de ejecución y seguimos dándole obras y bienestar a la comunidad de Curumaní. En estos momentos tenemos muchas obras en ejecución que se han hecho entre convenios con el Departamento, inclusive la Nación”, aseguró el alcalde que tomó cargo el 19 de septiembre de este año.
Entre esas obras, García Pedroso resalta un coliseo cubierto para el corregimiento de San Roque por valor de 3.900 millones de pesos, de igual manera la adecuación del espacio público en todo el corazón de Curumaní por 2.900 millones, la construcción de 501 viviendas de interés social, la creación del Centro Nacional de Víctimas, que será inaugurado en los próximos días, entre otras.
Los perros se comen los muertos
La mayoría de personas asesinadas en Curumaní fueron llevadas al Cementerio Municipal, familiares y amigos creyeron que allí tendrían tranquilidad y podrían descansar en paz, pero no ha sido así.
En el camposanto, animales como perros, aves de rapiña y cerdos, se alimentan con el cuerpo de las personas fallecidas; el lugar está a cielo abierto y lleno de maleza.
Las tumbas y osarios que hay en el cementerio perdieron la protección debido a que las paredes se derrumbaron. Los visitantes al sitio pueden ver todo tipo de restos sin ninguna restricción.
“Este quizá es el lunar negro que tenemos en el municipio, ya hicimos un aporte a la Curia, encargada de manejar el cementerio, pero ahora estamos solicitando la ayuda de la comunidad para terminar los arreglos y adecuación del cementerio de Curumaní”, dijo el alcalde, Jesús García.
Esta situación preocupa a los habitantes del lugar, toda vez que hace algunos meses la administración departamental inauguró el polideportivo La Santísima Trinidad ubicado a escasos metros del cementerio.
El escenario cuenta con canchas de fútbol, microfútbol y baloncesto, parques infantiles y biosaludables, ciclovía, y otras cualidades que garantiza la integración de la comunidad curumanilense, pero que se ve empañada por la imagen donde reposan la mayoría de tumbas de la localidad.
Invasores piden espacio
Como en todo territorio golpeado por la violencia armada, la resurrección trae la llegada de población desplazada en busca de oportunidades.
En Curumaní, a la fecha existen cinco invasiones, una de ellas es Villa Cruz donde unas 60 familias esperan que el gobierno local ayude a legalizar un predio de seis metros de frente por 12 de fondo.
Carmen María Botello contó que la invasión nació en septiembre del 2013, “con familias que buscamos la ayuda del gobierno”.
“En mi caso somos seis personas, esta es una zona con problemas de alcantarillado, gas, electricidad y salud. Los residentes aquí son ciclotaxistas, obreros o albañiles”, aseguró la madre de cuatro hijos, a su vez anunció que solamente en octubre se conocieron más de ocho casos de dengue en las calles de la invasión, “eso nos preocupa, porque nos tocó ir al hospital para que vinieran a fumigar”.
“Lo único que pedimos es un espacio para vivir con nuestra familia, poder brindar un hogar digno para que nuestros hijos se motiven a estudiar y salir adelante”, recalcó Carmen Botello.
El Alcalde explicó “tenemos problemas con invasiones, pero en la mayoría de casos hemos conseguido acuerdos con las personas. La idea no es que hagan invasiones, si no que esas invasiones se reorganicen y las podamos incluir en nuestro plan de ordenamiento territorial para no tener ese desorden en el municipio”.
En la Alcaldía cursa un proyecto para brindar solución de acueducto y alcantarillado a los invasores de Curumaní.
“Ruta del sol preocupa”
“El tema de la Ruta del Sol es bastante complejo. Como municipio elevamos un pliego de peticiones a la Agencia Nacional de Infraestructura, porque el crecimiento del municipio ha sido gracias a la misma carretera principal, al colocar una variante como pretende el proyecto, obviamente que el comercio de Curumaní se vería afectado”, declaró el alcalde Jesús García frente a las quejas de muchos habitantes relacionado con el proyecto del tramo 2 de la Ruta del Sol.
“Nosotros somos la cabeza y cola del proyecto, pero ya venimos con indicios que se han presentado en la parte sur (Aguachica) y no han sido muy buenos, entonces no queremos esa situación acá”, recalcó el mandatario.
“El municipio se ha convertido en un corredor porque estamos en una parte cerca a la Serranía de Perijá donde se tienen indicios que hay cultivo ilícitos”: Alcalde.
Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
carlos.jimenez@elpilon.com.co
















